CAPITULO 2

22 6 0
                                    

Hoy las cosas prometían ser mejor, el cielo estaba nublado y parece que lloverá, Yoongi amaba la lluvia y la sensación de esta sobre su piel y cómo poco a poco la iba helando. Cambió su chaqueta negra por una azul, no había mucha diferencia en realidad, pero Namjoon dijo que necesitaba probar cosas nuevas, sinceramente sentía que no lo escuchaba, él odiaba las cosas nuevas, caminaba todos los días las mismas calles y contaba cada paso y vuelta que daba, sabía que desde el consultorio de su psicólogo hasta su casa eran exactamente cinco calles dos vueltas a la derecha, una a la izquierda y el resto eran directas, desayunaba todos los días huevos revueltos con jamón y café en su taza favorita de Harry Potter.

Las escaleras le dieron la bienvenida, nuevamente debía subir los cinco pisos, se aseguró de tener las agujetas de sus botas bien atadas con un nudo doble y que el dobladillo de su pantalón negro estuviese sobre estas, odiaba el polvo y la suciedad por eso cargaba consigo una botella de alcohol desinfectante, aunque debía comprar más porque la que tenía precisamente en sus manos ya estaba por agotarse, anotó en su cabeza que debía pasar a la farmacia, lo que agregaba unos 100 pasos más en su recorrido.

Golpeó tres veces la puerta y esperó tres segundos para finalmente abrir, limpió la suciedad en el tapete de la sala, le daba risa que tuviese la cara de Namjoon y al lado la frase "te amo jonnie Bonnie" ¿Cómo había aceptado eso? Luego recordó quien era su tío y toda duda se disipó, Yoongi continúo mirando la habitación, los cuadros estaban donde mismo, las plantas igual de muertas, el sofá de cuero al lado de la ventana y los libreros con uno que otro libro faltante.

Buenos días Yoongi— saludó el hombre igual de frío que siempre y sin levantar la vista de los documentos, suponía que debía ser su ficha de ingreso o la de algún otro desgraciado que iba a terapia como él, recordó el primer día que le tocó ir, sus manos sufrieron el mayor daño sus uñas desaparecieron y la piel sangraba de tanto que la había mordido, los meses siguientes se vio en la obligación de usar guantes, incluso en verano.

Hola— Yoongi saludó simple mientras sacaba sus auriculares y los guardaba junto con su celular, se quedó mirándolos unos segundos, iban ordenados entonces ¿Por qué cuando los sacaba parecían un nido de pájaro? Esa era una de las incógnitas que no tenían respuestas a menos que pusiera una cámara en su mochila pero sería algo muy extremo para una persona como él que mantenía incluso la de su teléfono bajo un parche, no permitiría que lo espiaran, y en aquel documental aseguraban que ese método era seguro.

Namjoon lo invitó a sentarse en el mismo lugar, el pobre mueble ya parecía tener la marca de su trasero y le ofreció un poco de café, Yoongi gustoso lo aceptó y antes de beber lo olió, el vapor se adentró a su cuerpo por sus fosas nasales y envolvió en calidez cada una de sus células y si fuera un gatito de seguro hubiese ronroneando, la idea no le disgustaba del todo y pensó en que si debía adoptar uno, pero se acordó que tenía a "Mr. Mustache" y no era tan mal padre como para ponerlo en peligro. 

Los minutos pasaron lento, conversando de los mismos temas banales que tocaban en cada sesión hasta que por fin el reloj marcó las 11:30 AM  dando por finalizada la sesión, Namjoon tendió su mano, una que Yoongi ni siquiera tomó y salió de la habitación. La lluvia ya había comenzado a caer con furia sobre las ya desoladas calles, desde lo alto del edificio observaba a las personas correr para poder refugiarse del aluvión, otras simplemente caminaban despreocupada y deseó ser ellas por un instante, porque una de las cosas que más odiaba era ser "Yoongi", porque él era débil.

No recordaba la última vez que conversó con alguien que no fuese Namjoon o su madre, tampoco su última cita, pero ¿Había tenido alguna? Sabía la respuesta y dolía en su corazón asumir la verdad, tampoco recordaba la última vez que se miró en el espejo sin desear ser otro ser humano, sin rogar algún cambio y poder "curarse" pero las cosas no funcionaban así, y poco a poco se desmoronaba. La lluvia continuaba golpeando los cristales y él por primera vez en meses decidió tomar el elevador, quizá sería su día de suerte y los cables se cortarían terminando con su sufrimiento y el de su madre, porque no era tonto y veía el dolor en los ojos de su madre quien tenía un hijo "defectuoso".

Con la cabeza gacha espero que las puertas se cerraran, el solo hecho que las personas lo vieran en ese estado lo avergonzaba y generaba ansiedad en él, subió el cierre de su chaqueta hasta el tope cubriendo su boca y parte de su nariz, "uno, dos, tres; uno, dos, tres" contó tratando de relajarse mientras empuñaba las manos en sus bolsillos enterrando las uñas en su blanca piel; la campanilla sonó y las puertas comenzaron a juntarse...

¡ESPEREN!— gritaron para segundos después un chico un poco más bajo que el se adentrara con velocidad. Aún no salía de su asombro, el muchacho agitaba su cabello esparciendo gotas de lluvia por todo el lugar, mientras reía ¿Se estaba riendo de él?... —gracias, no sabes cuánto te lo agradezco— habló una vez que reguló su respiración, su voz amortiguada por la gran bufanda roja que envolvía todo su cuello. 

Yoongi no emitió palabra alguna más solo se limitó a mover su cabeza y mirar nuevamente sus zapatos, tenían alguna que otra mancha y los limpiaría en casa luego de darle de comer a Mr. Mustache; cuando escuchó al extraño hablar. 

¡ERES EL CHICO ESCAPISTA!— gritó con euforia y entonces Yoongi solo quiso morir. 

Caramel Macchiato (Y.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora