Capítulo 8

1.2K 157 27
                                    

Gustabo despertó algo aturdido aquella mañana. Lo primero que hizo fue consultar el teléfono viendo el mensaje de Horacio que decía, como de costumbre, que se encontraba en la puerta de su hogar esperando a que este fuese recibido. Gustabo se despertó, con solo un calzoncillo puesto, pues de normal dormía así, dirigiéndose a la puerta que dirigía al exterior donde supuestamente se encontraba su amigo. Y ahí estaba, un Horacio con ropa negra... ¿¡negra!?¿Desde cuándo Horacio portaba tales prendas? El tintado de rubio se extraño pues nunca había visto a su amigo así, al menos a su voluntad. Invitó al crestas entrar mientras que se puso algo de ropa para no encontrarse en ropa interior mientras que mantuviese una conversación, al parecer seria, sobre el comportamiento de Horacio.

-Horacio, ¿qué te ocurre? Te veo más apagado que nunca.

-Como que qué ocurre Gustabo, ayer me dijiste que no iban a matar a aquel agente, y míralo ahora, no puedo parar de pensar en su llanto, no se me va de la cabeza, lo hemos hecho nosotros...

-Primero, no lo hemos hecho nosotros, sino hubieran negociado de pésima manera ese alumno seguiría vivo, así que no te comas la cabeza. Si alguien tiene la culpa aquí es el cnp.  A mi tampoco me parece justo que un puto alumno que llevaba dos semanas o así en el cuerpo hubiese sido abatido por culpa de un asco de negociación. Hubiesen hecho lo que el calaveras pedía y no hubiesen perdido a un agente.

-Gustabo,- dijo con la voz algo quebrada- lo que más me molesta, es que es verdad- se sentó en el sofá y se tapó la cara con sus manos evitando así que el mayor le viese la cara-.

-Horacio, no te derrumbes, te vuelvo a repetir, si aquí alguien tiene la culpa, es el cnp, tú no. Es que, ¿tú qué has hecho? Ni siquiera lo tiraste como yo hice. Tú eres  el menos culpable de todos. No llores, que como llores te juro que te quito las lágrimas de una hostia. Venga, vamos a hacer algo para despejarnos.

El más alto se quedo en silencio, arrastró sus manos por su rostro y miró a Gustabo. Se quedó así por unos segundos cuando esbozó una pequeña sonrisa.

-Bien, tú siempre sabes como mejorarme el ánimo Gustabo.

-Pues claro hombre, pasostamos'.

-Bueno, y ¿qué quieres hacer?- cruzó sus piernas aún en el sofá-.

-Y si...- Gustabo se acarició su barbilla levemente- Tengo una ideaca. Y si hacemos un poco el payaso, literalmente.

-Cómo que literalmente- se encontraba confundido-.

-Eso, disfrazarnos de payasos- una sonrisa se dibujó en su rostro-.

-¿En serio, Gustabo?

-¿Qué pasa? Dale un poco de color a tu vida anda.

-Gustabo, estoy de acuerdo en hacer algo para olvidar lo de ayer, pero tanto ya es pasarse.

-Venga Horacio,- se sentó al lado de su compañero y pasó su mano por su cuello- olvida ya eso, para de comerte la cabeza anda, intenta despejarte.

De nuevo un silencio algo incómodo esta vez, Horacio estaba indeciso pero su amigo tenía razón, debía despejarse, fuese como fuese así que aceptó sin ningún remordimiento más la propuesta.

-Vamos joder, si. Así se habla Horacio- dijo el rubio con una sonrisa más amplia ahora que antes-.


Para pasar mejor el rato decidieron llamar a Manolo, este accedió sin ningún problema y ahora se encontraban los tres comprándose las vestimentas y accesorios correspondientes a sus ideas de traje de ''clown''.

Los tres se compraron una chaqueta a rayas, unos pantalones, cada uno lo más extravagantes posibles y pelucas rizadas que combinasen con su vestimenta. Gustabo iba de rojo, pues era su color favorito; Horacio de azul y Manolo de blanco y negro.

-Tío, si vamos a hacerlo, vamos a hacerlo bien. Hay que ponerse nombres artísticos-Dijo Horacio olvidando poco a poco la situación del día anterior-. ¡Yo me llamare Pitiklín!

-Pitiklín, vaya nombre- dijo Manolo mirándose al espejo-. Pues yo no se que nombre ponerme...-se quedó observando su figura en el espejo, ya maquillada, de nuevo- Illo, parezco ''Bitelchu''.

Como respuesta obtuvo una gran carcajada por parte de Gustabo y Horacio.

-Joder tío,-dijo el que ahora llevaba una peluca rosa/violeta- ''Bitelchus'', que bueno.

Ahora era Manolo el que empezó a reír pues se dio cuenta de tal pronunciación. Después de tranquilizarse, aún quedaba Gustabo sin nombre así que Horacio le cuestionó.

-A ver, somos Pitiklín, Bitelchus y...

-Pogo- dijo al instante de forma inconsciente-. Si, Pogo- añadió sonriendo-.

Horacio, ante aquel nombre, se quedo callado, observando a su amigo de pies a cabeza.

-Pogo... Buen nombre- dijo Manolo, ahora ''Bitelchus'' pasando su brazo por encima del rubio, a lo que éste le contesto dibujando una sonrisa en su cara-.

-P... Pogo?- dijo el de peluca verde algo incrédulo-.

-Si, ¿qué pasa?

-Nada, nada- dijo ahora sin preocupación al ver que Gustabo no presentaba ningún comportamiento extraño-.


Aquel trío alquiló una furgoneta de payasos la cual encajaba perfectamente con sus atuendos. Se tiraron toda la tarde haciendo el payaso, nunca mejor dicho, pero cuando se acercaba la noche se produjo un tiroteo en el cual estuvieron involucrados. Afortunadamente los causantes de este fueron abatidos a la vez que Horacio y Gustabo, mientras que Manolo escapó sin ninguna herida grave. Gustabo fue curado mientras que Horacio sufrió un golpe de calor según como él decía. Dejaron aquel lugar y se reunieron ambos hombres en casa de Gustabo de nuevo, esta vez sin Manolo pues le habían perdido el rastro.

-Dios, que duro día el de hoy- dijo Horacio riéndose un poco-.

-Si... ¡Pogo cansado!- dijo seguidamente riéndose-.

Horacio rió también despidiéndose de su amigo pues ''ambos'' estaban muy cansados. ''Gustabo'' vio como se perdía su amigo en la distancia entrando en su casa. Seguidamente, el repitió la acción de su amigo, bueno, eso creía él...

ᑭՏYᑕᕼO ᘜᑌՏTᗩᗷODonde viven las historias. Descúbrelo ahora