Estoy tratando con todas mis fuerzas de prestar atención en la clase de Química, realmente lo hago. He estado apuntando sobre mi cuaderno todo lo que ha dicho el profesor en la última hora, incluso aunque la mitad de las cosas que explicó no tienen sentido en mi cabeza.
Me obligo a mantener los ojos sobre el pizarrón y descifrar cuál es la respuesta a la pregunta del profesor. No quiero reprobar el examen que se avecina.
Pero lo voy a hacer si Kyle no deja de mandarme mensajes, haciendo que mi celular vibre debajo del banco.
Suspiro exasperada cuando me doy cuenta que mi mente ya dejó de prestar atención y ahora en lo único que puedo pensar es en Kyle y en qué diablos me estará enviando.
Él también debe estar en clase, pero por supuesto le parece más importante distraerme a mi que prestar atención.
O tal vez estoy de mal humor porque no he podido dejar de pensar en Kyle en toda la semana desde el episodio que vivimos en su casa (aunque en realidad había comenzado a pensar en él de esa forma desde que sentí el impulso de besarlo y mi corazón decidió que ese beso era demasiado como para permanecer calmado).
Me obligo a pensar en Austin. Él y yo estamos por terminar la serie. Desde el día que la empezamos, nos juntamos para verla siempre que tenemos posibilidad y pasar tiempo juntos; su compañía me reconforta. También me ha estado ayudando con Química, aunque si supiera que no estoy entendiendo nada de la clase, me miraría con sus ojos claros recriminándome que íbamos a tener que repasar una vez más en vez de mirar la serie, aunque luego me explicaría mientras yo lo desespero porque todavía cuento los números con los dedos de la mano.
Mi celular vuelve a vibrar y lo agarro antes de que me provoque un ataque de furia. Kyle me está mandando un mensaje tras otro.
Bajapantalones: ¿Hacemos algo después de clases?
Bajapantalones: Porfis.
Bajapantalones: Estoy muy aburrido.
Bajapantalones: ¡Bananin!
Bajapantalones: Digo... Amy.
Bajapantalones: Podemos sacar a pasear a Ratón.
Bajapantalones: ¿Qué dices?
Estoy por contestarle cuando un grito en mi oído hace que suelte el celular y éste caiga en el escritorio.
― ¡Amber Brown! ―exclama mi profesor observándome a través de sus anteojos con mala cara. Toda la clase tiene los ojos fijos en mí y comienzo a sentir un calor horrible―. ¿Con quién se está mandando mensajes en hora de clases?
Yo estiro mi brazo para bloquear el celular, pero el profesor es más veloz que yo y me lo quita antes que pueda hacerlo.
―¡No, por favor! ―le digo desesperada, tengo el corazón latiéndome tan rápido que hasta lo siento en mi garganta, pero es que el profesor no puede leer mis mensajes porque tendrá una idea equivocada.
―¡¿Baja pantalones?! ―inquiere, mirándome con disgusto― ¿Acaso usted está en una pagina para ligar mientras estamos en clases de Química? ―el resto de la clase se ríe y yo quiero que la tierra me trague en ese instante.
―¡Claro que no! ―contesto, desesperada― Es un amigo.
―¿Bananin? ―cuestiona mi profesor leyendo los mensajes― ¿Sacar a pasear a Ratón? ¿Eso es un código sexual?
Mi mandíbula casi cae al piso ante lo que sugiere mi profesor y el bochorno que me está haciendo pasar leyendo mis mensajes con Kyle.
¡Y pobre mi perro! Siento que está violando su intimidad.
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La Consejera
RomanceDesde hace tres años tengo un blog llamado "La Consejera". Doy consejos sobre lo que sea, dando mi opinión y mi punto de vista, pero sobre todo escuchando a quien necesita desahogarse. Nunca había recibido una queja o un reclamo. Supongo que siempre...