La altura era abismal, entre él, parado sobre un puente y el río bajo sus pies.
¿Cuales eran esas inquietudes que lo llevaban a precipitadamente querer caer al agua para no volver a tomar aire?.
Por cierto, mientras pensaba eso no estaba haciéndolo, una vez que bajó de ese puente evitando lanzarse, tomó aire llenando sus pulmones, y una vez abastecido volvió a soltarlo como un suspiro.Camino un rato más, solía cerrar sus ojos para hacerlo, como si supiera el camino de memoria, aunque algo así era, hacia ese recorrido a diario y estaba algo cansado de eso mismo.
Una vez que llegó a aquella institución, subió a su salón y se quedó sentado a que empezarán las clases.Hace dos semanas que no hablaba con el pelirrojo.
Ninguno se acercaba al otro, en señal de lo orgullosos que eran ambos.De todos modos tampoco era como si le importara, de un inicio no quiso que se acercara, pero algo en él lo extrañaba, a pesar de que solo habían hablado una o dos veces compartiéndose más de tres palabras, la forma en la que respondía siendo terco ante sus propias quejas, en la que lo bombardeo con preguntas. Realmente extrañaba su ignorancia, le hubiese hablado, pero ese juego del orgullo era mucho mayor.
En cambio el más bajo del dúo solo se había sentido mal, no entendía aún que fue lo que hizo mal y de cierto modo eso lo tenia algo deprimido, esos pensamientos en los que, creía que había fallado en su auto promesa de descubrir que tenía tan mal al castaño.
Lo observaba de reojo de vez en cuando, tomaba notas en su cuaderno con esas manos delgadas y con pequeñas vendas en ellas, también como las mas grandes se asomaban por las mangas, tal vez tapando el sufrimiento que cargaba en su cuerpo hace algún tiempo.
Era verano, esa horrible experiencia que había experimentado el castaño ocurrió en primavera, y ya se estaban viniendo las vacaciones, era mediados de julio y todos cargaban una enorme emoción, después de todo las clases ya no estaban siendo serias y aparentemente no era muy necesario prestar atención. Mientras, su vista perdida en la silueta del más alto, pensando en que con esas vendas debía estar hirviendo, ¿Como aguantaba estas temperaturas con el cuerpo cubierto de esa forma?. Bufó algo molesto, tal vez porque pensaba mucho en él y el estúpido juego del orgullo ya no estaba dándole para más, faltaba una semana para salir de clases y no se veía capaz de disculparse, aunque no había sido su culpa y Dazai lo tenia bastante claro.
En todo caso todo el día paso con pensamientos cruzados de "¿Vale la pena o no?", y resonó la campana en toda la escuela señalando que era hora de irse y así lo hicieron, sin cruzar nuevamente ni sus miradas ni sus caminos.
"¿Vale la pena o no?"
Ese pensamiento fue reflejado en la mente de Nakahara durante una semana, la semana que perdió, y que los llevaba directamente a las vacaciones de verano de las cuales todos salieron emocionados. Menos los dos chicos que ni sabían el porque se habían enojado. El tiempo había pasado sin dar indicios de su rapidez, realmente odiaba el reloj en ese momento, y aunque era el único en el salón, aguanto sus ganas de romperlo soltando junto a ese pensamiento un suspiro rendido, había sido un buen intento, una amistad de dos días de la cual él había sido advertido, en fin, era terco, no se rindió, hasta ese momento.
No había sido un buen termino del ciclo escolar para el vendado, pensaba, ¿Que era el dolor?, ¿Porque le había puesto así a aquello que solía experimentar a diario inconscientemente?. Tapaba su cabeza con sus manos evitando los golpes y patadas que recibía, ¿Porque una de ellas no lo mataba?, ¿Porque tapaba su cabeza aferrándose a la vida de forma tan indigna, injusta y penosa?.
Penosa.
Así era él, así era su vida, ¿Que le ocurría?. Tocio al ver como los culpables de su malestar corporal se alejaban, apretando su pecho como si eso le fuera a ayudar a regular su respiración, y como si en realidad se sintiera genial afirmando su bolso y caminando a su hogar.
Y llego, cero preguntas, cero comentarios, su familia no estaba en casa, y con familia solo se refería a su padre. Lanzo su bolso a algún rincón de su cuarto, aunque no lo viera le daba igual, no lo usaría en un largo tiempo, su paso se dirigió al baño, mientras observaba su labio sangrar frente al espejo, su venda empapada del mismo liquido, viéndose obligado a curarse y cambiarla. Apenas termino afirmo el espejo de la orilla y tirando hacia él, abriéndolo y sacando un frasco no más grande que su dedo indice y llevándolo con él hasta su cuarto.
Quito su gakuran* lanzandolo a la cama, luego se lanzo él, tomando el frasco y depositando tres pequeños puntos blancos en su mano, afirmo el vaso de agua en aquel mueble al lado de su cama y trago. Tres puntos blancos comparados a estrellas, estrellas que lo ayudarían.
¿Costaría mucho reencarnar como una constelación?.
A lo mejor si fuera creyente podría pedírselo a algún dios del cual seria un devoto sirviente, pero no lo era, y no creía en esas fantasías, en lo único que creía era en el poder de las decisiones de uno mismo, y él era incapaz de tener ese poder.
¿Que tenía en este mundo?, palabras, recuerdos, que una vez se fuera solo quedarían en cero, ¿Quien era él, que realmente valiera la pena?, ¿Había experimentado algo que quisiera atesorar durante sesenta años más?. Era chistoso, porque ni si quiera sabía que quería cenar.
Solo tenía recuerdos validos con dos personas, que cada vez que parpadeaba se reflejaban en la oscuridad de sus parpados, el tiempo pasaba tan rápido, tan doloroso y en uno de esos parpadeos ya había perdido la oportunidad de concretar más recuerdos con ellos.
Entre tanta queja, pregunta y dudas, sus ojos se empezaban a cerrar, y tanto sueño tenía, las pastillas lo habían drogado de tal modo, que lo había comparado con lo único en lo que se creía algo decente en ese mundo.
"Es como el cierre de una sonata."
Era el cierre de su sonata, era el cierre de un dolor cada vez que palpitaba su corazón.
En su mente solo había un campo de verdes pastos mientras el aire recorría intensamente entre ellos, moviendolos como al ritmo de una melodía, era un espectáculo bello, un digno cierre a su vida, un paisaje cálido de verano.Claro, era Verano, hacía calor, las vacaciones recién empezaban, los niños compraban helados en las calles y él se había peleado con la única persona que se había ofrecido a tenerle paciencia. Solo quería que una tierna brisa de invierno recorriera su rostro en forma de arrullo, que le dijera que todo estaría bien, o tal vez quería a alguien que le dijera eso, alguien que corrigiera sus malas actitudes, que tuviera paciencia pero que lo regañara, que lo sacara de su zona de confort.
Procesandolo bien, esa persona se había presentado ante sus ojos, y el con sus impulsos idiotas lo había obligado a alejarse, ese juego del orgullo ya no daba para más y en esta ocasión, ambos lo sabían.
Creía que ya no podría disculparse, que ya había cometido tal acto de fin y cierre, pero lo que él no sabia era que esa cantidad de estrellas solo lo haría dormir durante un par de horas extras.Ya era de tarde, mejor dicho noche, después de todo ya se podía observar el firmamento lleno de pintas blancas. Aunque el único que de verdad lo estaba observando era el pelirrojo, Dazai ya había caído dormido, y lo más probable es que no despertaría en la noche, por lo que se perdería aquel espectáculo natural del cielo.
El joven que estaba despierto, estaba acostado en el escritorio en su cuarto, solo tenía una lámpara encendida sobre el mismo, y él, tenia recostada su mejilla sobre el mueble.
A pesar de la distancia, desde el cuarto de Chuuya se podía observar la constelación de Orion, y mientras escuchaba a Saint-Saëns, inevitablemente se acordó del castaño, a quién la misma constelación iluminaba su adormilado rostro y las lágrimas que inevitablemente y a pesar de estar casi inconsciente salían de sus ojos.
Odiaba el verano, y tal vez Nakahara esa esa brisa de invierno que él tanto anhelaba.
꒰❄꒱
Nunca escuchen mafumafu mientras escriben o se van en la profunda 🤣👍🏻
Por cierto el gakuran es un uniforme japonés 🛐
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𝗪𝗶𝗻𝘁𝗲𝗿 𝖼𝗈𝗇𝖼𝖾𝗋𝗍. || 𝘚𝘰𝘶𝘬𝘰𝘬𝘶.
Фанфик❝ Sospecho qué, yo muerto debo estar. El vacío de mi pecho me veo incapaz de llenar. Si, todos desde que existimos tenemos claro, que tarde o temprano nos debemos morir, No importa lo que hagas nadie te rescatará. Con suerte tengo aún deseos de resp...