15 ✝ DIPENDENZE

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  ¿Cómo comenzamos discutiendo la razón por la qué dejé abandonado a mi grupo la noche pasada y terminamos en una revelación brusca de sentimientos? Por lo que trato de calmarme para entender lo que me dijo y es confuso, suelo anticipar cuando alg...

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  ¿Cómo comenzamos discutiendo la razón por la qué dejé abandonado a mi grupo la noche pasada y terminamos en una revelación brusca de sentimientos? Por lo que trato de calmarme para entender lo que me dijo y es confuso, suelo anticipar cuando alguien me quiere de esa forma sea por su actitud o algo que lo delate pero esto es aún más confuso porque nunca lo hice.

  —César yo...

  —Tranquila, no pienso saturarte de información y luego esperar a que digas algo porque sí —Me dice y suspiro agradeciendo al mundo este lapso de tiempo para pensar.

  —Okay —Logro decir emitiendo unas risas bajas.

  Se ríe conmigo y decido cambiar de tema rápidamente.

  —¿Y los chicos? No los vi cuando llegué —pregunto y él solo hace como que piensa.

  —Se fueron luego de almorzar a medio día, los veremos el lunes —me dice y asiento abrazándome a mí misma ya que hace mucho frío.

  —Bueno...

  —Creo que debo irme —me dice rápido con la vista en el cielo y entiendo al instante que es probable que llueva.

  —Claro, claro, llámame cuando llegues —le digo rápidamente y asiente comenzando a caminar hacia la entrada del conjunto.

  Me da la espalda y mientras eso sucede solo puedo pensar en cómo le voy a hablar, qué debo decirle, cómo debo reaccionar a esto, no suelo tener una bonita reacción y eso me asusta ya que no quiero lastimarlo César... es como mi hermano maldita sea, me sostengo la cabeza con frustración mientras mis piernas se congelan así que decido correr hacia mi casa dispuesta a perderme en un mundo de almohadas y cobijas para evadir todo esto.

  Sigo derecho a la oficina de Adam y abro la puerta de golpe haciendo que me mire como si esperara que le contara de manera incesante todo lo que pasó.

  —Me quiero morir —bufo con un tono casi sollozante yéndome contra un mueble largo junto a la puerta.

  —¿No metiste la pata, verdad? —Me enoja un poco que eso sea por lo único que se preocupe.

  —¡No maldita sea! —Me quejo con la cara clavada entre unos cojines.

  —Ah, entonces lo que sea que pase no es tan grave —Oigo como las ruedas de su silla se mueven y asumo que solo se volteó a seguir en lo suyo.

  —¡Se me declaró! —Me siento de golpe y de la nada se voltea con las cejas enarcadas.

  —Wow, bueno... eso es... ¿malo? —No sé si tiene la cabeza en otro lado o no conecta una neurona con otra.

  —¡Por Dios Adam, claro qué es malo! —Espeto frustrada y solo se cruza de brazos haciendo una mueca.

  —Okay... Es malo porque... —Comienza a tratar de darme la razón y solo vuelco los ojos harta de su papel de desentendido.

Blood of Ashes © [Resubiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora