Cap 34: saudade

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Far Caspian - Holding on

Saudade: El concepto de saudade lo que expresa es un profundo sentimiento de anhelo de una persona, de algo o de un lugar que se encuentra lejos, que recordamos con cariño y amor, pero a la vez con tristeza por su ausencia. Un sentimiento agridulce de vacío causado por la ausencia de esa persona u objeto, similar a la melancolía, que conlleva la idea de querer volver a experimentarlo o el deseo de volver a recuperarlo, pero a su vez sabiendo que no será posible.

                                                                                             ✩✩✩

No era la primera vez que lo pensaba: la pregunta por lo voluble de la existencia siempre merodeaba los alrededores de la cabeza de Cloe. Desde que tenía memoria, solía intrigarle la forma en que todas las cosas, incluso las más hondas, llegaban a su fin con una sencillez alarmante. Debía admitir que al principio le entristecía la certeza de lo acabado, dejándose invadir por una súbita congoja que le difuminaba los ánimos. Sin embargo, con el pasar de los años, ya lejos de espantarle, solía aceptar el hecho con una resignación marchita.

¿Pasó algo la tarde que pasaste con Murphy?, había sido la primera pregunta que le había hecho Tímothée aquella primera tarde que pasaron juntos en la pomposa ciudad de Nueva York, sentados en una banca de madera añosa situada en un rinconcito levemente iluminado de la plaza Verdi. No, respondió ella un tanto sorprendida. ¿Te gusta?. No. ¿Te atrae?. No, me atrajo, le confesó con naturalidad. Fue por un momento, Timothée. Me sentía abrumada por todo lo que estaba sintiendo, saber que volveríamos, tener que dejar momentos allá, continuó —sus ojos brillaban como dos estelas amarillas en lo sombrío de la noche—. Sí...supongo que soy capaz de entenderlo —Cloe nunca olvidaría lo intensamente fulgurantes que se veían sus ojos en ese instante, semejantes a un cielo nublado segundos antes del completo anochecer—, gracias por decirme, finalizó sonriendo suave. La conversación pudo haber cargado con una incomodidad harto pesada, sin embargo, el castaño se encargó de hacerlo lo más liviano para ambos, mirándola con dulzura y acariciando de cuando en cuando las articulaciones de su mano cada que él le hacía una pregunta y ella le daba una respuesta honesta.

No le iba a mentir, ya había aprendido que el evadir las sensaciones no hacía más que motivar el dolor propio y hasta el ajeno. Por lo demás, el hecho tampoco era digno de preocupación, sabía que no había sido más que un momento y que sobre pensarlo sería un desgasto de energía innecesario. Así que agradeció que luego de eso Timothée tomase la iniciativa de invitarla a recorrer juntos parte de la ciudad, recuerda haberse sentido regocijar ante el pensamiento de que respiraban de un aire que si bien ya era bastante conocido por ambos, ahora guardaba un matiz distinto por el mero hecho de que lo respiraban juntos.

Pese a aquello, acaeció algo que ninguno de los jóvenes pudo obviar: aquella efímera atracción que Cloe sintió por el marsellés, fue el primer alfiler que agujereó con finura la burbuja ideal y romántica de su amor.

Al día siguiente, el segundo alfiler que hizo despabilar a Cloe sucedió cuando amablemente fue invitada por uno de los —hasta ese momento— desconocidos amigos de Timothée a su fiesta de término del verano. A decir verdad, el pequeño grupo de gente que por lo visto conformaba el círculo más cercano de amigos de Timothée resultó ser bien interesante y agradable, se trataba de cuatro jóvenes, dos chicas y dos chicos: Melisa, Bianca, Henry y Steve. Todos ellos de un desplante increíble y un talento para socializar que Cloe desconocía.

Sin embargo, y pese a ello, nuestra querida muchacha fue incapaz de sentirse completamente cómoda en el lugar, la casa del joven Henry se había llenado imprevistamente de gente, resultando de ello la imposibilidad de entablar hasta la más banal conversación. Cloe nunca se había visto en aquella situación, y pese a que había estado en alguna que otra fiesta, lo cierto era que jamás se había topado con tamaño alboroto y extravagancia. Por primera vez en mucho tiempo se volvía a sentir ajena, la última vez había sido en el crucero, cuando se afanó en desligarse de Timothée y su corazón lo sentía como un completo extraño.

Extraños en el océano - Timothée Chalamet ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora