eres mía naruino

Cap4: Secretos

aaaaaaaaaaa- personaje hablando

-aaaaaaaaaaa- personaje pensando

- aaaaaaaaaaa- ser sobrenatural hablando

- aaaaaaaaaaa- ser sobrenatural pensando

RENUNCIA DE DERECHOS: ¿en serio os imagináis a kishimoto escribiendo un Lemmon? Acabarían todos rogándole sexo a Sasuke mientras el uchiha hace su hmpf característico… no, ni el mundo de Naruto me pertenece, ni mis historias le pertenecen a kishimoto. Dos mundos separados, y yo cuál parásito usando una buena idea para lanzar las mías, nada más. Aunque también es cierto que yo le hago publicidad con estas cosas…

Ino abrió los ojos con pesadez. Entre las formas borrosas que veía, algo la estaba confundiendo: No reconocía el lugar, no era su cuarto en el complejo yamanaka. Olía a alcohol, a sudor, a sexo… ¿Dónde se supone que estaba? Tuvo que esforzarse para distinguir unas sábanas naranjas revueltas, y un cuarto hecho una leonera, para comenzar a caer en la cuenta… estaba en la habitación de Naruto, había pasado la noche allí. Ino ya había dormido en la cama de otros hombres alguna vez, no era nueva en estas situaciones, pero algo extraño sucedía en este caso. Era consciente del tipo de "relación" que tenía con el rubio, una de dominación, donde ella no estaba para otra cosa que para satisfacerle. Ya había estado con otros capullos arrogantes antes, hombres que solo valían para el sexo y ya. Pero, lo extraño en esta situación era lo que ocurría fuera del sexo… ¿Por qué se sentía tan bien? Había dormido como nunca, y ahora se sentía cálida y protegida. Miró a su lado y entendió el motivo: estaba abrazada a Naruto. Acurrucada pegándose a él, lo rodeaba con su brazo y muslo, disfrutando de ese agradable calor que desprendía el cuerpo del jinchuriki, y él hacía lo propio con su fuerte brazo derecho. Ya había estado con otros capullos arrogantes, y todos habían hecho lo mismo: olvidarse de ella en cuanto acababan con lo suyo. Entonces… ¿Por qué Naruto se comportaba así?

-Mmm…- se desperezó el ojiazul, apartando Ino la mirada de su rostro con un suave sonrojo. Casi la descubre mirándole como una lunática, no iba a darle ese gusto a ese desgraciado. Aunque, mirándolo de reojo, se sorprendió de que pareciese tan… fresco. En serio, ¿Cuánta energía tenía ese hombre? El día anterior había ido de misión, caído inconsciente, había sido reanimado de la muerte, participado en una pelea de bar multitudinaria, en una reunión de clanes y en otra muy intensa con el hokage, se había acostado con Hinata (y seguramente más de una vez, para enfado incomprensible de la ojiazul) y además le había dado la sesión de sexo más intensa de su vida… una vez en la cocina, otra en el suelo de ese cuarto, otras tantas en la cama… Ino notaba sus piernas débiles, todavía temblando por el viaje que le había dado el jinchuriki y las escasas horas de sueño… ¿Cómo lo hacía él para parecer que había dormido un día entero?- Buenos días…- saludó con una sonrisa satisfecha. Encima sonreía como si nada fuese mal, como si no hubiesen hecho algo terrible el día anterior… ¿Qué cojones le pasaba? La rubia apartó la mirada del uzumaki con un gesto de enfado que no le pasó inadvertido… aunque no se separó de él.- ¿Mal despertar?- preguntó con un tono burlesco, pero sin dejar de abrazarla. Si quería jugar a ese juego, el rubio se iba a divertir.

-Ya sabes por qué es…- se quejó amargamente la yamanaka, a la que su conciencia estaba atacando con dureza. Había traicionado todo y a todos el día anterior: la confianza del hokage, su profesión de kunoichi, a su mejor amiga…

-Venga Ino, tampoco es para tanto… no me he ido de la aldea a pesar de que mi herencia se haya volatilizado…- comentó con una sonrisa arrogante, confundiendo a Ino… parecía que… ¿lo sabía de antemano?- Como si me importase una mierda el dinero, mira dónde vivo…- punto para el uzumaki… ese apartamento entero era tan grande como el cuarto de Ino en el complejo yamanaka.