Capítulo 9

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AVISO CONTENIDO ADULTO 18+

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Su camisa fue abierta y una cálida mano se deslizó sobre su piel. —Tan suave.

Dejó escapar el aliento, dejándose llevar por las sensaciones. — Tan cálido. Zee.

—Debes decirme si deseas que me detenga, Saint. —Una de sus tetillas fue acariciada.

Tembló al sentir como la sensación atravesaba su cuerpo como si se tratase de un choque eléctrico. —No te detengas.

—Sí, mi belleza. —Una y otra vez fue tocado y acariciado.

Correspondió a cada una de esas caricias, gritos escapándose de sus labios.

—Eres una adicción.

—Soy tuyo, —murmuró, sus ojos moviéndose sin cesar ante las caricias.

—Sí, mío, y yo soy tuyo. —La mano de Zee se deslizó y tocó su dureza, el pulgar acariciándolo.

—¡Zee! —Susto y placer pasaron por su cuerpo, sonidos incoherentes escapaban de su garganta.

—¿Detente? o ¿más?

—No te detengas, por favor. —Sus caderas se levantaron, buscando más placer.

—Quiero piel, Saint. Quiero sentirte.

Asintió. —Sí. Oh, Zee, por favor, te deseo tanto. —Tanto que no sabía ni como decirlo, pero su cuerpo sabía instintivamente lo que deseaba, lo que necesitaba.

—Todo lo que soy, rezo para que eso sea suficiente. —Los dedos de Zee abrieron sus pantalones y se introdujeron para tocarlo.

Sus dedos se enterraron en los hombros de Zee, buscando sostenerse mientras sus caderas se movían descontroladamente, buscando la mano de Zee. —¡Oh! ¡Es demasiado!

—Respira. Respira. Te tengo, te tengo. —Esa mano se movió sobre él, acariciándolo.

—Zee. ¡Yo! ¡Oh! —Sus caderas convulsionaron, su cuerpo entero tembló, sus ojos se movieron mientras un fuego era expulsado de su cuerpo.

—Sí, belleza. —La voz de Zee sonaba... sorprendida.

Tembló, enterrando su cabeza en el pecho de Zee. —¿Está bien?

—Está más que bien. Mucho más.

Suspiró aliviado. Se había sentido tan bien. —¿Podemos hacerlo otra vez? —pregunto, volviendo a ver en dirección al rostro de Zee.

—Una y otra y otra y otra vez. —Zee lo besó, su lengua deslizándose sobre sus labios.

Sonrió y ronroneó como un gato, presionándose contra Zee y frotándose. Se sentía tan bien.

—¿Feliz? —La voz de Zee se deslizaba por todo su ser.

Asintió y sonrió. —Lo estoy. ¿Qué hay de ti? —Preguntó mientras se sentaba—. ¿Qué hay de ti? ¿Sentiste la misma clase de placer? —

No sería justo si él era el único que la experimentaba.

—Fue muy placentero, tocarte. —Zee se acercó, sintió una cálida y firme dureza contra la suya.

Bajó una de sus manos, sus dedos deslizándose sobre la calentura de Zee, memorizando su forma, como se sentía tan similar a la suya, solo que más larga, a pesar de estar cubierta por la ropa de Zee.

—Oh, oh, Saint. No... no te detengas, por favor. Ha pasado tanto tiempo...

—No lo haré, —prometió, dispuesto a hacer esto por siempre si era lo que Zee necesitaba.

Continuó explorando la forma y la temperatura durante un momento más y luego comenzó a desatar las cintas de los pantalones de Zee, dejando escapar el aliento cuando sus dedos entraron en contacto directo con la dureza de Zee. Incluso había cicatrices en ese lugar, pero la longitud estaba completa, dura y caliente contra su mano.

Saint gimió suavemente. Tanto dolor. Pero ahora podía darle placer a Zee. Envolvió su mano alrededor del miembro de Zee como si se tratase del suyo propio.

Zee gimió, el sonido lo llenó de deseo. —Sí, por favor.

Movió su mano de arriba hacia abajo, sintiendo como algo en su interior reaccionaba con lo que le estaba haciendo a Zee, su propio miembro se estaba endureciendo otra vez. Los labios de Zee eran tan suaves, estaban tan hambrientos y se movían contra su piel.

—Es tan grande, —gimió, lo que sentía era enorme e insoportable.

—Para ti. Por favor, belleza.

—Lo que sea, Zee. —Abrió su boca, rogando sin palabras por un beso, su mano aún se movía.

Obtuvo ese beso, la lengua de Zee lo penetró, tomándolo.

Abrió su boca lo más que pudo, permitiéndole la entrada a Zee, su cuerpo entero estaba lleno de vida, respondiendo a los besos y caricias de Zee con su propio cuerpo. Las caderas de Zee guiaron ese largo peno hacia la palma de su mano, la punta dejando rastro de un líquido caliente.

—Te sientes tan bien, Zee, —murmuró, su mano apretándole.

—¿Si? ¿Te gusta? —Zee lamió su garganta, su mandíbula.

Asintió. —El tocarte se siente tan bien, incluso adentro de mí.

—Tus manos se sienten tan bien. —Las palabras fueron dichas entre jadeos, casi gruñidas. El sonido lo hizo temblar, sus ojos se movían sin control.

Los labios de Zee rozaron su hombro, su cuello. —Cerca.

—Sí, se siente bien. —Lo acarició con mayor intensidad, su mano moviéndose rápidamente, estaba casi sin aliento.

Podía sentir como la pasión se acumulaba, podía sentir como el miembro de Zee se tornaba incluso más duro. Luego la calentura que fue expulsada sobre sus dedos era resbaladiza y embriagadora, dejó de mover su mano.

—Oh, oh, Zee. Te di placer. —Era casi mejor que su propio placer.

—Oh, sí, me diste mucho.

—Bien. —Enterró su rostro en el pecho de Zee, sus brazos envolviéndolo y abrazándolo. Le encantaría quedarse aquí, en este lugar, por un largo tiempo.

Las manos de Zee lo envolvieron y abrazaron fuertemente. — Sí, muy bien. —Oh, le encantaba el sonido de la voz de Zee después del placer.

Se frotó perezosamente contra el cálido cuerpo, sus ojos cerrándose.

—Descansa, mi belleza. Cenaremos frente a la chimenea. —Podía escuchar los latidos de corazón de Zee, eran fuertes y estables debajo de su oído.

—¿Cuándo hablaras con mis padres? —preguntó. No quería pasar más tiempo del necesario sin saber si podía quedarse por siempre con Zee.

—No viajo por la noche. Enviaré a un mensajero para avisarles que iremos a hablar con ellos por la mañana.

—Y entonces seré tuyo. —Podía vivir con eso.

—Hasta el fin de nuestros días, sí.

Hasta el final de sus días. Le encantaba el sonido de eso. Se arrulló felizmente, acomodándose sobre el cuerpo de Zee, en el hombre de la voz de las enormes alas negras.

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Gracias por sus votos y comentarios, me encanta leerlos y saber lo que opinan de la historia.

Nos leemos el miércoles. ;)


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