Capítulo 1

15 2 2
                                    

Aún con los ojos cerrados, giré mi cuerpo en la cama intentando buscar la almohada a la que siempre abrazaba. Sin embargo, lo que me encontré en su lugar fue una fría pared que me dejó la mano adolorida. ¿Una pared? mi cama era de matrimonio y estaba en medio de la habitación ¿Cómo me iba a chocar con una pared? Extrañada abrí un ojo para situarme en la habitación, decorada con la bandera del arcoiris, un montón de cosas de Lady Gaga y Mónica Naranjo, y rápidamente tuve que abrir el segundo pues no reconocía el lugar en el que estaba. Con preocupación, y con un fuerte dolor de cabeza, me incorporé y verifiqué lo que ya me imaginaba. No estaba ni en mi casa ni en la de mi novio.

Novio...Las imágenes del pasado día empezaron a aparecer por mi cabeza justo en el mismo momento en el que un alto chico con una camiseta rosa de unicornios asomaba su cabeza por la puerta.

-Buenos días blanca flor ¿te encuentras mejor?- Me preguntó un chico delgado y con cara de buenazo pero que no reconocí porque todos los recuerdos del día anterior se arremolinaban en mi cabeza sin dejarme pensar con claridad.

-Dios, no- dije cogiéndome la cabeza con las manos y haciéndome una bolita - ¿Y mi móvil? ¿Qué pasó ayer? ¿Dónde estoy?

-Cari, soy Noah, el camarero del bar de abajo. Anoche llegaste, te emborrachaste en el local y luego dormimos juntos ¿No lo recuerdas? Porque yo sí.

Por desgracia, empezaba a recordar ciertas cosas y todo empezaba a volverse claramente vergonzoso y doloroso:

-Flashback-

Lo tenía todo listo: las maletas, los billetes, el piso nuevo, etc. Todo estaba listo para que dejara esta ciudad y emprendiera camino hacia lo desconocido... excepto por mí. Yo no quería irme sin él, lo amaba y comenzar una relación a distancia o dejar una relación perfecta no era mi propósito del año. Por eso en el último momento cancelé todo y corrí con las maletas hacia su casa. 

Ya lo estaba viendo, sería perfecto: entraría en su casa, dejaría las maletas, prepararía el desayuno y luego entraría a su habitación para decirle que había renunciado a mi trabajo por él, así que él me lo agradecería y acabaríamos llenando las sábanas de chocolate. Sería perfecto.

Excepto por el hecho de que al llegar a su casa me encontré a mi querido novio con su mejor amigo desnudos y sudorosos en el sofá. 

-Córrete dentro de mí- le dijo mi, hasta hace unas horas, compañero de piso a mi supuesto novio.

-No puede ser...- dije yo casi sin fuerza en la voz- No...- Y entonces mientras mi sangre se helaba, mi maleta golpeaba de forma estruendosa el suelo.

-¡Leila! ¿Por qué no estás en Sevilla?- dijo sin intentar ocultar o excusar lo que estaba pasando. 

-Esto es una broma de cámara oculta ¿Verdad?- Dije mirando a todos lados.

- Llevo un tiempo diciéndote que teníamos que hablar pero tú no quieres porque sabías lo que pasaba...Creo que es mejor que te vayas- dijo aún con su pequeñita polla en el culo gordo del otro.

Y ahí exploté. Mientras él hablaba yo estaba mirando las fotos que su familia tenía colocadas por toda la casa y simplemente actué. Cogí una de la estantería, a mi derecha, en la que ambos salíamos abrazados junto a sus padres y sin pensármelo dos veces fue directa a su cabeza.

-¡Tú! ¡Maldito desgraciado! ¿Me estás diciendo que tengo la culpa de que me pongas los cuernos con tu mejor amigo? - Y a cada palabra que salía de mi boca, un marco de foto aparecía en mi mano y era lanzado hacia cualquier lugar de la habitación. -¡Maldito cobarde desgraciado! 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 11, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El bar de al ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora