_Capítulo 8 _ Atención_

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¿Que cocinas?
¿Algo para mí?
Si, ¿Verdad?

El de piel blanca caminó en silencio hacia el brasileño sin hacer ninguna clase de ruido, listo para asustar a-

- Ya te ví -Sonrió el brasileño, de alguna manera siempre sentía que su novio estaba cerca- ¿Quieres probar?

- ¿Tu pija? Sí, sí quiero.

Río- Me refería a la sopa, no es momento de hacer el amor ahora. Toma, prueba, está rico -Tomó una cucharada de el... ¿Tuco? Que estaba cocinando y con cuidado se lo pasó a los labios de el uruguayo.

- Mmm... Picante -Habló en el idioma de su pareja, haciéndolo reír- Pero picante me gusta -Abrazó a su pareja por la espalda al verlo voltear, acariciando su estómago, deslizando su mano lentamente dentro del pantalón del de verde.

- Ay... Cariño, no ahora... Venezuela, Colombia y Ecuador llegarán pronto...

- ¿Eh?

- ¿“Eh” que? Te dije que los invité a comer.

- ¿Los... Invitaste a... Comer...? -Apretó la entrepierna de su novio como reflejo de sus celos.

- ... -Trató de reprimir el jadeo- Sí... Te lo dije ayer... Todos estamos algo conmocionados por lo de Argentina y Chile...

- Oh... ¡Claro! ¡Genial! ¡Exelente! ¡Voy a preparar la mesa para todos nosotros! No te preocupes, querido, yo arreglo todo. Vos cociná así como solo lo hacés vos -Besó la mejilla del confundido brasileño y, tras la lavarse las manos, comenzó a poner 5 platos en la mesa, 5 vasos, 5 pares de cubiertos, etc, etc.

Perú tendría que esperar, iba a matar a uno del trío en su propia casa en frente de sus hermanos y su novio.

Oh, pero no lo mataría así como así, primero se la tendría que ingeniar.

Y ya tenía el plan perfecto.

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- ¡Venezuela! ¡Ecuador! ¡Colombia! ¡Bienvenidos! ¡Pasen! -Dijo contento haciéndose a un lado para dejar pasar a los hermanos, con su tontito de amigo falso, mostrando los dientes- La comida todavía no está, Brasil dice que para cocinar hay que tener... Paciencia... ¡Y yo soy todo lo contrario a eso! Por eso siempre mi comida sale cruda, jaja, no me dén bola. Siéntense, siéntense, ¿Quieren algo de tomar? Tengo jugo de naranja.

- Yo quiero jugo -Colombia sonrió viendo al país que había enamorado a la persona que él quería.

- ¡Yo igual! -Dijo Ecuador sonriendo.

- ¡Bien! ¿Puedes acompañarme? No quiero volcar nada -Ecuador sonrió asintiendo caminando junto con Uruguay a la cocina.

- Oiga, ¿Y Brasil?

- A de haber ido al baño... Ahí en la heladera está la jarra de jugo.

- Claro, con permiso -Abrió la puerta de la mantenedora de alimentos fríos y sacó la jarra de jugo- Oiga, mi niño, ¿Cómo lo lleva la muerte de Argentina? No es por entrometido, solo tenía curiosidad...

- Ah, no me importa mucho... Argentina siempre me tapó, así como Venezuela y Colombia te tapan a vos -Sacó los tres vasos de vidrio y lo puso sobre la mesa, sirviendo jugo en estos

- ... ¿A qué se refiere? -Rió nervioso.

- Argentina era tremendo hijo de puta, Entendés, ¿No? -Miró a Ecuador- Digo, vos y yo nunca importamos mucho... Cuando mat-... Ah... Cuando Argentina se murió, a mi me empezaron a prestar atención. Si Venezuela se muriera, ¿Vos no tendrías más atención de Colo para vos?

- ... Parce, me asusta... Voy a llevar el jugo... -Tomó los tres vasos como pudo y lo llevó al living, dándoselos a sus hermanos, mirando de reojo al Uruguayo quien sonreía tomando de su vaso de jugo de naranja.

«Asesinatos Safas»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora