Tal y como Danel había afirmado, era malo en ping pong. Era muy malo. Yo tampoco era aquí una genia en este deporte, pero me defendía. Me sabía las reglas básicas pero no mucho más.
—No vale, me habías dicho que eras muy mala —se queja al acabar la actividad nocturna.
—Venga, no llores —le vacilo mientras cojo las dos palas y la pelota para guardarlas en las cajas de la entrada.
— ¿Y los demás? —pregunto al notar su ausencia.
—Se han ido casi al empezar —responde—. Yo los he visto pero tú... estabas de espaldas.
— ¿Sin despedirse ni nada? —me extraño en voz alta.
—Igual no querían molestar... —supone en el mismo tono que he utilizado yo.
Podía ser, pero también podían haber avisado.
Nos separamos al llegar a la primera planta, donde está la habitación de Danel.
—Buenas noches, que duermas bien —me despido.
—Igualmente —dice con una sonrisa.
Hago el amago de darme la vuelta para retomar mi camino cuando veo que Danel extiende los brazos. Después los vuelve a dejar en su sitio. Menudo feo le acabo de hacer.
— ¿Un abrazo?
Asiente con la cabeza.
***
Nathan
No tenía ningunas ganas de jugar al ping pong, y menos con Mars, que era el típico chico al que se le daban bien todos los deportes. Por eso, nada más ganarme un juego, le propuse dejarlo, y eso hicimos.
Ahora estoy en la habitación que comparto con Summer. Me acabo de lavar los dientes porque antes me he negado a hacerlo cuando me han dado ese esquinazo. A ver, los dos me caen muy bien y son mis amigos, pero lo que me han hecho no me ha gustado nada. ¿A quién le gustaría que le dieran esquinazo?
No tengo sueño, nada, cero. Por eso, cojo el móvil que había dejado sobre la mesilla al entrar y me tumbo sobre la cama. Abro instagram. Lo sabía, me ha hablado la chica de instagram.
"¿Ya has estado con tus amigos? Llevas mucho tiempo fuera", ella.
"Y yo que pensaba que nadie te quería...", ella.
"Es coña, eh", ella.
"¿Hola?", ella.
Sus primeros mensajes han sido enviados durante la tarde, pero el último ha sido de hace una hora. Seguramente ya esté durmiendo.
"Hey", yo.
"Bueno, seguramente ya estés durmiendo", yo.
Salgo de la aplicación para meterme en whatsapp. Tengo que contestar un par de mensajes del grupo que tengo con mi familia. Parece ser que me echan mucho de menos.
Una vibración me indica que la chica de instagram acaba de contestar. Y yo que creía que ya se había ido a dormir...
"Te he echado de menos toda la tarde", ella.
"Yo también", yo.
"Mentira, si me hubieses echado de menos, habrías ido contestando a mis mensajes", ella.
Siempre tan desconfiada a mis palabras...
"Ya te he explicado que estoy de campamento y que no puedo estar 24/7 pegado al móvil como el verano pasado", yo.
"Podrías intentarlo. Ah, no, es verdad, que tienes que socializar con gente que se olvidará de ti nada más que acabe el campamento. Y entonces vendrás", ella.
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93 días de Verano ✔️
Ficção AdolescenteSummer es una chica sin amigos que apenas se habla con la gente. Acaba el curso y merece tener el Verano libre para hacer lo que quiera por sus buenas notas. Pero en cuanto llega un mensaje del instituto diciendo que gracias a ellas puede pasar el V...