Interludio

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- Jiang Cheng – la voz de Nie Huaisang le sorprendió ahí en la oscuridad - ¿También tuviste deseos de tomar un paseo? –

Se quedó quieto pues no esperaba encontrase a nadie en su caminata. Siguió el sonido del Nie y lo encontró a un lado del río, sentado en el césped con su cabello suelto.

- Un poco, sí – dijo, mientras se acercaba a donde Huaisang estaba sentado en el césped – No pude dormir así que... aquí estoy – se sentó a su lado y dijo, mirando hacia el frente - ¿Tampoco puedes dormir? –

- No, creo que todos aquí están pensando en lo que pasó – pasó los mechones de su cabello que estaban del lado hacia atrás, para que su rostro no estuviese escondido de ese lado – Tengo la sensación de que todo esto es el comienzo de algo terrible, como si los asesinatos no fuesen lo suficientemente malos –

Jiang Cheng tenía de nuevo esa sensación en sus manos, como si estuviesen inquietas por hacer algo, pero no lograba comprender que hacer.

- Son los Wen, lo que viene será como el infierno – dirigió su mirada a Huaisang – Pero no te preocupes por esto... yo... nosotros acabaremos con lo que sea que están haciendo –

Huaisang lo miró y sonrió, después tomó la mano de su compañero y dio un suave apretón.

- ChengCheng... - esperó alguna reacción por ese apodo, al ver que el otro solo se sonrojaba un poco continuó – Recuerdo solo un poco de lo que dijo tu madre –

- ¿En serio? ¿Qué es lo que recuerdas? –

- Mi hermano no podía cuidarme siempre cuando trabajaba así que llamaba a los Jiang y los invitaba al club. Ahí, mientras ellos conversaban de sus negocios y planes salíamos a jugar, tus hermanos, tú y yo... ¿No lo recuerdas? –

Soltó muy lento la mano de Wanyin, dejando que el aire fresco se llevara aquella calidez de sus pieles.

Sandu pensó que era un buen momento. Decir la verdad podría quitarle un poco de peso a aquel accidente.

- Cuando era más joven y estaba aprendiendo el negocio de mamá hubo un accidente – se acercó al agua y mojó sus manos – Creo que tendría unos 15 o 16 tal vez, después de eso no recuerdo casi nada del pasado –

La forma, el tono y las palabras elegidas para dar aquel mensaje dejaron a Nie Huaisang en shock. ¿Cómo le dices a alguien que no lo recuerdas de esa manera? ¿Cómo le dices a alguien que tu recuerdas todos y cada uno de los momentos que has pasado a su lado?

- Yo tampoco recuerdo mucho – mintió Huaisang – Pero si recuerdo a mi amigo ChengCheng enojarse porque siempre me caía – comenzó a reír, causando una pequeña sonrisa en Wanyin.

- ¿Entonces que fue esa cara que mostraste con mi madre? –

- ¿Cómo le digo a la Araña Violeta que recuerdo a su hijo? – acusó Huaisang – Sé que es tu madre, pero me da un poco de miedo... -

- No puedo creer que me haya tomado de la oreja frente a todos... - Huaisang estalló en carcajadas - ¡No te rías! Fue muy vergonzoso –

- Claro que sí, hubieras visto tu cara – le pellizco una mejilla – Puedo jurar que incluso estabas temblando –

Cualquier persona en su sano juicio sabía que era una mala idea bromear con Sandu, pero Nie Huaisang ignoró todas las señales de alerta imaginarias que pasaban ante sus ojos.

- Es mi madre, por supuesto que estaba temblando – comenzaron a reír, recordando esa penosa situación – Nunca me había negado a una orden de mis padres. Claro que cuando crecí en el negocio tomaba sus indicaciones como consejos... -

- Por eso nunca lo tomaron como desobediencia –

- Exacto – suspiró Wanyin, su mirada estaba en el cielo completamente nublado, amenazando con descargar sus nubes una vez más – Pero eso no significa que algunas veces tomaba trabajos sin mencionarles –

- ¿Es difícil? –

- ¿Mn? –

- Tu trabajo – aclaró – Sé que has matado a algunas personas o que han muerto como consecuencia de tu trabajo. ¿Cómo es lidiar con eso? –

- Nunca he matado por placer – Wanyin se atrevió a mirarle a los ojos – Trabajo más como lo hace mi madre que mi padre. Encuentro tipos malos y los castigo por ello. Sí sé que causaran dolor y sufrimiento otra vez, termino con ellos, pero si veo la posibilidad de que cambien solo trato de beneficiar un poco a los que perjudicaron –

Los ojos de Jiang Wanyin tenían un brillo muy diferente, peculiar y atrevido. Huaisang tenía las inmensas ganas de tomar un pincel y retratar esos ojos. Le pediría permiso a Cheng para seguir con su dedo índice la línea de su barbilla, así podría retratarla incluso con los ojos cerrados.

- ¿Te parece... inhumano lo que hago? – Huaisang negó con la cabeza mientras le sonreía – Te aseguro que son personas terribles las que han muerto por mi causa –

- Lo sé – puso la mano en su brazo, en un gesto tranquilizador – También has sido víctima de mis investigaciones –

- ¿En serio? –

- Mn –

- ¿Qué sabes de mí? Sorpréndeme –

- El aterrador Sandu dona dinero para los refugios de perros sin hogar – Cheng lo vio sorprendido – También hace donaciones para los hospitales infantiles que carecen de recursos –

- Nie Huaisang, eso lo he mantenido en secreto por años – le tomó del pie, que también estaba descalzo - ¿Qué más? –

- Disfruta discretamente de la música clásica – Wanyin le pellizco un tobillo – ¡Oye, no hagas eso! –

- Es imposible que sepas de aquello –

- No lo es, sólo que hay registros en internet, tiendas, pagos y compras – le sonrió, fingiendo inocencia.

- Todo el mundo te subestima Nie Huaisang –

- Algunos lo hacen, Jiang Cheng –

Ambos se sonrieron, a la par que el cielo comenzaba a llorar nuevamente. Se pusieron de pie y comenzaron a correr hacia la casa Lan.

Al principio fue sencillo, pues la ligera lluvia aún les permitía ver. Corrieron hasta llegar a los muros de la casa, pero al comenzar a escalarlo la lluvia se transformó en una cortina que impidió su carrera.

En silencio, compartiendo nada más que risas corrieron hacia la habitación más cercana, que era la de Jiang Cheng. A mitad de camino Huaisang se resbaló, pero los brazos de su acompañante le negaron la caída al suelo.

Tomados de la mano entraron por una de las ventanas, ensuciando de lodo y mojando las alfombras.

Pero sus manos permanecieron unidas, ahí en lacompleta oscuridad del cuarto más alejado de la casa.

En tonos grises (ChengSang)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora