ੈ ☪ ‧₊˚ ┊͙ alfa.

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Capítulo dedicado a LaMejorLetraBv

El auto negro deportivo se detuvo en el pequeño estacionamiento del establecimiento de azar, ambos policías bajaron de un salto, Viktor estaba realmente inseguro de si entrar era seguro. Mirando la amplia espalda del alfa puro que comandaba sus pasos de manera silenciosa, sus zapatos grises torciendo su caminar indeciso por breves instantes, viendo a través de sus gafas a los alfas que cuidaban el lugar parados ambos a los costados de las grandes puertas doradas.

Eran las 9 p.m. una hora en la que la ciudad empezaba a descansar de sus formalidades, y muchas personas -en su mayoría alfas y betas- iban a lugares para pasar el rato. Como el casino, por ejemplo.

Su azulada mirada se dirigió a las de los gorilas en frente suyo, sintiendo su pesada mirada cuando paso rápidamente por sus lados. No entendía como demonios Jack no se había percatado de su situación o si la estaba ignorando, eso le estresaba demasiado, el no saber que coño pasaba por la cabeza del americano.

Decidió que iría a la barra al ver al mayor entrar a sus anchas en el lugar, que estaba medianamente lleno. Muchos omegas acompañaban a los grandes jugadores, eso tranquilizaba su ansiedad, podía trabajar con esos olores. Solo debía aguantar un poco más y todo acabaría.

Pidió un vaso de agua, siendo atendido de inmediato por el beta que estaba más que acostumbrado a la presencia de ambos agentes de la ley, quienes siempre venían a gastar el sueldo. Aunque al superintendente nunca le iba tan bien como quisiera, la historia de Volkov era otra.

— ¿Preparo la aspirina? — susurro tranquilo mientras limpiaba un vaso, dejando que los demás clientes tomaran lo que se les antoje en la barra.

El ruso asintió viendo al beta poner ello en su bebida, este salto del banquillo de inmediato y con una mirada agradeció al barman, quién sonrió de vuelta. Se escabullo en dirección al baño, Greco había conseguido unos supresores ordinarios, no tenía idea si ayudaría o era joderse más el hígado pero no temía probar una vez más en su vida, ojalá esta vez hiciese algo de efecto.

Suspiro con resignación al entrar al lugar, tomando el supresor sintiendose igual de caliente y húmedo, maldiciendo tomó otro. Pero no hubo efectos, juro en ruso tan harto de su condición. Sus manos se apoyaron en la cerámica fría que había frente a un impecable espejo, el ambiente allí parecía tan normal pero su interior era una verdadera catástrofe.

Su entrada estaba empezando a expulsar el lubricante natural, y sus piernas temblaban ante ello, miro su reflejo, parecía en orden. Su mirada fría y calculadora, las gafas escondiendo aquel atisbo de desespero en sus zafiros.

Los ojos son la ventana del alma.

Gimio bajo al sentir su celo en oleadas, no eran fuertes, aún. Su mano cubrió su frente que tenía algo de sudor, dolía como un demonio, su parte animal que tanto tiempo había estado reprimida experimentando la ligera libertad que permitía por su ineptitud.

Un chorro de agua fría se escucho en el lugar, llevando un poco a su cuello y nuca, realmente ansiaba el frío de su sola compañia. No necesitaba a nadie en su vida, ni siquiera a su lado más salvaje. Solo necesitaba pensar.

Pensar. Pensar. Pensar.

Y habria seguido martillando su cabeza contra sus instintos, pero, su celular vibro en su bolsillo gris, el nombre de Conway brillando en su pantalla.

Lo apagó y suspiro saliendo del lugar, sin remediar en que un par de oídos curiosos habían descubierto al comisario de la ciudad en una situación.. extraña para un delta.

𝐁𝐈𝐓𝐄 ミ volkway Donde viven las historias. Descúbrelo ahora