-¡Juan Carlos! No ensucies la sala de esa manera, recuerda que la otra vez me dejaste todo un desastre de lodo...- regañaba a su pequeño cerdito, mientras comía una manzana que recién había recogido de uno de sus árboles.Lo había encontrado solo en el bosque, todo un bebé, al parecer su madre lo había abandonado por el echo de ser tan pequeño. Si el no lo hubiera encontrado ahora estaría muerto de hambre, pero dio gracias a los dioses porque aquello no pasó.
Escucho un leve golpeteo en su puerta principal indicándole que alguien estaba en su puerta esperándolo, así que con el ceño fruncido dejo su manzana en la isla de la cocina y se encaminó a la puerta, que el recuerde no estaba esperando ninguna visita. Cuando la abrió encontró a cierto ojimorado frente a él, se veía más alto que antes y más guapo, dejando a Rubén con el corazón revoloteando cual cachorro emocionado.
Habían pasado ya varios años desde que ellos dos se conocieron y forgaron una gran amistad...a escondidas, pero lo habían hecho que era lo importante, solo que por temas personales del chico que estaba frente a él se dejaron de ver por aproximadamente unos cuatro años y medio, jamás le dijo la razón exacta pero desde que eso ocurrió, habían pasado cosas muy extrañas en Karmaland, desde robos de objetos por las noches hasta desapariciones de pobladores.
Cuando las desapariciones comenzaron a surgir, todo el mundo estaba tan extrañando ya que todos se conocían y según testimonios no había llegado nadie nuevo a Karmaland, por lo que no tenían ninguna sospecha aún de quien podría ser el causante, aunque empezaron a comportarse paranoicos los unos con los otros porque...realmente cuando alguien desaparecía, ya no lo volvías a ver y eso era exactamente lo que más le estaba preocupando al pueblo en los últimos meses y poco a poco dejaban de confiar cada vez más en los héroes.
Todo lo que era Karmaland se había convertido en un lugar frío y sin luz, todos los días por las noches había toque de queda y todo aquel que estuviera afuera sería asesinado en segundos por los guardias que transitaban por la zona, hasta los propios héroes...sin excepción alguna.
Ya no había esa luz y felicidad que albergaba aquel pueblo pintoresco, las cosas estaban siendo más duras de los normal por miedo, la gente tenía miedo.
Merlon por medida de seguridad, envió a Rubén a una cabaña algo alejada del centro del pueblo para evitar que le pasara algo, no lo permitiría, de todas formas ya lo había visto como un hijo por todas las vivencias que pasaron en cuanto a la infancia del pequeño niño de cabello platinado.
-Vegetta... ¿Que haces aquí? Creí que, te había pasado algo...- Dijo con voz entrecortada un sin podérselo creer, mientras se lanzaba hacia el envolviendo sus brazos alrededor de el cuello del contrario. Olvide decirles que...Vegetta se había ido sin siquiera decirle nada a Rubén.
-Hey...me alegro de verte, no sabes cuanto...-El de ojos morados mientras correspondía al abrazo se inclinó un poco olfateando el cabello del chico de enfrente, olía a fresas.
Rubén se separó de él para mirarlo a los ojos, lo había extrañado tanto y la verdad es que había cambiado mucho, se veía mucho más alto que el, más fuerte e imponente, podía transmitir poder con tan solo poderse recto, quedó totalmente perdido mirándolo de arriba a abajo siendo nada discreto, hasta que sus sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz del más alto, no se había dado cuenta que se escuchaba más masculino...
¿donde había quedado el niño tierno que lo salvó de su soledad?.
-¿Estas bien? te quedaste ido...-Mencionó en un todo divertido después de soltar una suave risa...dios, no podía ser más perfecto.
-Eh si si, solo estoy un poco confundido, creí que ya no volverías y ahora verte aquí parado en mi puerta principal me tomo desprevenido eso es todo, pasa por favor...- salió de su pequeño trance sonriéndole y haciéndose a un lado mientras abría más la puerta permitiendo que el contrario pasara.
-¿Quieres tomar algo? No tengo vino, a Luzu se le acabo por el momento, pero te puedo ofrecer algo de agua o fruta.- comentaba el de ojos verdes caminando hacia la cocina con el detrás.
-¿Luzu? ¿Quien es Luzu?...- pregunto el contrario en tono un poco brusco sin quererlo, ignorando por completo la pregunta.
-Luzu, es un buen amigo, es un héroe como yo... nos hicimos amigos en una misión que nos habían dado los dioses, iba con su novio.- Respondió sin tomarle tanta importancia y le entregó un vaso de agua de manzana.
-Me parece genial que hicieras amigos mientras yo no estaba, me tenía preocupado el hecho de que te quedarás solo.- Su voz cambio a una más relajada y ya tranquila tomando el vaso con cuidado sintiendo como sus manos rosaban por un par de segundos.
Después de hablar un rato en la cocina para ponerse al tanto de sus vidas, ambos caminaron hacia su sala sentándose en el pequeño sofá, a un lado estaba Juan Carlos durmiendo plácidamente sin importarle absolutamente nada lo que esté pasando en el mundo. El ambiente se sentía algo incómodo y se podía ver a kilómetros el nerviosismo que tenía Rubén con la presencia del ojimorado.
Pero poco a poco se fue aligerando cuando comenzaron a platicarse diversas escenas que pasaron juntos cuando eran solamente unos niños, las risas no tardaron en darle luz a aquel hogar, por un momento, todo se sentía tan bien como en los viejos tiempos.
Por segunda vez en su vida, volvió a sentir esa calidez en su pecho, se sentía querido, comprendido y amado. Nadie se había detenido a escucharlo, más que el...más que Vegetta.
Hola mi genteeeee
Se que ahorita la mayoría está triste por lo qué pasó en la boda
pero heeeey recuerden que todo es roleo.
No tenía muchas ganas de actualizar por esa razón pero intente hacer lo mejor :')
No olviden votaaar y comentar si les gusto o noLos quiere -A
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Soldier and King ||Rubegetta||
FanfictionDonde Ruben siempre quiso un héroe, pero este nunca llegó. Así que se convirtió en uno. Solo que las cosas cambiaron con su llegada a Karmaland.