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Había despertado temprano, un día sábado, odiaba con mi vida eso pero era por un buen motivo, tenía que ir a almorzar donde Erick.

Me bañé, me vestí con un short  y una camiseta de tirantes color negra. Me eché crema en las piernas y tomé un vaso de jugo justo antes de escuchar un par de bocinazos afuera. Era Erick, supongo.

—¡Wena, Nachi!—gritó. Sonreí, que hueón más alegre este.

Me subí a la camioneta, le di un beso en la cara y después me abroché el cinturón.

—¿Cómo estay?—pregunté.

—Bien, ¿y tú? ¿cómo te fue ayer en la pega?

—Bien, me fue excelente. Ya armé mi oficina, es chiquitita pero me encanta—sonrió—¿Y a ti en los entrenamientos?

—A full, quiero puro ganarme un puesto para empezar la temporada de titular.

—Demás que si—contesté. Erick puso la radio y continuó manejando—Y dime, ¿qué delicia comeré hoy?

—Carne rellena  y papas rústicas—dijo. Mi guatita rugió de una al imaginarme, el jugo que me había tomado no me ayudó en nada.

En diez minutos llegamos a la casa del Erick, vivíamos súper cerca. Me sorprendí un poco al llegar, la casa del Erick era gigante, de dos pisos y el patio era enorme, tenía una piscina que era como del porte de mi casa.

—Siéntete como en casa, si quieres pone una película o algo que te guste.

—Gracias.

Me senté en el sillón pero mirando hacia la cocina, quería ver todos los movimientos que hacía Erick, nunca había hecho carne rellena y me interesaba aprender.

—¿Por qué no te sentai aquí mejor?

Sí, era mucho mejor. Me puse de pie y me fui a sentar a un lado de él.

—¿El Luis no está?

—Está en Bolonia, donde la Aky, se fue a hacer una huea en el pelo. Va a llegar rubio oxigenado—rodó los ojos.

—¿Que suelen hacer ustedes para divertirse?—le pregunté, poniéndole atención a todo lo que él hacía con el pedazo de carne.

—Solíamos hacer muchos carretes, pero ahora estamos más lejos con los chiquillos. También pasábamos en el mall, en los eventos que me invitaban de marcas reconocidas—respondió—¿No te molesta si me saco la polera? Estoy cagao de calor.

—No, dale nomás.

En cuanto se sacó la polera la hizo bolita y la tiró al sillón donde anteriormente yo estaba sentada. Mi vista sin querer se fue a su abdomen completamente rayado. No pude distinguir más sus tatuajes porque si seguía mirándolo de aquella manera, él me creería una psicópata. Me encantaban los tatuajes y más si eran en exceso.

—Hace calor—dije.

Sin preguntarme antes, abrió un cooler y sacó una cerveza, cortó rodajas de limón y se las metió adentro. Se me hizo agua la boca, con el calor que hacía una cerveza era lo único que se me antojaba. Me la pasó y la acepté gustosa no sin antes darle las gracias.

—Nachi, el otro día te iba a preguntar por tu hermana y se me fue. ¿Cómo está?

Justo mi teléfono comenzó a vibrar, miré la pantalla y decía Cami. Le mostré la pantalla a Erick y este rió.

—La invocaste—contesté la videollamada. La imagen un poco borrosa de mi hermana apareció en la pantalla—Hola pendex, ¿cómo estás?

Strade separate || Erick Pulgar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora