I. Un poco de confort.

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Edited: 20-12-2020

Se sentía un idiota, un total idiota

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Se sentía un idiota, un total idiota.

Sus ojos ardían con una intensidad sin igual de tantas lágrimas que había derramado todo aquel día, de tanto que había forzado a sus párpados a no cerrarse por completo. Su corazón dolía como nunca antes lo había hecho, su ser entero estaba destrozado.

-¿Vegetta? - una voz a la lejanía se escuchaba, no sabía reconocer quién era ni qué quería. Tan solo esperaba que se fuera rápido - ¿Vegetta, dónde estás?

La voz se fue acercando cada vez más así que no le quedó más remedio al guerrero que secar con rapidez las lágrimas que había soltado, mientras intentaba retener a las que aún permanecían en su mirada. No quería que, quien sea que se haya metido a su hogar, le viera de aquella forma: tan devastado y vulnerable.

El gran Vegetta fue utilizado de la forma más patética y el como el tonto que era cayó totalmente en aquel juego.

-¿Veg? ¡Oh my god! Estás hecho un desastre - le habla Luzu recordando que su aspecto y sus emociones son de lo peor en esos momentos, aunque debe de admitir que está agradecido con que fuera Luzu quien estuviera dentro de su hogar y no cualquier otro idiota.

Cuando está a nada de reprochar algo, de pedirle de la forma más educada que puede que se retire y lo deje hundirse en su mísera, es ahí cuando su cuerpo es atrapado entre unas cálidas manos formando así un pequeño abrazo.

-No mereces todo esto, mucho menos estar solo en momentos así - dice con sinceridad el castaño abrazando a su contrario como si su vida dependiera de eso.

Iba a alejarlo, pero el dolor que sentía era mayor así que no pudo poner resistencia alguna en aquel abrazo, en cuestión de segundos se dejó caer sobre aquellos brazos sabiendo que su amigo no iba a juzgarlo ni decirle nada. Correspondió aquel abrazo dejando sus lágrimas salir nuevamente, molestando así su lado más vulnerable al de ojos mágicos.

Tampoco dijo nada pues no tenía las suficientes fuerzas para hacerlo, además de que aquel nudo en su garganta no dejaba que ningún sonido aparte de sus lloriqueos, salieran. Tan solo se quedó en silencio soltando sus avisas lágrimas, sus amargos hipidos y sus desgarradores lloriqueos.

Parecía un niño al que le quitaron todo lo que amaba, si eso era.

-Rubius no te merece en lo más mínimo - susurra débilmente el castaño al oído del menor en un intento de consolarlo.

Borja sabía que aquellas palabras no eran mágicas, sabía que no podrían a su colega tan feliz como había estado hace unas horas. Pero sabía que le podían ayudar aunque sea un poco, además el solo decía la verdad: Vegetta era demasiado para aquel híbrido tonto que solo creaba caos a donde fuera.

Aunque se dijera a sí mismo que llorar está de más, aunque sabía que aquello no era la solución simplemente no podía dejar de hacerlo, las cristalinas lágrimas brotaban de sus ojos amatistas por sí solas y él no podía retenerlas en absoluto. Tal vez era un método de seguridad de su cuerpo, uno para que no se ahogara con sus lágrimas.

Entonces los espasmos comenzaron; no eran los típicos temblores que había pasado antes, esta vez eran más fuertes que cualquier otros temblores corporales que hubiera tenido antes. Estos eran creados por su propio llanto, por los hipidos que soltaba y todo el dolor que sentía.

Borja sabía que lo mejor en aquellas situaciones era apoyar, hacerle saber a Vegetta que aunque la estuviera pasando fatal él estaba ahí, al final de todo Luzu estaba con él brindándole todo el apoyo que necesitaba. Porque él ya ha pasado esa situación antes; cuando la persona a la que entregaste tu corazón, tu alma y tu cuerpo te traiciona de la forma más dolorosa y cruel de todas, Luzu lo sabe.

Las melosas y dulces palabras de aliento no tardaron en salir de los labios de mayor, cada palabra estaba llena de amor, de cariño y aprecio. Tan solo eran dos almas desoladas refugiándose con la presencia del otro, dos almas queriéndose y apoyándose bajo la luz de la luna.

La noche había llegado con ello la tranquilidad invadió a Vegetta, la luna le transmitía paz. Sus respiraciones se hicieron más calmadas y tranquilas.

-Oh, honey tu vales demasiado ¿Sabes? Rubén no te parece en absoluto; no merece las dulces sonrisas que le das, mucho menos los cálidos y agradables "Te quiero" que le dices a quienes aprecias ¡Ni hablar de tus amargas lágrimas! - cada palabra era una pequeña caricia de parte del castaño hacia la mejilla del azabache - escúchame nadie y lo digo en serio, nadie merece tus amargas lágrimas.

Un pequeño pero dulce beso fue depositado sobre la frente de Veg, un dulce beso que lo hizo sentir como un tonto, un tonto que lloró al recordar los antiguos besos que su expareja le daba cuando estaban juntos.
Rubius se agachaba un poco para poder besar la frente del pequeño Vegetta.

Aunque quisiera dejar de ser tan patético y dejar su llanto por el híbrido atrás no podía, estaba totalmente desolado que aquella simple tarea de retener sus lágrimas era la más difícil para Veg. De seguro Rubén se encontraba riéndose en esos momentos, burlándose de cómo lo había destrozado sin compasión.

No quería seguir pensando eso, necesitaba más amor y cariño para no volverse a romper en aquellos momentos así que sin pensarlo mucho se lanzó sobre Borja para abrazarlo más de cerca. Vegetta quedó sobre las piernas de su compañero quien correspondió el abrazo sin dudar, era una escena muy linda y si alguien los viera por fuera pensaría que ese par era pareja, entonces los espasmos del azabache rompieron aquella escena tan tierna.

-Veg para - gruñe el castaño al sentir como los temblores de su amigo hace que sus miembros tengan fricción aún sobre la tela de sus pantalones.

El de orbes amatistas aleja su rostro asustado, está a punto de pedir perdón pero al observar al castaño a los ojos se queda totalmente embobado con estos. Entonces Vegetta se pierde entre los ojos mágicos de Luzu los cuales por cierto se encuentran dilatados.

No sabe a quien culpar: tal vez a su instinto, tal vez era el despecho o quizá, tan solo quizás, algo dentro de él quería hacerlo de verdad. Pero sin importar la razón que lo orilló a hacerlo, Veg se lanza a los apetecibles labios del mayor.

 Pero sin importar la razón que lo orilló a hacerlo, Veg se lanza a los apetecibles labios del mayor

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Honey: apodo cariñoso en inglés, su traducción literal sería miel. En este caso se usa para tratar de representar la dulzura de la persona.

Lo único que odio de editar es que se pierden los comentarios :(

¿Despecho? ; LuzugettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora