20Capítulo

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La mesera del lugar le lanzaba miradas vivaces a Cal, incluso al preguntar sobre lo que ordenaríamos, no se resistió en usar un tono lascivo con él. Por mi parte solo admire su cuerpo, era una bella mujer, tez bronceada, cabello rubio, ojos verdes, figura esbelta, pero como nada puede ser perfecto, era demasiado escurridiza para no importarle coquetear a un hombre que cenaba junto a una chica en un espacio casi privado, ya que nuestra mesa estaba alejada del bullicio. Al irse meneando las caderas, frustrada porque Cal no le prestaba atención, me fije en su rostro nuevamente.

Como si hubiera pasado una década sin verlo, no podía apartar la vista de él. Comparaba mis recuerdos con su apariencia actual, viendo si algo estaba mal, me pregunte porqué se había vuelto más delgado, también donde había estado, pero todas mis dudas fueron echadas por la borda cuando me atreví a preguntar.

–¿Dónde estuviste? –Cuestione sin molestarme en saludar.

–Nada interesante, solo aquí y allá –Respondió luego de un largo silencio.

–Solo aquí y allá... –Repetí asintiendo, me la pasé tres años preguntándome donde diablos estaba y su respuesta era esa.

–Así es, ¿Qué tal la universidad? ¿Te está yendo bien?

–Sí..., ¿por qué desapareciste, Cal? –Necesitaba respuestas, yo sabía que él en aquel tiempo me quería, pero solo me dejo ir sin más y eso realmente me frustraba.

–Silver, no quiero hablar de es-

–Entonces, ¿solo suponías que nos encontraríamos aquí y yo no haría ninguna pregunta? –Desvié la mirada con ironía.

–Cuando esté dispuesto a explicarte todo, lo haré...ahora solo quiero disfrutar este momento, no sabes cuánto luche conmigo mismo para que esto no ocurriera, pero aquí estoy, dejándome llevar por este sentimiento tan asfixiante...–Menciono mientras pasaba una mano por su rostro, dejándolo enrojecido. No supe que responder, no sabía a qué se refería con ese sentimiento asfixiante, me pregunté si fue lo mismo que me dio largas noches de vigilia.

–Yo...te extrañé, fue frustrante cuando no pude contactarte, cuando ni siquiera padre me daba información de ti...por eso ahora, tengo un montón de dudas en mi cabeza, realmente te extrañe mucho.

Sus silencios me hacían querer morder mis uñas de nerviosismo, estaba claro que yo era la que había decidido acabar con nuestra situación, pero como siempre, uno como mujer es estúpida por pensar que un hombre ira tras ella, y en realidad, ellos son muy idiotas para intuir que eso queremos o su orgullo no les deja, y viceversa.

–Cambié mi número, tampoco le dije a Gabriel a donde iba –Respondía sin prestarle atención a lo último que dije.

–¿Por qué quisiste verme?

–No podía sacarte de mi cabeza –Dijo con su sonrisa ladeada, haciendo que mi corazón diera un brinco.

Toda la impotencia que sentía hace un minuto, había desaparecido. Esas seis palabras eran suficiente para calmar mi abatido corazón, olvidando por un momento lo que había dolido su ausencia.

–No te vuelvas a ir por favor –Al mencionar eso, sus labios se apretaron al igual que su puño sobre la mesa. El miedo recorrió mis venas.

Ambos no mencionamos algo más cuando vimos a la mesera traer lo que ordenamos, mi plato tenía una pasta que se veía excelente a la vista. Comencé a comer, recordando con una sonrisa la última vez que comí algo junto a él, recordaba que ese día no fue el mejor, ya que por su atención en el celular me molesté. Eso me llevo a preguntarme si había estado con alguna chica en este tiempo, era obvio que sí, Cal era de los que se acostaba con muchas, pero me refería a tener una relación amorosa con alguien. Esperaba fielmente que no fuese así, porque sí no, no tendría oportunidad de quedarme junto a él.

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