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—No para de llamarme y a mí me encanta, tía, no me seas aguafiestas.

—No soy aguafiestas, solo digo que tú no le des tanta cuerda al pobre hombre —entró en su casa y a la par que encendió la luz, activó la dichosa alarma—, ¿le has hablado de Dante?

—Sí, pero él también está acabando una historia neurótica con su chica...

—¿Ah sí? —tiró las llaves en la encimera de la cocina y miró la puerta trasera. Habían puesto un cristal nuevo y a Maravillas, su asistenta, le había dado tiempo a dejarlo todo limpio y recogido—, no sabía que tú estabas acabando algo con Dante.

—Joder, Katniss, eres más puñetera que tu santa madre.

—Cillian McBride es uno de los mejores amigos de Peeta, los Mellark lo adoran, se han criado prácticamente juntos y me preocupa que por un lío contigo en navidad, el chico sufra, le dé una depre o...

—No soy Mata Hari.

—No, pero le das cuarenta vueltas al pobre Cillian que...

—Qué está como un queso, no sé cómo no lo fiché en tu boda.

—Porque fuiste con Pedro de las Heras.

—Ah es cierto, ¿ya te arreglaron el cristal?

—Sí, veo que sí.

—¿Y Peeta no está contigo?, después de lo de anoche...

—No, está trabajando el Pentámetro Yámbico2 con William Percy, su profe de la Royal Central School que ha tenido la deferencia de dedicarle parte de su valioso tiempo.

—¿Pero no lo tiene ya muy masticado?

—Sí, pero los actores nunca dejan de estudiar y está entrando en estado de pánico total con Shakespeare, ya sabes lo autodestructivo que puede llegar a ser... —sonó el teléfono fijo y se fue directo a contestarlo—. Voy a dejarte, hermanita, me llama el contable de Peeta.

—Uy "el contable de Peeta", qué poderío.

—Ya, sí, muy bien. Luego te llamo —colgó el móvil y respondió a Phillipe Whiteapple abriendo la nevera—. Hola, Phil, buenas tardes.

—Hola, Katniss ¿cómo estás tú?, me enteré del intento de robo en vuestra casa.

—Bueno, solo llegaron a romper la puerta de la cocina y lo hicieron con una piedra y sin ningún cuidado, cosa que intriga a la policía... —suspiró—. En fin, que fue muy raro y afortunadamente pude activar la alarma de manera manual y salieron corriendo.

—Menudo susto, ya verás cuando se lo cuente a mi mujer, no dormirá en una semana.

—Pues no se lo cuentes, no pasó nada.

—Pero el susto te lo llevaste igual.

—Sí, eso sí, casi me da un síncope.

—Y estando sola.

—Por suerte estaba sola porque llega a estar Peeta y seguro que sale a enfrentarlos o corriendo detrás de ellos y la cosa podría haber sido peor.

—Eso es verdad. Escucha, te llamo también por otra cosa. Los del seguro ya han aprobado lo de tu anillo, así que ningún problema.

—Qué rápidos —miró el enorme diamante del nuevo anillo de compromiso y bajó la mano de inmediato. Era precioso pero le costaba acostumbrarse a llevar una joya tan valiosa encima—, muchas gracias.

—Es el primer artículo de valor que aseguráis, sois unos chicos muy frugales, Katniss—bromeó Phil—, me han dicho que es una pieza espectacular.

OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora