Capítulo 3

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Cap. 3

Rosita sonrió. Aquellos tres primos García, sus primos lejanos, eran realmente excepcionales y adorables. Los repasó a los tres y trató de no emocionarse. Luego dijo:

- Yo soy la ahijada de la siñorita Dolores. Mucho gusto.

Luis Antonio sonrió ligeramente.

- Mucho gusto...

Luis Manuel la saludó también con poco énfasis.

- Hola...

José Luis la miró con más interés pero luego se apartó.

La tía Dolores comentó.

- Mi sobrina Rosita querría que yo le dijera quiénes son. Tú eres...Luis Antonio, ¿cierto?- preguntó a éste.

- Si ya sabe para qué pregunta...-dijo algo tímido.

- No seas grosero, grandísimo animal- le contestó la abuela.

- No se preocupe, doña Luisa. Tú eres Luis Manuel, ¿verdad?

- Claro, tía...discúlpenos pero creo que no todos somos igual de educados.

La tía fue donde José Luis. Éste dijo secamente.

- Soy José Luis...

- En vista de las cortesías, pasemos a la sala.

Rosita, ahora convertida en Lupita dijo:

- Astedes me dispensarán pero me voy a la cocina.

La abuela la motivó.

- Por favor, Lupita, quédate con nosotros. Eres ahijada de doña Dolores. Así que también eres mi invitada.

- Gracias, doña- dijo Lupita.

Mientras avanzaban, preguntó en voz baja doña Dolores a su sobrina.

- ¿Qué te parecen?

- Bien piocha, tía.

- Niña.

- Es la verdad...

- Ya tendrás tiempo de escoger a uno...

Caminaron y justo antes de entrar a la sala, Luis Antonio le guiñó el ojo a Lupita. Ella le respondió con otro guiño. Su tía le dio un pequeño golpe en el brazo.

Por fin comenzó la comida.

Lupita estaba atenta a las reacciones de los García, quien, cada vez que pasaba un plato la miraban sin pestañear.

Sin embargo, para disimular, decidieron seguir comiendo como si nada.

La tía preguntó.

- ¿Siempre son así?

- No...es curioso, tenerlos comiendo es la única forma de tenerlos cerca y callados. ¿Y Rosita?

- Pues verá, abuelita, estudiando, ¿sabe? No pudo venir pero deseaba mucho conocerlos.

- Supongo que está en la Universidad- preguntó Luis Manuel.

- Así es- dijo doña Dolores.

José Luis intervino.

- Pues no creo que haya tenido muchas ganas de venir si está tan ocupada...

Un amor para tres GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora