El plan de esta noche

2.4K 168 113
                                    


— Hahaha, deja ya de preocuparte —dijo Alastor mientras metía las maletas de Charlotte en la limusina.

— Es que —se dejó caer de hombros— realmente creo que debimos...

— Ya hablamos sobre eso, querida —la interrumpió entrando la última maleta en la cajuela— haré a este lugar funcionar como un reloj suizo, confía en mi —se dio la vuelta para mirar el hotel.

— Eh... ¿qué es un "reloj suizo"? —preguntó tocándose el labio inferior con el dedo índice.

— Me refiero a que... —la miró de reojo— solo vete sin preocupaciones, querida, este lugar estará tal y como lo dejaste.

— Al~ —lo abrazó desde el lado derecho— confío en ti, te juro que cuando vuelva te irás un mes entero de vacaciones.

— Las planearé en mi tiempo libre —dijo acariciándose la barbilla, después de unos segundos, él la soltó para verla directamente— ya se te hace tarde y esos herejes del sexto circulo no se van a redimir solos.

— Hasta pronto —le sonrió y se dio la vuelta para abrir la puerta del vehículo, pero antes de entrar.

— Querida, por cierto, te has despedido de todos ahí dentro —comentó sonriendo, mientras la estática sonaba de fondo— ¿no es así?

Sin girarse, Charlie se detuvo un segundo para agachar la cabeza y suspirar, finalmente, solo entró a la limusina sin decir absolutamente nada, tras lo cual el chófer emprendió el viaje.

— 'Muy gracioso Alastor' —comentó la sombra que viste formalmente manifestándose detrás de él al momento de verse solos.

— Hoho, mi querido amigo, que grata sorpresa verte despierto a estas horas —contestó ajustándose el monóculo y haciendo caso omiso.

— 'Las otras sombras están muy...' —se dio una pausa pensar— 'emocionadas por lo de mañana en la noche'.

— Yo también lo estaría —dijo caminando hacia el interior del edificio— y si fuera tú, dejaría de perder el tiempo siguiéndome a todos lados, ve y diviértete con ellos.

— 'Sabes perfectamente por qué te sigo Alastor'.

— Hmmm, no, no lo creo —contestó negando con la cabeza fingiendo ingenuidad a la vez que empujaba la puerta principal del hotel, la sombra se desvaneció al momento en que él entró.

El gran hall del hotel de día, tan iluminado y activo, vigoroso e incluso angelical; suelo, paredes, ventanas pulcras, ambientado por solos de piano y trompetas ligeras.

Apenas subir las escaleras que dan al segundo piso, Alastor vio de reojo que, al fondo del pasillo, la puerta de la habitación 208 estaba abierta y la curiosidad fue más fuerte que él, así que interrumpió su camino para ir a observar.

Cuando estaba a punto de llegar, Vagatha salió de su interior con un enorme canasto de ropa sucia, al verse, ambos se sorprendieron y se quedaron mirando con los ojos bien abiertos.

Ella, quien vestía su atuendo de siempre, fue la primera en recuperar la compostura.

— ¿Qué quieres Alastor? —le preguntó, ceñuda.

— ... —se dio una pausa para mirarla al ojo mientras pensaba en algo que decir— Niffty me contó hace varios días que no la dejas entrar para hacer el aseo —comentó mientras caminaba por su lado para asomarse por el marco de la puerta— así que se me ocurrió que...

— ¡No es necesario! —cortó lo que decía interponiéndose en su camino— yo me encargo de eso.

— Hmmm —se hizo a un lado, pero ella lo siguió y aunque él se moviera hacia donde sea en dirección a la habitación, Vagatha lo seguía sin dejarlo avanzar.

Aquellas NochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora