Nuevamente estaba aquí, en esta mesa, en dónde el único tema de conversación son las plantaciones de algodón, la compra de esclavos, cuando vendrá el próximo barco al puerto con mercancía nueva, que las heridas de los esclavos había que rellenarlos con brea, que horrible es escuchar todo esto.
Son personas, personas que no merecen esto, no me importa que me llamen abolicionista, que voy en contra de Dios.
¡No me importa!
Dios no busca la esclavitud de la gente, su palabra habla de libertad, mientras que los amos blancos, lo único que hacen es cambiar las leyes de Dios, ¡Ay de el señor! ¡Cuan decepcionado debe de estar de todos nosotros! ¡Humanidad nefasta! Son mis hermanos, si me arrodilló a pedirles perdón jamás será suficiente de todo el dolor que le hemos causado los blancos, que vergüenza me da ser familia de estos seres pútridos.
-Mi muchacho, pronto será dueño de todo esto, que orgullo me da.-yo estaba absorto de mis pensamientos.-Jeongguk...¡Hijo! ¿Que no escuchas?
-Le escuché padre, absolutamente todo.-Mi padre sonrió con suficiencia.
-Me alegra...-revolvió mis cabellos.-James y yo, mañana iremos por la mercancía de el puerto, llegaran nuevos esclavos y necesitamos hacer una valiosa compra.-rió junto con el viejo asqueroso de James.-Y tú irás con nosotros.
No, no otra vez.
💥
Nos encontrábamos en el maldito pueblo, en la subasta, dónde subastaban a hombres, mujeres y niños. Cómo pedazos de carne recién cortados, colgados en carnicería.
Dí vuelta la mirada, odiaba como los pobres lloraban por nuestra culpa. Mostrando sumisión obligada, encandenados.
Lo siento tanto, lo siento tanto, pido perdón.
Derrepente unos gritos me desconcertaron y las risas de los compradores hacían un desagradable estruendo en mis oídos.
-Aquí traemos a una delicada flor de Gambia, una perla negra caballeros, recién bajada de los árboles.-me enfurecí, al verla tan desamparada.
-¡Jamás someterás mi espíritu!-gritaba en un idioma que en secreto yo lo sabía por Mama Georgine, el Wólof.
-No sé qué está diciendo caballeros, pero fácilmente podría decir que quiere ser comprada.-causo la oleada de risas, yo lo único que quería es verle su rostro, sé que si la compro, estará protegida a mi favor.
-Padre, porfavor compra a esa negra para mí.-Le pedí.
-Tienes buen gusto hijo.-me golpeó el brazo en forma de juego.
-Comenzamos con las ofertas.-Tocó la campana.-Quien ofrece 500.
Y así fue, daban apuestas mucho más altas, que tuve miedo que me la arrebataran, pero mi padre ganó al final.
-William Jeon Withley, felicidades por su compra.-Le felicitó el desgraciado de la venta.
-No es nada, está negra servirá.-sonrío viéndole el rostro, yo aún no podía verla.-¡Hijo! Tienes un maravilloso gusto, mira que belleza es está gambiana.
Tenía tanto miedo de mirarla, pero lo hice, sus ojos llenos de tristeza y de odio, traté de transmitirle con la mirada que yo jamás le haré nada.
me fijé en su cabello largo rizado, su rostro, era tan preciosa, tan joven, no merecía esto.
-Toma su cadena.-tenia grilletes en sus piernas y cuello, tomé la de su cuello suavemente.-Llévala al carruaje-Mientras el se fué.
-No te pasará nada, yo te cuidaré desde ahora.-le hablé en Wólof, pero ella me escupió en el rostro.
-¿Cómo te atreves a hablar mi idioma libre así como así? El Wólof es mi idioma y no merece ser hablado por un asqueroso blanco.
Decidí tomarla por la muñeca y llevar al carruaje a quien sería mi perdición.
Dudú.
Jungkook como: Jeongguk William Jeon Witley
Gugu Mbatha-raw como: Dudú- Georgine Jeon Witley (aclaro, cuando adquirían esclavos, recibían el apellido de el comprador.)