Me desperté a las siete con quince de la mañana. La alarma sonó y abrí los ojos con pesadez. Otro día más, de nuevo a la universidad. Lo primero que noté fue que Liam no estaba a mi lado en la cama, lo cual se me hizo extraño. Él siempre dormía hasta el último minuto, incluso cuando yo ya estaba peinándome o cerrando mi mochila.
Me senté en la cama y estiré los brazos con flojera. Me levanté y tomé algo de ropa del armario. Unos jeans cómodos, una blusa azul sencilla y una chaqueta ligera. Entre al baño para cambiarme y arreglarme. Me peiné dejando mi cabello suelto y ondulado, me puse un poco de maquillaje, y al salir, tendí la cama con rapidez. Dejé mi mochila lista en la sala antes de ir hacia la cocina.
Ahí estaba él.
Liam se encontraba recargado en la mesa, con una taza de café entre las manos. Tenia la mirada algo perdida, como si sus pensamientos estuvieran en otra parte, pero al escuchar mis pasos levantó la vista y sonrió de lado.
-buenos días
Dije mientras me acercaba. Dejó la taza sobre la mesa y lo rodeé con los brazos, colocando mis manos alrededor de su cuello. Él respondió al gesto tomándome de la cintura con firmeza, pero ternura.
-¿A qué hora te levantaste?
Pregunté, mirándolo a los ojos
-no recuerdo... tal vez eran las seis y media
Respondió con su voz algo rasposa por la mañana. Me sorprendí, fruncí un poco el ceño.
-Eso es muy temprano para ti
Él rió bajo, y negó con la cabeza cuando le pregunté si ya estaba listo para irnos. Su sonrisa era pícara, como si escondiera algo detrás de esos ojos azul oscuro.
Me acerque más, rozando mis labios con los suyos. Lo besé, suave, lento, como si quisiéramos detener el tiempo por un segundo. Mis dedos jugaron con los mechones de su cabello mientras sentía su respiración contra mi piel. Se separó apenas unos centímetros para mirarme de nuevo.
Me soltó solo para tomar su mochila, yo hice lo mismo y salimos del departamento. El aire de la mañana era fresco, el cielo aún tenía rastros de azul grisáceos y las calles empezaban a llenarse de estudiantes, autos y el ruido habitual de cada día.
Subimos al auto, Liam puso su mano sobre la mía mientras conducía, y aunque no hablábamos mucho, se sentía bien.
(...)Liam se estacionó frente a la universidad, como de costumbre. Nos dimos un último beso en la entrada antes de separarnos. Él se fue hacia su edificio y yo tomé el pasillo hacia los casilleros. Necesitaba dejar un par de libros antes de mi primera clase.
Mientras caminaba por el pasillo con mis cosas, escuché un pequeño sollozo, como alguien intentando disimular que lloraba. Me detuve, y al voltear, vi a Jessica encorvada frente a su casillero, con los ojos enrojecidos y la nariz ligeramente roja. Se sorbia la nariz con disimulo, pero no lo hacía bien. Me acerqué de inmediato.
-¿Qué tienes?
Le pregunté preocupada, sin dudarlo un segundo más la abracé.
Ella me rodeó con los brazos y comenzó a llorar con más fuerza, como si solo necesitara ese contacto para dejar salir todo el dolor.
-Justin... Justin terminó conmigo
Dijo entre sollozos
-¿¡Que?!-Pregunté, completamente confundida- ¿pero por qué lo hizo?
-dijo... dijo que no era suficiente para él
Respondió mientras intentaba limpiarse las lágrimas con las mangas de su sudadera. Se me heló la sangre. ¿Cómo podía decirle eso? ¿Quién en su sano juicio le diría a una chica tan dulce como Jessica que "no era suficiente"? Me indigné.

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My Only One 2 •Editando•
Teen Fiction"Aun te sigo amando" Liam regresa a Nueva York, después de casi 2 años de vivir en Ohio, vuelve en busca del perdón de Hailey, pero ella no sabe si pueda llegar a perdonarlo por lo que le hizo en el pasado. Palmer y Noah estarán en medio de sus cami...