Bárbara la agarró por la cintura y la sostuvo para que pudiera estar de pie cuando Macarena sintió que sus piernas se debilitaban en el momento en que abrió la puerta. Su hermano era exactamente como ella recordaba años atrás, bueno, excepto por el cabello que era inevitablemente más largo hasta el punto en que podía atarlo en una cola de caballo, lo que hacía que su esbelta cara fuera aún más larga y triangular. Pero sus ojos brillaron hacia ella, sin el rastro de ira que había visto la última vez. No había rastro de enojo, ni de decepción, y mucho menos de disgusto como antes ... No sabía qué decir, qué hacer, qué pensar.
- Sis .
- Santiago. - repitió, como para creer que realmente estaba frente a su hermano.
- ¿Me vas a invitar a pasar?
Bárbara mantenía las manos sobre la cintura de su novia, sosteniéndola, mientras observaba cómo se estremecía. El chico, que era más alto que Macarena, entró a su departamento y analizó cada rincón de la habitación. Especialmente el árbol de navidad. Luego se volvió hacia la pareja.
- Pasé mucho tiempo buscándote, lo siento. - El chico empezó a decir, claro, necesitaba explicarse. - Te vi cuando saliste en la revista, las revistas y luego en los anuncios de televisión. Y finalmente en la novela.
- ¿Qué les parece si tenemos esta conversación sentados? - sugirió Barbara, mirando directamente a Macarena. Cuando la mujer asintió, la morena sonrió. - Siéntate Santiago, por favor.
El hombre eligió el sofá y Macarena acercó a Barbara a la silla con ella. La morena no sabía exactamente si debía estar en medio de ese íntimo momento, pero Macarena la hizo sentarse en el sillón y acurrucarse en su regazo. Miró a su hermano, tenía los ojos llenos de lágrimas y respiró hondo. Era difícil concentrarse en la necesidad de hablar con él. Tampoco sabía si estaba lista para otra humillación.
- Si vienes aquí para de ...
- No. - Él respondió, anticipando lo que ella podría decir. - No vine a decir nada malo. Vine a pedirte perdón. Reaccioné muy mal antes, te abandoné.
- Si.
Las manos de Bárbara rodearon a Macarena; era la sensación de estar protegido y al mismo tiempo ser libre. Barbara siempre le hacía eso a ella; le transmitía toda la calma del mundo mientras sin hablar le daba a entender "haz lo que quieras, estoy aquí". Amaba a su morena aún más por eso. Y para todo lo demás, por supuesto. Santiago las miró a ambas con curiosidad.
- Necesito disculparme por cómo reaccioné antes. Cuando me hablaste de tu otra ... novia.
Macarena no dijo nada, solo miró fijamente a su hermano; Quería esperar qué más podía decir. Mientras tanto, Bárbara acariciaba su muslo, que incluso con los jeans, Macarena sentía la caricia como si estuviera directamente sobre su piel.
- No tenía mucha noción de las cosas, fui un completo idiota, estúpido. Lejos del hermano que necesitabas en ese momento. Del hermano que mereces.
Bárbara sonrió y posó sus labios aún en el hombro de Macarena, fue casi una caricia.
- Quería empezar por disculparme contigo.
- ¿Cómo has llegado hasta aquí?
- Después de verte en la telenovela, vi tus entrevistas y vine aquí a buscarte. Estaba en la Ciudad de México por casualidad, y cuando te vi en la televisión ... necesitaba encontrarte.
- Entiendo.
- Conocí a tu ... novia ... en la librería donde trabaja.
- Reconocería estos rasgos en cualquier parte. - dijo Bárbara como si estuviera orgullosa de sí misma. - Apareció en la librería la semana pasada y me sorprendió la similitud.
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El mar de tu mirada | Barbarena I Terminada I Editando
RomanceBárbara Lopez vive una vida tranquila y pacífica. Trabaja en una conocida librería en el centro de Monterrey; La mayoría de las personas son clientes antiguos que la conocen desde que era una adolescente cuando solo era la hija del dueño del lugar...