Capítulo 9 Final

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Cap. Final 
Las muchachas organizaron la fiesta.
Los García llegaron a la casa y encontraron a dos muchachas más, bastante bonitas.
- Buenos días, señoritas- saludó Luis Manuel.- ¿A qué debemos el honor de su visita?
- Vaálgame Dios- comentó Luis Antonio.
José Luis añadió.
- ¿Se puede saber qué están haciendo aquí?
Doña Luis intervino.
- No sean tan atentos, muchachos. Las muchachas han venido a ayudarnos para una fiesta que vamos a dar.
- ¿En honor de qué?- preguntó Luis Manuel.
- En honor de que ya va a venir Rosita y se va a celebrar la fiesta de compromiso.
- ¿Y se puede saber con quién se va a casar?
- Pues ella decidirá. Cuando venga, claro.
- Y cuando haya elegido- dijo otra- ya nos tocará escoger a nosotras.
La que habló recibió de parte de Luis Antonio una amplia sonrisa.
La abuela explicó.
- Vamos, anden. Las muchachas están ocupadas. No les quiten el tiempo.
Ya fuera, Luis Manuel dijo.
- Pues yo no me caso con Rosa ni a palos...a ver quién de ustedes se sacrifica. Yo quería ser el que lo hiciera pero al ver esas dos rosas encarnadas y a Lupita...
- Están como rifle, mano. Sin embargo, yo no desisto. Ya le pedí matrimonio a Lupita y estoy seguro que me va a contestar.
- N'ombre- dijeron los otros dos.
José Luis expresó.
- Lupita se va a casar conmigo. Ustedes quédense con Rosa o elijan a alguna de sus amigas.
- Lupita se va a casar con uno de nosotros pero ese voy a ser yo- añadió Luis Manuel.- Aunque viendo a esas hermosuras, mano...
Rosa se arreglaba en su habitación. Su tía Dolores le decía:
- Hija...¿estás segura de que todo va a salir bien?
- Claro, tía. Con mis amigas al lado, nada puede salir mal. Ellas me van a ayudar para que los muchachos se enamoren de alguna de ellas, y así, yo pueda casarme con...

Doña Luisa se acercó.
- Niña, no salgas ahora. Los muchachos están aquí. Que no te vean vestida así.
- Sí, abuelita.

Rosa permaneció en su habitación un rato. Luego decidió ir por algo a la cocina.
No lejos de ahí, José Luis, que había dejado a los otros primos en la sala fingió marcharse. Pero estuvo escondido un buen rato, tratando de ver a Lupe.
Fue a la cocina y ya no la encontró. Entró por la huerta y salió hacia el comedor. Ahí tampoco estaba.
La abuelita lo encontró algo sospechoso.
- ¿Qué andas haciendo por aquí, hijo?
- Nada, abuelita...vine por un jarro de café.
- Ya veo...pues en un rato en la mesa habrá suficiente. Ahora sal de aquí.
José Luis dijo para sí:
- ¡Me lleva!
En tanto Luis Antonio conversaba con una de las muchachas.
- Qué tal, señorita...
- Me llamo Gloria- dijo una de ellas.
- Gloria...qué nombre tan lindo. Tanto como usted.
- ¿Usted es Luis Antonio, verdad?
- Para servirle.
- Ya me han platicado mucho de usted...
- ¿Y qué le han dicho?
- Que es usted muy ojo alegre...y muy mujeriego.
- Esos son puros chismes, señorita. Puras habladas. ¿Quiere acompañarme al comedor?
- Bueno...
La otra chica terminaba de arreglar unas flores de papel.
- Flores tan lindas se ven pobres ante otra flor más hermosa.
- Gracias, pero no necesita ser tan cursi conmigo.
- ¿Cursi? Discúlpeme...sólo sé hacer poesía...poesía pura.
- Ah, pero es poesía...
- Quizás no como a la que usted puede estar acostumbrada, pero nace de un corazón bien dispuesto y lleno de romanticismo.
- Vamos a ver...entonces, haga una poesía a mis ojos- dijo mirándolo directamente a los suyos.
Luis Manuel se sintió temblar con aquella mirada.
- Sus ojos...como dos pozos profundos, guardan los secretos del amor. Y la luna al reflejarse siente envidia porque ellos la opacan...
- Suena bien...¿y a mis labios?
Luis Manuel volvió a temblar.
- Sus labios...son una flor que destila néctar dulce y embriagador...rojos como fruta madura, y sensuales como un botón de rosa...
Y diciendo y haciendo, la besó tiernamente en los labios.
Tras el beso, Luis Manuel se disculpó.
- Ya vuelvo...con su permiso.
- Bribón- dijo para sí.- Poeta, sí, ¿cómo no?


Horas más tarde el baile ya estaba en su apogeo. Aquella reunión iba a ser memorable...


Las muchachas aparecieron en la sala de doña Luisa.

- Oye, Laura, ¿has visto a Rosita?

Un amor para tres GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora