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Lily estaba sentada en sus piernas y él la besaba.

—Perdón por la interrupción — me disculpé, el arqueó su ceja.

—¿Tienes algo que decirme? — preguntó

—Yo... — pensaba en que decir, vamos, cualquier cosa estaría bien — quería ver si... ¿Ya pidió su comida?

—No, no lo he hecho, esperaba que tu lo hicieras— respondió bastante seco.

—Bien, nuevamente lo siento —Lily rodó los ojos y ambos siguieron en lo suyo.

Apenas salí de la oficina comencé a llorar, fui corriendo a mi lugar. Mi rimel se corrió por mis mejillas.
Me sentía tan mal pero no podía dejar que eso me afectara, tal vez me ilusioné demás. Al fin y al cabo el era.

—Mi jefe...— susurré

Me sequé las lágrimas y comencé a hacer mi trabajo. Al llegarse mi hora de comida bajé primero a recibir el almuerzo de Tony y después yo me fui al café donde trabajaba Chris.

Caminé unos metros hasta llegar, abrí la puerta y sonó la pequeña campanilla que estaba en la entrada.

—¿Que puedo ofrecer... Oh _______ ¡Eres tú!. Te ves horrible ¿todo bien? — se acercó

—Tu hablas sin pelos en la lengua siempre ¿verdad?— reí

—Eso parece, siéntate. — eso hice — dime que puedo ofrecerte.

—Damé un café vainilla francesa y un rollo de canela. —él anotó en su pequeña libreta

—¿Para llevar? — preguntó

—No, comeré aquí. — Sería bueno tardarme para no ver la cara de Lily, mucho menos la de Tony.

Minutos después Chris llegó con mi pedido.

—Tu mirada se ve perdida ¿estás bien? — se sentó

—Solo hay problemas en el trabajo — sonreí — nada fuera de lo normal — le di un sorbo a mi bebida. Él tomó mi mano.

—Sé que lo resolveras— yo me sonrojé bastante y solté una risilla.

—Gracias — la campanilla de la puerta sonó.

—Buenas tardes ¿qué puedo ofrecerle? — Chris se puso de pie.
Cuando volteé a ver de quien se trataba yo casi me ahogaba con mi pan.

—Señorita Pines, no esperaba verla aquí — Me sonrió

—Vine a comer algo ¿necesita ayuda? —Respondi

—La verdad no, pero Lily quería algo ¿no es así? — Apenas la mencionó yo rodé los ojos.

—Si, así es— ella fue a él mostrador y yo seguí comiendo

—¿puedo? — indicaba la silla

—Adelante — se sentó

—La noto algo molesta ¿pasó algo con mis citas? ¿La computadora falló? — comenzó a preguntar y yo no hallaba la manera de que dejara de hablarme.

—No es nada de eso. Ya que no puedo comer sola me iré a trabajar. Tenga lindo día — salí del establecimiento y el se me quedó viendo.

Suspiré y caminé hasta el edificio. Subi en el elevador y apenas entré recibí un mensaje de mi abuela.

Abuela: Hija, tal vez hoy por la noche vaya a México otra vez. Pasaré un par de días allá y luego volveré.

Yo: te acompañaré al aeropuerto. No te preocupes.

Be Mine ll Tony López y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora