RECUERDOS

47 4 0
                                    

Contraste, sí, contraste, no veo otra manera de definir lo que dejaste en mí.
Contraste en el color de tu piel y la mía, entre lo bueno y lo malo, entre cada maldita lógica, principios y moral que pueda quedar dentro de mí cuando me hablas o te acercas, incluso de la sensación que dejas cuando me miras.
Esos ojos marrón, ¿Cómo poder huir de ellos?, prefiero dejar a la imaginación lo referente a tu sonrisa, ya que me perdería en los recuerdos.
Por años he tratado de decifrar el porqué sigues siendo tú? Porqué no puedo volver a sentir esa misma chispa con alguien más?
Comienzo a creer en la teoría del hilo rojo invisible que une a 2 almas, pero lo tuyo y lo mío no es un hilo normal, es un tejido lleno de nudos y enredaduras que quedaron por esos años juntos, nudos de los que aún no he logrado liberarme hasta ahora.
Mi alarma programada para las 6am me acaba de recordar que ya es hora de dejar de pensar en ti, levantarme y convenserme de que es un nuevo día, uno sin ti, pero con más oportunidades para mí.
Perfecto, te dejaré de lado por un momento mientras me sumerjo en la monótona rutina de mi día día.
Suelo disfrutar de unas tostadas con  un café caliente para calmar el frío de las mañanas y poder despejar mi mente, en definitiva soy enemiga de los noticieros matutinos, de preferencia al desayunar veo uno que otro dibujo animado, irreal pero reconfortante.
Mientras me dirijo al trabajo me gusta ponerme a pensar en la vida, en lo hermoso que se debe sentir haber culminado la universidad y lo afortunada que sería de trabajar en algo que me encanta, anhelos que dibujo en mi mente con la finalidad de lograr la aceptación de mi madre, pero soy del tipo de persona que analiza el pasado también, chocando con tus recuerdos otravez.
Éramos tan inocentes, como hermanos que sólo pensaban en protegerse el uno al otro, nuestra compañía solía ser el motivo suficiente para estar felices todo el día apesar de lo mal que nos podría haber sucedido, en fin.

Llegando al trabajo, tengo que lidiar con los relatos amorosos de Kath, me facina la forma en como ella lleva su vida sentimental, parece importarle poco o casi nada los sentimientos de los chicos con los que sale, y no se preocupa por caerles bien o agradarles, simplemente es tan superficial que no desea involucrarse más a fondo en sus vidas, me gustaría ser como ella pero lamentablemente mi responsabilidad afectiva y mi nivel de empatía no me lo permiten.
Kath es mi única amiga, la elegí porque es esa parte fría e irracional que sé que me falta ser a mí, de hecho gracias a sus atinados consejos llevo 3 años sin caer nuevamente en una maldita relación y he logrado enfocarme en mejorar mi interior.
Pero... No he estado del todo sola, hubo uno que otro jovencito de cabellos ensortijados que me brindaron su compañía, uno de ellos se dedicaba a tiempo completo en hacerme sentir amada,ganándose el corazón de mi familia, pero cómo poder darme el chance de amar a alguien sin haberte olvidado? Maldito seas...

Y pues sí, me llaman la atención los chicos de cabello rizado ya que no pierdo la tonta esperanza de que al levantarles el cabello encontraré la cicatriz que tienes camuflada en ellos, recuerdo que dejó en ti ese corte en la frente que te hiciste a los 17 en el accidente que tuviste, ese donde comentaste que viste a tu padre en el camino,pero lo acepto, no encontraré nada, no son tú.

Qué irónico, éramos dos seres incompletos, tú buscando el amor de un padre al cual no le importaste un carajo y yo... Buscando el amor y aceptación de mi propia madre.

Teníamos un rompecabezas por armar, pero no la voluntad para terminarlo...

CONTRASTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora