🎭 III: Sus alas blancas

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[Noche]

[Residencia Evans]

Tn había regresado a casa tras asegurarse de que su padre estaba bien; se había quedado con él toda la tarde para cuidarlo y demás, hasta que el hombre le insistió en regresar a casa y descansar un poco. Colgó su abrigo y bolso, se quitó los zapatos, y se dirigió a la cocina, mientras hablaba por teléfono con su madre.

– No te preocupes, mamá. Él está bien –sonrió.

– Eso es bueno, mi pequeña Marie Curie. Te envió a casa, ¿Verdad?

– Sí. Quise quedarme a cuidarlo, pero...no me dejó. Me dijo que regrese a casa a descansar, y ya sabes que no se puede discutir con él –rió.

– Sí, lo sé –rió.– Bueno, descansa por hoy.

– Sí, está bien.

– Te quiero, hija.

– También te quiero, mamá. Adiós.

La llamada finalizó. Tn soltó un suspiro y llevó una mano a su pecho, sonriendo.

– Papá... –murmuró.

Estaba feliz de que su padre estuviese bien y vivo, sin embargo, el hecho de que su "revivir" pudiese haber sido causado por aquel cuaderno blanco la inquietaba. ¿Qué era ese cuaderno? ¿De dónde venía? ¿Acaso Dios sí existía y sus ángeles tenían estos cuadernos como herramientas de trabajo? No comprendía nada. Sin embargo, no era momento para pensar aquello, por ahora se conformaría con ver bien a su padre.
Dejó su teléfono a un lado y encendió la tetera eléctrica, para prepararse un té.

– Veo que al fin te has animado a probarlo.

– ¿Eh?

Ella giró rápidamente, asustándose al ver a un hombre joven de cabello negro al otro lado de la barra que daba al comedor; pegó un grito y cubrió su boca con una mano, aterrada.

Él era delgado y tenía el cabello azabache y largo hasta más abajo de los hombros, sujeto en una pequeña coleta; sus ojos eran de un profundo azul, y su piel pálida. Estaba vestido con lo que parecía ser ropa tradicional japonesa, de hakama color negro y haori color blanco con un haori himo encima también blanco.

– ¿Q-Quién eres? ¿Cómo entraste?

– Tranquila, por favor. Tn Evans, te he estado vigilando. No me temas, no vine a hacerte daño.

– ¿Que no tema? T-Tú...irrumpiste en mi propiedad... ¿Cómo...?

– No te haré daño, nosotros no le hacemos daño a los humanos.

– ¿"Nosotros"?

El hombre sonrió y sacó un par de alas blancas de su espalda. Ella abrió los ojos con sorpresa, sin creer lo que veía, por un momento creyó que estaba alucinando o soñando.

– ¿Qué...? –murmuró.

– Soy Hiten, un tennin –sonrió.– El cuaderno que tienes es mío, yo lo dejé caer.

– ¿"Tennin"?

– Exacto –sonrió.– Los propietarios originales de los Life Note son los Tennins.

– Entonces... ¿Eres una especie de ángel...versión japonés?

– Podrías decirlo así, sí.

– ... ¿Vienes por tu cuaderno?

– No.

– ¿Ah?

– El cuaderno pasa a ser parte del mundo de los humanos una vez que toca el suelo de este, y el nuevo propietario será el primer humano de corazón puro que lo tome –señaló el cuaderno sobre la barra.– En otras palabras, ese cuaderno es ahora tuyo.

Duality 🎭 L LawlietDonde viven las historias. Descúbrelo ahora