Tres treinta y cinco de la mañana y Jimin aún se mantenía despierto, esperaba un mensaje, pero nada. Hace meces que no recibía nada de Hoseok, simplemente había dejado de escribirle sin alguna explicación. Era una noche tranquila, pero él estaba inquieto. Suspiró por última vez antes de apagar su celular y ponerlo boca abajo en el escritorio.
Encendió la lámpara de escritorio y abrió su libreta en alguna hoja en blanco, libreta que anteriormente se encontraba guardada en el estante. Tomó una pluma tinta negra y comenzó a escribir sobre el papel.
“¿Recuerdas cuando confesaste haber gustado de mi? Ese día hiciste que me sintiera mal. Lo que hizo que te alejaras fue mi personalidad. Entonces pensé: realmente soy un asco. Me lo habías confirmado con eso.
Me preguntaste si en algún momento guste de ti, mi respuesta instantánea fue un no, quizás debió ser un, no lo sé... Porque realmente no lo sabía.No creo exagerar al decir, unos cuantos días después, soñé contigo. Fué un sueño extraño, en el que al final terminabas por abrazarme por la espalda, ambos sentados sobre nuestras rodillas en la cocina en el suelo de la casa de mi madre. Lo único que se le ocurrió decir al yo de ese sueño en ese momento fué: estás calentito. Una sonrisa boba se situó en mis labios en el sueño mientras me dejaba embriagar por tu calor.
Entonces... Respecto a la pregunta de antes, creo y debería cambiar mi respuesta. El no que te dí, inexplicablemente, se ha convertido en un sí, creo si me gustaste en algún momento, ahora... Siento que estoy confundido solamente, ahora que no hablas conmigo, siento un vacío en mi interior y... Te extraño. Enserio te extraño, justo es ahí donde me he llegado a preguntar.¿También me extrañas?”.
JiMin dejó la pluma en el escritorio y arrancó la hoja de su libreta, para doblarla con si fuese un sobre después. Se levantó de la silla y caminó hasta llegar al costado de su cama, se agachó para finalmente sacar de por debajo de ella una caja, caja que al ser abierta se dió a conocer su contenido. Casi un millón de cartas perfectamente acomodadas dentro de está, evitando así que alguna se saliera. JiMin metió la carta que hace minutos escribió y volvió a cerrar la caja, para después ponerla sobre su mesa de noche.
Esa era la última carta que le escribiría a Hoseok, y mañana por la mañana le daría un final a su silencio. Después de haberse quitado los zapatos se metió a la cama y se cubrió con las sábanas dispuesto a dormir, minutos después lo consiguió.
Se había levantado tarde a la mañana siguiente, once y media de la mañana y su habitación ya no tenía ni la mitad de las cajas que anteriormente estaban regadas por toda su habitación, pensó en qué sus padres le abrían aligerado la carga. Talló sus ojos para levantarse de la cama e ir al baño a arreglarse un poco.
Media hora más tarde se encontraba listo. Bajó a ayudar a sus padres con la mudanza.
Jimin subió a su, desde ahora, antigua habitación, mirándola con nostalgia al verla vacía tan solo con la caja donde guardaba las cartas que escribió en un rincón, la tomó y salió de casa. No sin antes avisar y prometer que volvería pronto.
Había corrido unas cuantas cuadras para llegar a la casa de Hoseok y ahora se encontraba frente a su puerta, sus manos temblaban y estaba nervioso. Tomando valor de quién sabe dónde, con decisión y rapidez puso la caja delante de la puerta y tocó el timbre. Talvez había exagerado con el número de cartas pero eso ahora ya no importaba.
Se retiró corriendo después de haber soltado el aire que había estado conteniendo en sus pulmones, después de todo pronto se iría y no lo vería de nuevo.
Esto es una historia que hice hace como tres meces para la clase de artes XD y me dieron ganas de publicarla aquí por qué me gustó y... Alguien me dijo(ánimo) a publicarla, además que caso tiene guardarla para que se añeje^^"
Espero les haya gustado.Gracias por leer
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Cartas
FanfictionCartas que algún día tenían que entregarse. Una cosa; Portada hecha por mi:v