Una trampa sin salida.
Un juego sin truco.
Una historia con un final inconcluso.
Gotas caían al piso,
muchos se fueron sin despido.
Demonios nos rodeaban,
nos miraban.
Jugaban,
con nuestras escasas esperanzas.
Nuestras seguridades desaparecían,
cada que nos perseguían.
Él estaba ahí,
en un sueño sin fin.
En un cajón,
prisión de terror.
Estaban a sus pies,
lo deseaban a más no poder.
Lo querían llevar al mundo infinito,
en el que todo era bonito.
Pero lejos de nosotros,
quienes por su despido sufríamos.
El cajón bajaba,
a medida que los familiares lloraban.
Se marchaba para siempre.
El chico callado, había dejado el mundo a un lado.-valu.