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Capítulo IX.
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Me crucé un par de veces con las gemelas por los pasillos de la universidad, extendiendo en uno de esos encuentros una invitación a almorzar, no obstante, salían a las diez; era absurdo que se quedasen hasta la una y cincuenta de la tarde para compartir conmigo treinta míseros minutos, así que quedamos en ir a tomar algo al acabar mi turno en el hostal.
Era miércoles, quería llevarlas a Mumbai, eso de paso ayudaría a los León, sin embargo no estaba segura de que ellas no desearan volver en algún otro momento para encontrarse con la sorpresa de que nuestro profesor tocaba allí. Odio cuando le doy demasiadas vueltas a las cosas. No quería explicarles que sabía de esto, conociéndolas sólo un poco, llegué a la conclusión de que, podrían pensar algo extraño: como que lo acosaba por ejemplo. Así pues, decidimos a eso de las cinco de la tarde mientras estaba haciendo el egreso de una pareja del hostal, que podríamos compartir un buen rato en mi apartamento, a ellas les emocionaba la idea de que viviese sola, a mí me hacía gracia ese entusiasmo.Julián no pudo ir al hostal, se quedó dormido, así que se le hizo tarde para ir al trabajo, quería verle, pero qué se le va a hacer.
Salí una hora antes de lo usual, quería comprar algo de comida para mis invitadas. Por el horario en el que nos vamos a ver me decanté por preparar un postre de maracuyá, se me da bien el cocinar, más aún el preparar alimentos dulces u hornear; mi abuela paterna me enseñó hace años por lo tanto le he cogido maña además de amor a la labor.
Compro todo en un local cercano al apartamento. Ya en este me pongo manos a la obra. El plato me toma unos cuarenta minutos aproximadamente.
Alineo las 10 pequeñas tazas un rato en el refrigerador en lo que llegan las invitadas, hice esta cantidad porque, casi siempre al cocinar le obsequio un poco a mis vecinos, a papá, Camilo, Alex y Érica (Aunque esta noche no me alcanzó para las hermanas León) a Julián no le gustan las cosas dulces en ninguna de sus presentaciones, así que a veces hago algo para él sólo por el placer de comérmelo yo.
A las 9:45 Pm suena mi móvil, al revisar veo que es una de mis invitadas, no le contesto: bajo a la portería de la urbanización para recibirlas. Al verlas la sospecha de que acentúan sus rasgos al vestir de manera similar quedó casi anulada, en ese momento son idénticas de forma física, claro que sí, pero sus estilos son distintos. Gabriela lleva un vestido ceñido color azul rey con unas baletas doradas, tiene un recogido con trenza en su hermoso cabello, está maquillada de forma delicada en tonos pasteles, además, como accesorio tiene una carterilla dorada que combina con los zapatos. Por su parte, Giselle viste un overol ancho, un crop top amarillo, unos tenis blancos, cero maquillaje y lleva el cabello suelto.
Les doy un abrazo, las conduzco hasta el elevador, y presiono el quincéavo piso.
—¿Hace cuánto vives aquí, Jaque —cuestionó la de baletas doradas.
—Hace tres años —las dos se miraron algo perplejas —. Tengo veintitrés años, vivo acá desde los veinte.
—Wow. Te independizaste muy joven —comentó Gabriela.
—Eso me dicen—contesté riendo por sus caras —. ¿Qué edad tienen ustedes, chicas?
—Veintiún —dijeron al unísono.
—Tú ya vivías sola a nuestra edad —agregó Giselle —. Yo no podría estar sola, creo que me daría un ataque de ansiedad —las tres reímos.
Llegamos al piso, disfrutaron de la vista mientras yo sacaba los postres de la nevera, el vivir en lugares altos tenía sus ventajas.
Nos sentamos en la salilla del apartamento mientras nos enseñábamos canciones que nos tenían obsesionadas, hablábamos de metas, relaciones fallidas, experiencias. Allí me enteré de que las gemelas habían estado viajando por un año: recorriendo Europa, luego de que las dos obtuviesen sus títulos de bachiller. Supe que Gabriela se había graduado a los diecisiete años. Giselle lo había hecho a los dieciocho, ya que había repetido el noveno grado luego de que perdiese seis materias porqué no entraba a clases de forma regular, en lugar de eso se iba con un chico del grado once a tener relaciones, fumar o a tontear por allí. En el momento en que su familia se enteró las riñeron a las dos, pues, era obvio que la hermana estaba enterada de este comportamiento y no había dicho ni pío. También supe que Gabriela era la "mayor": había nacido primero. Que cumplían el 16 de agosto, que tenían tres gatos, vivían con sus padres quienes eran cirujanos, no tenían más hermanos y decidieron estudiar periodismo por un concurso en el que participaron estando en el viaje por el antiguo continente; más precisamente un certamen de escritura creativa que se llevó a cabo en Reino Unido. Ganaron, uno de los premios consistía en una reunión con un talentoso redactor para el periódico the guardian, el cual las enamoró de la profesión. Gabriela tenía novio. Giselle amigos nocturnos como ella misma les llamó, las dos amaban las cosas dulces al igual que la lavanda.
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Siénteme ©
RomanceJaqueline Espinoza es una joven estudiante, independiente, familiarizada en mayor medida con la benevolencia de la vida, con el fluir Pacífico de la realidad. Existencia que se le complica al verse inclinada hacia su atractivo profesor quien comienz...