Diario 19

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Bueno... no encontré una mejor manera para decirte cómo es que me siento en realidad.
Y yo lo sé, estoy perfectamente conciente de que un muy mal día no es excusa alguna para tratarte de esa manera, pero reencontré mi orgullo y tampoco voy a pedir perdón porque lo último que dije es cierto.
Lo que decidas hacer dependerá solo de tí...

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En qué rayos estoy pensando.
Solo yo hago las cosas diminutas extremadamente complicadas.
Solo...
Sé que no tengo excusa alguna.
Las cosas malas que me pasan deberían quedar solo en mi lado de la pantalla, porque no tienes la culpa, y no debería reflejar mi día al hablar contigo.

Lo peor de todo es que después de pensarlo un largo tiempo me dí cuenta que todo fue una gran estupidez. Que en realidad soy tan simple que invento cualquier excusa para hacerlo todo complicado y parecer más compleja. Que ni siquiera puedo tomar un sorbo de whisky a escondidas a pesar de un segundo antes estar decidida a hacerlo.

No puedo...

No puedo hacer lo que otros hacen. Solo pasarlo todo por alto y ya.

No quiero.

Y por alguna razón, parte de mí se siente bien respondiendote así, una parte de mí siente alivio al responderte así.
No tengo que fingir contigo, siempre te lo he dicho, y por alguna razón el no disimular que estoy molesta y responder cortante o agresivamente me alivia...
Me sentiría peor si tuviera que fingir estar feliz cuando en realidad no lo estoy.
Sería peor mentirte sobre cómo me siento.
Aunque asumo que te herí...

"Mejor pedir perdón que pedir permiso" pero cómo te pido perdón si ni siquiera yo sé qué pasó.
Y sea lo que sea no es la primera vez que ocurre...
Usualmente pasa algo así cuando no me controlo, que es con una constancia ahora alarmante.

No quiero esto.
No puedo...

Sea como sea, tú también tienes derecho de hablar, de decir lo que piensas, lo que sientes, de echarme la culpa si tu ánimo no es el de siempre, porque por supuesto que la tengo.

Solo... quiero que sepas que no tienes la culpa...
Y tampoco tienes por qué pasar por todas estas cosas si no quieres, y dudo mucho que lo quieras.

Relatos de un corazón dolidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora