Minutos de atraso

1.1K 112 6
                                    

—¡Arriba, dormilona!—gritó Ginny, abriendo la puerta de la habitación de par en par, dejando entrar toda la luz del pasillo.

Luna la seguía y rápidamente sacó su varita y abrió las ventanas para dejar que el cuarto se iluminara y que el frescor de la madrugada la hiciera estremecer.

Hermione gimió contra la almohada y rogó para que aquello se tratara de un sueño, pero cuando sintió unas manos tirando de sus sábanas para destaparla comprendió que se trataba de la cruel realidad.

—¡Arriba, Hermione! Es el día de tu boda, se supone que debías estar despierta hace una hora ya... —indicó Ginny—Mi madre hace dos horas se levantó para preparar todo lo necesario. ¡Vamos! ¡Pensé que eras una persona madrugadora!

Lo era, de hecho, ya que nunca antes había tenido problema alguno en levantarse temprano a estudiar si era necesario pero la noche anterior no había estado durmiendo con tranquilidad precisamente. ¡Eso le pasaba por hacer caso a Severus! No podía quejarse; definitivamente nadie debía saber que se había escapado de la estricta vigilancia de todas las mujeres para ir a ver a su prometido. La idea original había sido simplemente hablar ya que hace más de una semana que no estaba juntos pero precisamente eso había ocasionado que se desviaran a un terreno menos inocente, y una charla dio continuación a unos cuantos besos, y éstos a algunas caricias y finalmente habían terminado haciendo el amor como dos desesperados.

Ante la realidad de que no podría permanecer ni un solo segundo más en la cama, intentando reprimir las ganas de lanzarle hechizos aturdidores a sus amigas, se sentó en la cama y entrecerró los ojos, tomándose un tiempo para que sus ojos se acostumbrasen a la intensidad.

Los rostros de sus dos amigas brillaban de alegría... Las envidiaba, realmente... no es que no estuviera emocionada, sólo tenía algunas... dudas, por así llamarla. Y hablar con Severus no era su fuerte, no cuando se trataba de sentimientos. Él le había dicho que quería pasar el resto de su vida con ella y era obvio que se preocupaba, que la celaba y que sentía un profundo deseo. Pero, ¿La amaba? No lo sabía porque Severus nunca se lo había dicho... Le había dado costosos regalos, le había obsequiado incluso algunos libros suyos que sabía que ella quería leer con desesperación, incluso la soportaba cuando despertaba de un humor de perros. Pero nunca, en todo el tiempo que llevaban juntos, le había hablado de sus sentimientos y eso la asustaba. ¿Qué sucedía si sólo se casaba con ella por una cuestión de, como él mismo había dicho aquella vez, practicidad? Era práctico tenerla a su lado porque no se sentiría solo y podía satisfacer las necesidades de su cuerpo...

No, no quería pensar en esa posibilidad.

—¡Hermione!

El grito de Ginny la volvió a traer a la realidad, dándose cuenta que se había quedado pensando lejos, con la mirada perdida.

—Lo siento—se disculpó—¿Qué decías?

—Te preguntaba si conoces las tradiciones mágicas que la novia debe cumplir el día de su boda.

—No... ¿De qué hablas?

—¿No recuerdas a Fleur?

Hermione negó con la cabeza. En aquellos tiempos le preocupaba más el logar sobrevivir a lo que les venía por delante antes que prestar atención a lo que hacía o dejaba de hacer la novia.

—La familia de la novia, la madre y algunas amigas, la deben ayudar a bañarse, peinarse y vestirse—respondió Luna con su usual cama, sentándose a su lado en la cama—Pero en cada una de esas partes hay un procedimiento que es acompañado de un conjuro.

—Eso es interesante... ¿Viene mi madre?

—Y la mía—añadió Ginny—Ambas te ayudarán, aunque mi madre hará la parte mágica.

Sentir causa demasiado dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora