Cap2: Eres mía

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-aaaaaaaaaaa- personaje hablando

-aaaaaaaaaaa- personaje pensando

aaaaaaaaaaa- ser sobrenatural hablando

aaaaaaaaaaa- ser sobrenatural pensando

RENUNCIA DE DERECHOS: ¿en serio os imagináis a kishimoto escribiendo un Lemmon? Acabarían todos rogándole sexo a Sasuke mientras el uchiha hace su hmpf característico… no, ni el mundo de Naruto me pertenece, ni mis historias le pertenecen a kishimoto. Dos mundos separados, y yo cuál parásito usando una buena idea para lanzar las mías, nada más. Aunque también es cierto que yo le hago publicidad con estas cosas…

Sentado en su silla habitual del restaurante ichiraku, Naruto esperaba su plato con un gesto distraído. Había salido hace una media hora del hospital, al fin y tras superar una y mil trabas de una furiosa Sakura, y Hinata había insistido en llevar a Naruto al ichiraku a tomar su plato favorito para recuperarse mejor. Y, a pesar de que el rubio debería de estar contento, más aún si a su adorado ramen le añadías la compañía de un monumento de mujer como la hyuuga, que miraba al ojiazul de reojo continuamente con una sonrisa contenida y un potente sonrojo (y Naruto sabía perfectamente lo que se pasaba por la cabeza de su novia cada vez que lo hacía), realmente se encontraba con sus pensamientos en otra parte. Concretamente, rememorando en bucle su momento con Ino. Le costaba disimular la erección cada vez que reproducía los gemidos de la yamanaka, o recordaba su aspecto, desnuda, a cuatro patas y pidiendo más con esa mirada furibunda. El uzumaki siempre se había preguntado por el aspecto que tendría esa espectacular rubia en esa situación… y todas sus hipotéticas respuestas se habían quedado pequeñas. Ese cuerpo de infarto, con ese trasero firme, esa piel de porcelana perfectamente cuidada, esos pechos de buen tamaño (no eran tan grandes como los de Hinata, ni inmensos como los de baa chan, pero joder, Naruto los prefería así si era sincero… eran grandes, pero no demasiado), esos labios carnosos… No podía dejar de pensar en ese momento, impulsado por una fuerza irresistible, y eso le complicaba la vida… ese no era el plan, pero, joder, lo que daría por repetir… por tenerla gimiendo bajo su cuerpo, penetrarla hasta dejarla afónica, lamer su sudor…

-Na… Naruto kun.- una voz le despertó de su ensoñación, la voz de su novia, que le contemplaba algo preocupada. Lo dicho, esa rubia le estaba complicando sus planes… joder, con lo fácil que sería todo si no se distrajese…- ¿Estás bien?

-Si, Hinata chan, estaba solo pensando en la reunión con kakashi sensei de dentro de unos minutos…- se excusó el uzumaki con una sonrisa, encandilando a la ojiperla. Era mentira, por supuesto que no tenía que pensar en esa reunión. La había solicitado nada más salir del hospital, y ya tenía claro qué decir y cómo decirlo, pero era la excusa perfecta para que Hinata no metiese las narices donde no debía. Y la hyuuga, si no hubiese caído en las redes de esa sonrisa, o de ese sufijo que tanto deseaba oír, lo habría hecho por la causa de su sonrojo. Desde ese momento con Naruto en la camilla del hospital, solo pensaba en repetir, y Naruto lo sabía. Por supuesto que lo sabía… lo dicho, si no se distrajese con Ino, todo sería MUY fácil…

-E… está bien Naruto kun… tu… tu plato está ya…- anunció la hyuuga, señalando al plato de ramen de cerdo que ya le había servido el viejo teuchi hace unos minutos. Naruto asintió, deseoso de probar su amado ramen. Tomó los palillos, dándose una tregua con su febril y desatada imaginación, y se dispuso a probar esos fideos. Pero, en cuanto contactaron con su boca, el uzumaki frunció el ceño con disgusto. Intentó masticarlos unos segundos, pero el sabor era insoportable. Como comer vómito, tuvo que escupirlos en el plato con disimulo para evitar montar un escándalo, alertando a su novia, que le atendió de inmediato con un gesto preocupado.- ¿Qué… qué pasa, Naruto kun?

eres mía naruinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora