Cap5: una cena... ¿de equipo?

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aaaaaaaaaaa- personaje hablando

-aaaaaaaaaaa- personaje pensando

aaaaaaaaaaa- ser sobrenatural hablando

aaaaaaaaaaa- ser sobrenatural pensando

RENUNCIA DE DERECHOS: ¿en serio os imagináis a kishimoto escribiendo un Lemmon? Acabarían todos rogándole sexo a Sasuke mientras el uchiha hace su hmpf característico… no, ni el mundo de Naruto me pertenece, ni mis historias le pertenecen a kishimoto. Dos mundos separados, y yo cuál parásito usando una buena idea para lanzar las mías, nada más. Aunque también es cierto que yo le hago publicidad con estas cosas…

-mmmhhh… mmmhhh…- gimió de forma contenida Ino, amortiguándose su sonido en su garganta por culpa de lo que estaba haciendo.

¿Cuánto llevaba en el piso de Naruto? No tenía ni idea… como mínimo un día. Lo cierto es que era difícil mantener la noción del tiempo cuando estaba con él, era algo casi animal. Como una adicción. Se había negado tener a Naruto dentro durante tres días, y claro, en cuanto lo volvió a probar, la recaída fue brutal. Como la advirtió el rubio, tuvo que administrar su energía como si estuviese en la guerra… lo habían hecho por toda la casa, una y otra vez, en todas las posturas, y no se cansaba ninguno de los dos… era como si siguiesen con su juego de dominación, esta vez probando a quien de los dos aguantaba más sin rendirse en esa maratoniana sesión de sexo. Tuvo que racionar su chakra para evitar embarazos (el uzumaki se había corrido ya tantas veces, la mayoría dentro de ella, que, si no fuese por esa habilidad médica, estaría embarazada seguramente), tomarse píldoras de soldado para recuperar fuerzas, incluso aplicarse chakra médico para quitarse la irritación cuando se excedían demasiado. Se encontraba completamente empapada en sudor, e incluso en simiente del rubio, cansada, sucia… y no la importaba. Incluso la excitaba aún más. Estaba completamente entregada a esa sesión de brutal sexo que la estaba regalando Naruto. Había aceptado su papel ahora que sabía que no había control mental por parte de Naruto, que todas esas sensaciones eran genuinas, y había dejado de lado sus reparos morales. Quería esto. Necesitaba esto.

En ese momento el uzumaki estaba sentado en el sofá del salón de su casa, desnudo, con su musculado y sudado cuerpo apoyado en el asiento, con esos fuertes brazos extendidos sobre el respaldo… e Ino se encontraba arrodillada en el suelo, frente a sus piernas, degustándolo. Sus carnosos labios bajaban y subían succionando el pene del ojiazul, sin perder el más mínimo detalle, recorriendo cada centímetro de esa cada vez más pétrea superficie. La yamanaka subía y bajaba, y acompañaba por dentro con su lengua cuando podía, maximizando las sensaciones de Naruto. Y las suyas también, puesto que una de sus propias manos imitaba ese ritmo sobre su clítoris en movimientos circulares. Al principio le pareció algo sucio, pero el rubio le ordenó hacerlo y ella no se iba a negar… no podía negarle nada en la cama a Naruto, era suya. Y sabía que lo que la pedía hacer era también bueno para ella. Sentía corrientes de placer recorrerla, y sabía que su rubio estaba sintiendo lo mismo. Cada vez que chupaba el pene de Naruto y sentía esa oleada de placer recorrerla mientras se tocaba a sí misma, se hacía una idea de lo que le hacía disfrutar al ojiazul. Estaba a punto de delirar. Sintió la mano de su dueño sobre la cabeza acariciándola el cabello, y gimió de nuevo de forma amortiguada. Eso significaba que lo estaba haciendo bien… y la excitaba aún más. Engulló todo lo que pudo del pene, oyendo a Naruto suspirar en voz alta con placer, y se mantuvo con el miembro de Naruto en su boca todo lo que pudo hasta que necesitó aire.

-Ahhh… Naru…- gimió, sacando de su boca el duro miembro del rubio, y atendiéndolo con su mano libre mientras le dirigía a Naruto una mirada de lujuria. La excitaba muchísimo lo que estaba haciendo, pero su entrepierna goteaba literalmente sobre la moqueta del ojiazul. Necesitaba más, necesitaba sentir de nuevo a su dueño atravesándola, follándola como si no hubiese un mañana. Se subiría encima y lo tomaría ya, pero el rubio se lo había dejado bien claro: hasta que se portase bien, solo la penetraría cuando él quisiese. Con cualquier otro ella se habría ido y le habría dejado con las ganas, por creído… pero no con Naruto. Cada vez que la poseía hacía valer la pena cada orden obedecida. Sin contar que la encendía como nunca verlo así: sus músculos tensos con una fina capa de sudor, sus ojos cerrados y esa expresión de placer contenido en su rostro… puede que ella estuviese al borde de la extenuación, pero el rubio también. Y eso la gustaba, veía que sus atenciones en Naruto también hacían mella, como las atenciones de Naruto en ella. Que, dentro de este perverso juego que habían iniciado, ella también tenía poder. El uzumaki no la contestó aún así al ruego… por lo que veía, debía de subir la intensidad. Con una sonrisa perversa, elevó el torso, sin apartar la vista de ese rostro masculino, y envolvió con sus pechos el pene del rubio, para luego subir y bajar. Al estar húmedos, facilitaba la fricción, y estaban tan suaves que Naruto no pudo evitar tener un segundo de debilidad.

eres mía naruinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora