Explicaciones

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Hubo un momento de silencio cuando Harry, Nixie, Ron, Ginny y Lockhart aparecieron en la puerta, llenos de barro, suciedad y, en el caso de Harry y Nixie, sangre, además de que la chica traía la túnica rota. Luego alguien gritó:

—¡Ginny!

Era una mujer baja y rechoncha con gran cabello pelirrojo, Nixie supuso que ella era la señora Weasley. Se puso en pie de un salto, seguida por su marido, otro pelirrojo alto y algo calvo, y se abalanzaron sobre su hija.

Pero no eran los únicos ahí, el profesor Dumbledore estaba ante la repisa de la chimenea, sonriendo, junto a la profesora McGonagall, que respiraba con dificultad y se llevaba una mano al pecho. Fawkes pasó zumbando cerca de donde Nixie y Harry estaban para posarse en el hombro de Dumbledore. Y a su lado estaban las dos personas que Nixie ya esperaba ver desde que estaban subiendo por la Cámara de los Secretos; su abuela y su padre.

La chica estaba por decir algo, pero sin apenas darse cuenta, Harry, Nixie y Ron se encontraron atrapados en el abrazo de la señora Weasley. La rubia abrió los ojos con sorpresa, era la primera vez que alguien ajeno a su familia, la abrazaba, por lo que no supo cómo actuar.

—¡La habéis salvado! ¡La habéis salvado! ¿Cómo lo hicisteis?

—Creo que a todos nos encantaría enterarnos —dijo con un hilo de voz la profesora McGonagall.

La señora Weasley los soltó, y Nixie vio como Harry se acercaba a la mesa y depositó encima el Sombrero Seleccionador, la espada con rubíes incrustados y lo que quedaba del diario de Ryddle. Tomo aire y lentamente se acercó donde su familia, Volker rápidamente la abrazo, a lo cual la chica, soltó un gemido, le seguía doliendo horrible el cuerpo.

—¿Estas bien? —preguntó soltándola y agachándose a su altura.

—Podría estar mejor —contesto.

Harry la volteo a ver, se sintió mal por tener que contar la historia y no llevarla a la enfermería primero, quería insistir, pero una mirada por parte de la rubia menor, lo hizo comenzar a contar todo.

Habló durante casi un cuarto de hora, mientras los demás lo escuchaban absortos y en silencio. Contó lo de la voz que no salía de ningún sitio; que Hermione había comprendido que lo que ellos oían era un basilisco que se movía por las tuberías; que él, Nixie y Ron siguieron a las arañas por el bosque; que Aragog les había dicho dónde había matado a su víctima el basilisco; que habían adivinado que Myrtle la Llorona había sido la víctima, y que la entrada a la Cámara de los Secretos podía encontrarse en los aseos...

—Muy bien —señaló la profesora McGonagall, cuando Harry hizo una pausa—, así que averiguasteis dónde estaba la entrada, quebrantando un centenar de normas, añadiría yo. Pero ¿cómo demonios conseguisteis salir con vida, Potter?

Harry dudoso, miro a Nixie, para preguntarle si podía decirlo, pero no recibió la respuesta que esperaba. La rubia comenzó a hablar en una lengua extraña, de la cual estaba seguro que no era pársel, pues no lograba entender ni una sola palabra. A diferencia de él, su familia, sí parecían entender lo que Nixie decía. No tuvo que seguir mirando para comprobarlo, pues ambos adultos respondieron en la misma lengua. Parecían discutir, pues las caras de los tres estaban muy serias.

—Me parece que el final de esta historia tendrá que quedar en privado —comentó Leyna seria.

—Pero...

—Por favor no insistan —dijo Dumbledore —. Esto será resuelto adecuadamente y se les será informado, por el momento, lleven a la señorita Weasley a la enfermería, un suceso como este podría dejar secuelas —fue a abrir la puerta —. Reposo en cama y tal vez un tazón de chocolate caliente. A mí siempre me anima —añadió, guiñándole un ojo bondadosamente—. La señora Pomfrey estará todavía despierta. Debe de estar dando zumo de mandrágora a las víctimas del basilisco. Seguramente despertarán de un momento a otro.

Nixie y la cámara secretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora