Única Parte

136 21 51
                                    

Era así todos los años, la noche en la que separaba un día normal al día de la muerte de su progenitora, era como revivir a través de un sueño el ultimo día que la vio

No la odiara, al contrario, le hacía mucha falta en su familia, pero como extrañar a alguien que no recordaba tan bien, no había ninguna foto en la casa así que todo lo que tenía eran esos vagos recuerdos en los que en ningún momento lograba ver el rostro de esa mujer

Inconscientemente lo único que tiene de recuerdo era gracias a la genética, un mechón en forma de luna menguante al costado de la cabeza que su padre admitió años después de la muerte de su mujer, su nombre fue Elizabeth

Elizabeth lo amaba demasiado, al menos eso lo sabía

( . . . . )

Si no fuera porque el rostro era borroso, no se percataría nunca que lo que vivía era un sueño, sentada en una camilla cerca de las grandes ventanas que le daban la oportunidad de recibir aire fresco, sus manos delgadas, pálidas y débiles cruzaban hilos de un color rojo brillante con el cual jugaba

Mujer extraña según las voces que de pequeño escuchaba afuera de la habitación, siempre jugando con esos hilos como si de algo sirvieran, en algo tenían razón, desde pequeño Norman era enfermizo ya que era albino así que aprovechaba todas sus citas médicas para poder visitarla, aunque siempre estuviera feliz de verla, había ocasiones en las que ni siquiera le sonreía por concentrarse en ese juego de hilos sin propósito

Con cabello largo, ondeado de un color castaño que era movido al compás del viento gracias al aire que la ventana proporcionaba, movía todos sus dedos con gran habilidad para formar varias figuras complicadas, como era un niño nunca le tomo la importancia y creía firmemente que lo hacía para jugar con él

Más puede que ahora que creció era más consiente que esos hilos eran su única forma de sobrellevar el hecho de que no saldrá de ahí con vida, por eso cuando la ve en sus sueños se arrepiente demasiado, pero no puede intervenir solo observar atrapado en su sueño a su yo pequeño sentado en una silla al costado de la camilla de su progenitora a la que en ese tiempo llamaba...

- ¿Qué es lo que haces con tanta emoción cariño? -le dificultaba hablar, hablaba como si siempre suspirara en el proceso así que no se podía saber si su voz era suave por naturaleza o era la enfermedad que la consumía- ¿Acaso eso es un trabajo de la escuelita?

- Así es, Mami -el menor mostraba un dibujo a medio terminar con crayones- La maestra nos dijo que para la siguiente semana lleváramos un dibujo de nosotros dentro de veinte años ¿Crees que lo lograre?

- Pero por supuesto, cariño, tú vas a conseguir lo quieras -el menor sonrio con gran emoción en sus ojos que parecían que brillaban- No está terminado, no puedo descifrar ¿Qué quieres ser?

- Mami sigue sintiéndose enferma ¿verdad? -la castaña asintió pasando su mano por la mejilla regordeta rosada de su hijo de tan solo cinco años el cual sonreía más ante la muestra de cariño- Los doctores no hacen bien su trabajo por eso Mami sigue sintiéndose mal, seré doctor, mientras pueda curarte, así volverás a casa conmigo y Papá, solo serán veinte años... no menos ¡Lo prometo!

- Norman, mi querido e inteligente niño -dejo los hilos con los que siempre jugaba para tomar las mejillas de su hijo que gateando subió a la camilla por guía de su madre para que juntaran sus frentes- eres tan dulce, muchas gracias, por pensar en mí, eres mi orgullo y mi alegría, pero no necesito que hagas eso para curarme

- ¿Por qué no? ¿No quieres volver a casa?

- Claro que quiero volverá a casa, pero... solo quieres estudiar eso porque quieres curarme ¿no?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 26, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

JusticiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora