4. Es Mi Alma Gemela

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Capítulo 4

M A T I S S E.

Hoy es el día, hoy es el tan esperado día. Estoy ansiosa, nerviosa y un poco feliz. La verdad es que si quiero saber de lo que soy capaz, saber hasta donde puedo llegar, saber, saber y saber.

Me estoy alistando para mi primer día de entrenamiento cuando escucho que tocan la puerta.

¿Será Keanu? ¿Será que se arrepintió?

Me dirijo ala puerta, pero mientras más me acerco, más se identifica un nudo en mi estómago.

Siento que...

—Hola, Matisse. —escucho su voz cuando termino de abrir la puerta.

Lo sabía.

—Allen. —respondo simple.

Verlo enfrente de mí hace que vuelva a recordar todas las cosas horribles que dijo. ¿Tendrá remordimiento? ¿Será que se acuerda de todo lo que dijo?

—Venía a preguntarte si... —se queda a media frase.

Una tercera voz lo interrumpe.

—Allen, cariño te recuerdo que... —se queda a media frase cuando me ve—. Oh, hola pelirroja.

Oh, hola pelirroja.

¿Quién se cree que es? ¿Por qué tan siquiera se dirige a mí?

«Es mi... novia. » Escucho la voz de Allen en mi cabeza.

Sin querer lo miro con incredulidad absoluta.

¿Su novia? ¿Va en serio?

—Bueno los dejo, tengo cosas que hacer. —digo cuando paso entre medio de ellos.

Siento la mano de Allen deteniendo mi caminado, sé que es él sin siquiera verlo, lo sé por la extraña sensación en mi cuerpo.

Me giro bruscamente mientras safo mi brazo lentamente. No hay que hacer un drama.

—¿Sí? —respondo con la voz mas dulcemente fingida.

—Las quiero presentar.

¿Presentar? ¿Cómo va esto? ¿La nueva y la ex? ¿La socia y la oficial?

Allen va de mal en peor.

—Clari, ella es Matisse. —le dice a su supuesta novia—. Matisse...

—Sí, es Clari. Ya escuché. —respondo con media sonrisa.

Ella me estira su mano. Yo veo su mano y después a ella.

¿Y si tiene germenes?

A regañadientes la tomo y me da un suave apretón. Su mano es suave, parece una muñeca de porcelana.

—Tú... ¿Qué parentesco tienes con mi novio?—pregunta dulce.

Aunque al principio parecía una mala tipa, no lo es. Es dulce, y la verdad es que es muy guapa, guapísima.

Es castaña, con unos rulos muy perfectamente hechos, es trigueña, con unos ojazos café preciosos, además que tiene un cuerpo de modelo. Es muy guapa.

Quisiera responderle algo tipo; Soy la alma gemela de tu noviecito, querida.

Pero, no se me antoja hacerle pasar un mal rato. Además, como dije antes, no es una mala tipa.

—Soy una extraña que conoció por accidente — le regalo una sonrisa—. Nada del otro mundo.

Su sonrisa se indica que le gustó mi respuesta.

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