Capítulo 3: Tengo sed

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Schiltach, Alemania
24 de Agosto del 2021
3:30 am

Miykal Lawler

No hay nada más estresante, agobiante y sofocante que sentir como tu vida se extingue lentamente sin poder detener ni lograr cambiar el curso de las cosas. Nuevamente estoy en el hoyo de la oscuridad, no sé cómo he llegado hasta aquí tampoco entiendo cómo luchar y ganarle a los monstruos que se esconden debajo de mi cama. Sus risas me desconciertan, intento concentrarme para identificar cuantos son y rogar porque me dejen en paz. Las pesadillas empezaron a los tres años de edad, desde entonces siempre me han medicado diferentes pastillas para curar lo que la imaginación no deja descansar. Mi mente ha sido la víctima todo este miserable tiempo, tantas batallas que ha ejercido y pocas veces en las que ha vencido. Aprendí a controlar mis impulsos, a no volver a gritar cuando soñaba con esas criaturas del mal pues preocupaba a mis padres además de que no quería que me volvieran a inyectar. Los psicólogos siempre afirmaban el mismo pronóstico, su hija está sanamente bien es solo cuestión de críos, tranquilos con el tiempo se le pasará.

Pero después de quince años sigo igual, inclusive peor

El rostro de Damian Deutsch visualizó en las llamas del infierno, su sonrisa asesina no deja de agrandarse cada vez que observa fascinado como mis lágrimas caen impactando contra el suelo frío y podrido en el que me encuentro. Estoy enterrada viva, consciente de que es un sueño pero que se siente plenamente real. Detrás de él cinco siluetas masculinas aparecen, no logró detallarlos con exactitud pues está tan oscuro que mis ojos solo reconocen mínimos gestos. Con un chasquido de los dedos aquel ser logra incendiar aún más el lugar, necesito despertar o sino me quemaré para siempre. Intento salir pero mis piernas no reaccionan, el miedo no me deja razonar y es ahí cuando sé que moriré bajo las garras de aquella criatura hermosa y peligrosa.

—Miykal Lawler no te resistas—susurra Damian Deutsch arrodillándose cerca a donde estoy—Ya es tiempo, pequeña.

¡Dame la mano!—le grito con la esperanza de que no me abandone en este infraganti destino.

Risas se escuchan nuevamente, él solo se queda observando este patético show con fascinación y emoción

—¿Por qué haría tal cosa? Si lo único que deseo es verte arder en mi infierno—se levanta y camina nuevamente hacia los demás.

Las llamas me consumen, abrazo a la muerte pues de nada vale luchar cuando lo he perdido todo ya

Me despierto sudando frio, observó el reloj que marca las tres y media de la madrugada. Necesito beber agua antes de secarme por completo, luego me dedicaré a resolver las preguntas que no he podido sacar de mi cabeza. Una vez leí que los muertos siempre andan sedientos, suplican para que alguien se apiade de su tormento y les ayude en su fervoroso deseo de apagar el fuego que llevan por dentro. Ahora me siento como uno de ellos, tal vez todo esto ha sido una dimensión astral y en realidad hace mucho tiempo que dejé de respirar. Me pellizco para ver si alguna de mis teorías ha resultado verdad sin embargo suspiró agotada al darme cuenta de lo ridícula e ingenua que me he convertido.

Despierta Miykal, deja de soñar

Abro con sumo cuidado la puerta de la habitación, mi padre había llegado veinte minutos después del incidente con Damian Deutsch y por desgracia olvidó traer la pizza que tanto ansiaba comer. Al final le dije que no tenía hambre, me resigné a mi mala suerte e imaginé por un segundo como hubiese sido distinto ese momento si madre estuviese con nosotros. De seguro ella jamás habría permitido que me fuera a la cama sin haber probado bocado alguno.

MI SANGRE EN SUS MANOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora