Capítulo 33

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- ¿Caminamos? - Macarena habló suavemente después de unos minutos. - El sol se pondrá y será más hermoso si lo miramos desde allí.

- Caminamos - Bárbara estuvo de acuerdo y la soltó.

Macarena se levantó y le tendió la mano, las dos descendieron más cerca del mar, Bárbara hundió los pies en la arena húmeda. El silencio era cómodo, porque ninguna de ellas tenía sus mentes alejadas, estaban allí en cuerpo y alma, disfrutando cada segundo juntas, caminando hacia la nada completamente seguras, en este ritmo casual e impreciso que Bárbara buscó la mano de Macarena y la sostuvo alrededor de la suya.

Bárbara sintió primero la sorpresa de Macarena, luego la comprensión y, finalmente, el momento en que Macarena entrelazó sus dedos con los de ella, acariciándola con el pulgar.

- ¿Extrañas eso? - Preguntó Barbara, mirando al mar y amando sentir la espuma del agua mojar sus pies mientras caminaba.

- ¿Que?

- El... estar con ... alguien de ...

- ¿De la mano? - Macarena preguntó y Bárbara asintió.

- La mayoría de las veces. - Macarena suspiró. - ¿No sientes como que las cosas solo deberían suceder? Eso era lo que sentía antes, mirando al mar, era el escenario perfecto. Si estuviera sola, ese momento se habría perdido, y son esos momentos los que lamento tener que perder si estoy sola. Como si una parte de la vida estuviera sucediendo y no me diera cuenta.

Bárbara miró hacia delante pensativa, disminuyendo la velocidad.

- Nunca lo había pensado de esa manera.

Macarena apretó la mano de Bárbara con más fuerza.

- Pero lo has sentido antes, ¿no? Como si de repente estar sola otro minuto, te ahogaría.

Bárbara asintió y miró a Macarena.

- Muchas veces miraba por la ventana y pensaba que era lo que faltaba, que era lo que no podía ver. Porque de repente todo se había vuelto monótono. Como sin vida.

- Porque necesitabas a alguien que interrumpiera tu vida meticulosamente organizada.

Bárbara se rio, encogiéndose de hombros. Los rayos anaranjados del sol golpeando su rostro la hicieron sentir viva y ligera.

- Quizá.

- Te ves bien cuando estás feliz - dijo Macarena, disminuyendo la velocidad.

Las mejillas de Bárbara se pusieron rojas.

- Gracias.

- Me gustaría dejarte así siempre - dijo Macarena, haciéndola sonreír.

- De verdad que puedes ser encantadora cuando quieras.

Macarena sonrió.

- Paremos aquí, el atardecer está por comenzar.

Bárbara se volvió hacia el horizonte, era cierto, el sol comenzaba a fundirse con el mar, el cielo lleno de manchas que iban del rosa al naranja. Macarena la colocó frente a ella, abrazándola por la espalda y estremeciéndose al sentirla acurrucada en sus brazos, era una sensación completamente nueva, ese calor humano, las sonrisas, las huellas en la arena. Era increíble, impredecible y totalmente correcto y espontáneo.

Macarena la abrazó con más fuerza y ​​Bárbara cerró los ojos.

***

Durante unos minutos, a Bárbara todo le pareció perfecto, como si finalmente estuviera bien, tranquila, aceptada, consolada, querida, nunca se hubiera imaginado lo perfecto que podía ser un abrazo de Macarena, cómo podía sentir el aliento de Macarena en su cabello, natural, lo buena que era Bárbara solo por estar cerca de Macarena y, durante unos minutos, realmente sintió todo lo que tantas canciones decían, se sintió amada, y esta fuerte e inmutable comprensión, la hizo abrir los ojos y descubrir que el sol ya se había ido, solo había unos pocos rayos tardíos en el horizonte.

Bárbara se mordió el labio. ¿Realmente estaba sintiendo eso? Realmente lo estaba ... Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Barbara sintió sus pies en el agua fría. 

- ¿Vamos al mar? - Preguntó Macarena con una expresión de piedra.

Bárbara no respondió, pero sonrió de forma tranquila y segura, se volvió hacia Macarena y la siguió hacia el mar.

- El agua está fría - dijo Bárbara, una ola rompió no muy lejos de donde estaban y la espuma subió hasta la cintura de Bárbara, haciéndola temblar de frío.

Macarena dio unos pasos más, sosteniendo una de las manos de Bárbara. El viento de la tarde soplaba, haciendo que Bárbara se pusiera rígida bajo el agua, las manos de Macarena estaban en su cintura, sosteniéndola contra sí misma. Las manos de Bárbara estaban sobre sus hombros y su ropa mojada se aferraba. Macarena se acercó a Bárbara, que se mordió el labio inferior, sus narices estaban a milímetros de tocarse, Macarena podía ver en los ojos de Bárbara, que estaba experimentando un huracán de sensaciones y pensamientos y, en un suave movimiento, Macarena se acercó, sus labios rozando los de Bárbara.

- ¿Lo percibes? - Este es otro momento perfecto.

Bárbara hizo una mueca cuando Macarena la besó, no estaba programado ni predicho en el itinerario. Era como debería ser, impetuoso, tranquilo, cálido, suave, amoroso y posesivo, una confusión de sentimientos que la adormecían.

Bárbara le acarició la nuca, con el cuerpo temblando, nunca antes había sentido eso, nada había sido tan intenso, tan mágico. Se separaron en el momento en que aparecieron las primeras estrellas, como si se estuvieran escondiendo para darles privacidad.

- Ahora lo percibo - susurró Bárbara, sonriendo.

El corazón de Macarena se aceleró como si estuviera bajo una droga alucinógena. Macarena la abrazó con más fuerza y ​​le besó la nariz.

- Te amo.

El tiempo se detuvo para Bárbara, todo estaba en cámara lenta, todas las sensaciones abandonaron su cuerpo. Fue entonces cuando Bárbara entendió, como si una gota de agua helada hubiera caído al vacío.

- Eso estaba en el itinerario - murmuró Bárbara.

- Lo hubiera dicho incluso si no fuera así - respondió Macarena con confianza, besando su mejilla.

- Yo...

Bárbara enterró la cara en la curva del cuello de Macarena, abrazándola, con el corazón acelerado.

- ¿Bárbara? ¿Que pasa? - Preguntó Macarena, sorprendida.

- Yo ... - murmuró Bárbara. - No puedo, Macarena.

El mundo de Macarena se detuvo.

- Bárbara ...

- Estoy confundida. Yo ... - Bárbara se mordió el labio, maldiciéndose por decir eso en el cuello de Macarena que era tan cómodo.

Macarena miró al mar unos segundos y luego cerró los ojos.

- Está bien - susurró Macarena, sorprendiéndola. - Volvamos a casa. No me digas nada ahora. Haz lo que siempre has hecho ... piensa primero ...


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Las leo chicas 👀

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Esta historia NO ES MIA. Todos los derechos reservados, créditos y respeto a su autora @LANAWIIINTERS! que amablemente me dejó traducirla y adaptarla a Barbarena.

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The Experiment | Barbarena TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora