Prólogo.

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El charco de mi propia sangre se extendía en el pasillo mientras todos me observaban burlones. Nadie se preocupaba por mi. Nadie me respetaba. Nadie me quería. Cerré los ojos asustada.

Ayuda. Susurré pero nadie venía... porque nadie me entendía.

Por favor sálvenme. Nadie jamás vendría... por más que suplicara yo...

... Estoy sola.

Acaben con esto. Por favor... no quiero seguir viviendo. No me hagan sufrir más.

La cabeza me punzaba del dolor y no podía correr a enfermería... ya no sentía mis piernas.

¿Ya es el fin? Pensé feliz pero asustada.

¡Llamen a una ambulancia! Escuché a lo lejos. Abrí mis ojos llenos de lágrimas. No podía ver a la persona con claridad.

¿Te duele algo? Todo.

Save me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora