ix. regulus's picnic

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1975 ― Cuarto Curso

— Solo dinos adónde vamos, siento como si me estuviesen secuestrando, y soy muy genial para eso. — le dice Sirius a su hermano menor, que los sacó del colegio con urgencia pero lleno de misterio. Era en definitiva algo importante, los mellizos lo sabían, pues Regulus acostumbraba a ignorarles y pretender que no existían, apenas y les miraba a los ojos en los recesos.

— Bien, solo quería tener un pequeño picnic con mis hermanos en el último día de clases, eso es todo. Pero al parecer ni siquiera eso puedo hacer, ¿no?

— Pues esta es una forma muy sospechosa de invitarnos. — comentó Selene, hablando por primera vez durante todo el camino.

— Eres el peor mentiroso que he visto, de verdad. Te conozco como a la palma de mi mano, solo escúpelo de una vez antes de que me arrepienta de haber venido. — Regulus pone los ojos en blanco, para que un segundo después su semblante se volviese serio y no tan sarcástico como era siempre.

— Le escribí a Andy, recibí su respuesta esta mañana — miraron al menor con intriga, sin ver ningún problema en lo que dijo, pero claramente lo había. Negó con la cabeza. Sin volver a hablar, sacaron la manta de la canasta y se instalaron en el suelo, con unas tartas de frambuesa y jugo de calabaza en botellas preparadas por los elfos, aquella iba a ser la última vez que comieran alimentos tan deliciosos en lo que parecía un largo tiempo. Por mucho que Walburga lo intentara, nunca llegaría a cocinar tan bien como lo hacían los elfos domésticos. Y Kreacher solo cocinaba bien para el "amo Regulus".

— No hablen hasta que termine de leer, les explicaré luego.



A mis queridos primos:

Sé que no han recibido noticias mías desde hace mucho, nunca fue mi intención que se preocuparan. Lo siento mucho, pero no estoy escribiendo para contarles cómo va mi día, en realidad, quiero advertirles. Y si tengo suerte, esto llegará antes de que bajen del tren. Las cosas se están poniendo realmente extrañas en casa, y no en el buen sentido de la palabra.

Se los ruego, por favor, no vuelvan a la Mansión Malfoy ni intenten relacionarse con ellos de ninguna manera, o enfrentarán una fe que podría traer la muerte y desgracia a sus vidas. No solamente por ustedes, sino también por sus amigos y cualquier persona que conozcan. Es nuestro deber como privilegiados protegerlos de lo que viene, Reg entiende de lo que hablo. Yo misma he hecho cosas de las que ahora me arrepiento profundamente por estas personas, así que lo mejor es que los eviten a toda costa, antes de que terminen como yo.

Me temo que no llegaré hasta el año que viene, así que probablemente huiré. Hace un tiempo les confesé que tenía a una persona especial en mi vida, y que ni mis padres ni mis hermanas podían descubrirlo. En aquel tiempo pensaba que algún día se los diría y con orgullo me entenderían y apoyarían, pero ahora me doy cuenta de que fui una tonta, en nuestra familia eso no es posible y nunca lo será. Tengan por seguro que no me rendiré. Mi historia de amor seguirá, aunque con un final amargo. No sientan lastima por mí, porque yo no lo hago.

Algún día encontraremos paz en nuestras vidas, esa es una promesa. Pero por ahora lo único que tenemos es a nosotros mismos, y eso nunca cambiará.

Haré lo mejor que pueda para que nadie pueda encontrar esta carta, y espero que ustedes también.

Con amor,

Andromeda (T♥)



Pasaron unos segundos en silencio luego que el niño terminará de leer. Los tres deseaban estar junto a su prima para poder abrazarla y decirle que todo saldría bien, pero nadie lo dijo. La unión de ellos iba mucho más allá de simplemente llevarse bien y bromear sobre cosas que sólo ellos entendían, eran hermanos, aunque eso no fue lo que la sangre quiso.

— ¿Qué demonios está pasando? — preguntaron los mellizos al unísono, lo cual hubiese sido raro en otra situación, e incluso hubiesen soltado algunas carcajadas incómodas, pero aquello era lo que menos les preocupaba en ese momento. Solo necesitaban que alguien les aclarara la vista. Regulus suspiró.

— Los rumores son ciertos, hay un hombre que quiere terminar con el mundo muggle y los sangre sucia. Es muy poderoso, y usa magia oscura. Hay muchas familias de sangre pura involucradas, incluso de otros continentes, es todo un complot para asesinar personas inocentes. Creo que... Creo que Bella es una de sus seguidoras más fieles.

— No puede ser.

— Yo también desearía que fuera una broma, pero solo mira a Regulus, no lo es. Tenemos que admitirlo, siempre supimos que iba para ese camino. — las memorias de sus niñeces cruzaban intrusas por sus mentes, podían ver las fotografías y momentos sin estar mirándolos, como si volviesen a vivirlos nuevamente. Oh, cuanto extrañaban a la antigua Bellatrix Black, la que se divertía junto a ellos a pesar de sus opuestas ideologías, aquella que con su humor extraño y extremo los hacía reír hasta que tenían que agarrarse las barrigas. Aquella, que aunque nunca llegó a admitirlo, tenía cierto aprecio por sus primos.

— ¿Creen que ha...? — pero Selene no se atrevió a decir las palabras siguientes, esas malditas palabras que lo cambiarían todo, esas que terminarían con cualquier esperanza que aún le quedara. Ella se preguntaba si había matado o torturado a alguien, y sus hermanos lo sabían.

— No hay manera de estar seguros, aún son muy clandestinos y tratan de estabilizarse antes de atacar masivamente, pero no faltará mucho para que comiencen. Solo algunos saben el nombre de su líder, pero ellos aún no confían tanto en mi como para confesármelo, lo que sí sé es que su grupo se hacen llamar mortífagos.

— ¿Cómo es que sabes todas estas cosas? —- Regulus bajó la vista, y su rostro tomó un color rojo intenso que invadió sus mejillas y los lóbulos de sus orejas. Se sintió como si lo estuviesen interrogando, buscando razones para regañarle, pero no era nada de ello, era preocupación pura.

— Soy un Slytherin, supongo que creen que en algún punto me les uniré. Pero ese no es el caso, puede que haya creído lo que nuestros padres decían por un tiempo, pero ahora entiendo que he actuado como un troglodita. Oh, esos pobres nacidos de muggles, no se merecían todo el infierno que los he hecho pasar.

— Pero nunca atacaste a nadie ni le llamaste de formas despectivas.

— Pero tampoco hice nada para impedirlo. Hermana, sé que quieres hacerme sentir mejor, pero he sido un cobarde y eso no se puede cambiar.

Selene Black no sabía que dolía más, si saber que la guerra se acercaba a pasos agigantados o que su hermano menor tuviera que enterarse de todo y lidiar con ello completamente solo. Él era un niño, todos eran apenas unos niños. Aun necesitaban tiempo, para aprender, crecer y madurar, no la última opción de un momento a otro.

Lo que sea que viniese después, sería mejor que no fuese tan malo como pensaban.

𝚂𝙲𝙰𝚁𝚂 ― james potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora