NOTA DEL AUTOR: Si no han visto THE SHORT HISTORY OF THE LONG ROAD les recomiendo verla, no hay mayores spoilers (si hay alguno que otro) en la historia, pero así entenderán mejor muchas cosas.
Mi nombre es Nola Frankel, tengo 18 a... bueno, tengo diecisiete y medio, aunque no lo crean vivo sola en una camioneta, es hermosa, tiene suficiente espacio y puedo ir a donde quiera, fue lo único que me quedó cuando papá murió el año pasado. Aunque quise ir a buscar a mamá, al final me di cuenta de que era una mala idea.
He hecho amigos a lo largo del camino y aunque no es fácil ser una chica y estar sola, he sabido librarme de los peligros, hoy estoy en Portland, Oregón... si yo sé... no es nada fácil... por fortuna he podido conseguir trabajos y hacer algún dinero para combustible y algo de comer... a veces... hago algo que papá me enseño a hacer y eso es quedarme en casas donde no hay nadie, así al menos cambio un poco el ambiente de la camioneta. Hoy estoy otra vez en una piscina, el agua es tibia y no se escuchan muchos ruidos alrededor, aunque quisiera quedarme varios días papá siempre dijo que dos ya eran demasiado.
Así, a la mañana siguiente Nola se levantó, recogió sus cosas, entre ellas la botella que había convertido en lampara y que era su inseparable compañera en las noches sin importar donde fuera que durmiese. Una de las cosas que Nola descubrió es que aquella casa no pertenecía a una familia que hubiera sido desposeída por no haberla podido pagar o algo así sino a una familia que se había ido de vacaciones a alguna parte, su estomago le recordó que no había comido nada desde el día anterior y superando la vergüenza que sentía al hacer aquello, se preparó el desayuno con lo que hubo encontrado en la nevera y, después de haber limpiado todo y dejado hecha la cama de la habitación donde había dormido (supuso que era la habitación de la hija adolescente de la familia por la decoración además de que vio en la pared un diploma con el nombre de aquella chica: Sydney Reynolds) iba a salir por la puerta cuando escuchó una voz detrás de ella.
-No quieres llevarte un sándwich para el camino?
Nola volteó sin poder moverse del sitio en que estaba, allí, en la puerta de la cocina estaba una mujer de cabello canoso que le sonreía amablemente.
-Yo... es... bueno... yo lo siento... puedo pagar por lo que me comí y...
La mujer se acercó a ella y sonrío.
-Soy Judy, la habitación en la que dormiste es de mi nieta, Sydney, te vi dormida anoche cuando llegué.
Nola estaba confundida, en cualquier otro caso si alguien la hubiera descubierto habría llamado a la policía y ella habría terminado en una correccional o algo peor.
-Por... porqué no llamó a la policía o algo? – preguntó la adolescente
-Porqué habría de hacerlo? Tu necesitabas un lugar donde dormir y algo de comer, eso no es un delito.
-Pero... entré a su casa y...
-Ven siéntate – dijo aquella llamándola al sofá.
Allí la mujer le pidió a Nola que le contara el porqué de sus acciones, de más está decir que la conversación terminó en lagrimas conforme iba relatando sus vivencias en el camino, el fallido encuentro con su madre y su vida viajando y viviendo en la camioneta que ahora era suya.
-Lo siento, creo que ya... ya debo irme...
La mujer sonrío y luego de regalarle algunas prendas de ropa de su nieta y darle algunos alimentos para el camino, la vio partir hacía un nuevo destino, Nola sonrío mientras sentía el aire en su rostro, había tenido suerte, ahora tenía cobijas nuevas, unos jeans que le habían encantado, y además comida para algunos días. Pero también sabía que no podía abusar de esa suerte y, la próxima vez que fuera a entrar a alguna casa, debería tener más cuidado, esta vez se topó con una mujer que la trató con cariño y afecto, pero eso no sería siempre así.
Viendo que la noche se cerraba sobre ella y sobre la carretera decidió buscar un lugar donde pasar la noche, sacando la camioneta de la carretera se detuvo en lo que le pareció un buen lugar, una vez se cercioró de que todo estuviera bien decidió comer algo, revisando los paquetes que aquella mujer le hubiera dado encontró algunos sándwiches, galletas, algunos jugos y golosinas, tomando un poco de todo desplegó la cama en la parte de atrás de la camioneta y se dispuso a comer mientras leía uno de los libros que también le había regalado pues notó que mientras había estado en la habitación de Sydney, aquello le recordó parte de lo sucedido en aquella casa.
-Quiero te que lleves esto y estos libros para que sigas estudiando.
-Pe... pero esto... esto es mucho... yo no puedo...
-Nola, anoche, antes de irte a dormir, te vi estudiando en estos libros, Sydney ya está en otro grado y no los necesita, tu eres una chica inteligente, acéptalos.
Sonriendo la joven tomó el paquete de libros y lo llevó a su camioneta. En el presente estaba comiendo cuando vio una nota en el paquete que había abierto: "Si necesitas algo, no importa lo que sea, llámame" y el número de teléfono de la abuela de Sydney. Con todo aquello en mente Nola se fue quedando dormida.
La joven dormía profundamente cuando unos golpes en la ventana de la camioneta la despertaron, además de una voz que exigía saber quien estaba en ella, en la prisa por bajar de la cama no cayó en cuenta que su pie golpeó un compartimento que desconocía que existiera y que de aquel cayó un sobre lacrado, al bajar abrió la ventanilla y vio a un oficial de policía.
-que... que ocurre?
-Se encuentra bien señorita? Salga por favor.
Nola esperó en silencio mientras el oficial revisó su licencia de conducir y la solvencia de la camioneta, al cabo de unos minutos y habiéndose cerciorado de que todo estuviera en orden la dejó ir advirtiéndole que aquel lugar no era apropiado para detenerse a pasar la noche.
-yo... yo lo siento... no volverá a pasar...
Decidida a no meterse en problemas entró en la camioneta ignorando el cataclismo que se venía en su vida pues, al ir a plegar la cama vio el compartimiento que accidentalmente abrió con el pie y el sobre que cayó de aquel. Mientras desayunaba decidió abrirlo y lo que encontró adentró la dejó helada: era una foto de su madre, pero en brazos no había una bebé, había dos.
-que... no... no esto no puede ser...
Pero también encontró dos certificaciones de nacimiento, una con su nombre y otra con el nombre de Maya Penélope Frankel. Además, encontró un documento más, una carta de una mujer cuyo nombre era Katy Hart quien le escribía para contarle como Maya era una chica fuerte, estudiosa y que vivía en Nueva York, y una fotografía... si la chica del retrato no hubiera tenido el cabello rubio habría pensado que era ella misma. Poniendo todo de vuelta en el sobre se quedó pensativa por casi una hora mientras trataba de entender y entenderse, de haberse sentido sola en la vida ahora había descubierto que había alguien más, una hermana, una hermana gemela y no solo eso, sabía donde podía encontrarla, la pregunta que debatía en su menta era: ¿debía ir a buscarla?
Continuará...
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Girl Meets The Long Road
General FictionUn día estás sola andando por la vida y al otro descubres que tienes una hermana gemela que así como tu, ignoraba que existías, es una buena idea ir a buscarla y tratar de tener una familia?