✧ ɪɴ ᴍʏ ʜᴇᴀᴅ ✧

Confesión.

14/Octubre/2005

Horacio había estado saliendo con Germán, eran novios no oficiales, iban juntos a todos lados, siempre tomados de la mano, dándose uno que otro beso. Aunque el objetivo del pelirrojo era estrenar a Horacio sexualmente hablando, se lo había llevado tranquilo, incluso creyendo que estaba enamorado de la ternura del jóven. Por algún motivo este sacaba una parte de él que no conocía, una parte más real, menos egocéntrica, rejalada. Y entonces, entendía el porque Gustabo no quería perderle, pasar el tiempo con él era muy ameno, era encontrar a tu luz.

Germán también había logrado abrir un poco más a Horacio, hacerlo atrevido, tomar valor a lo que le daba miedo, aceptar sus gustos y exhibirlos sin miedo al qué dirán. Varias características suyas que le había inculcado al menor era vestir a la moda, siempre iban con conjuntos nuevos, comprados por el mayor. El arete en la oreja que llevaba Horacio a presión del pelirrojo, pero que no negaba que le encantaba llevarlo, otra de las cosas inculcadas, así como en ocasiones delinear sus ojos de negro, esto último el menor lo hacia muy a escondida de su padre, porque no dudaba que si lo viese de esa manera recibiría una paliza igual o peor a la que le dió cuando lo vio con la perforación en su oreja.

Horacio, aunque de momentos sí reía, disfrutaba de estar con el mayor, le enseñaba cosas nuevas y le estaba ayudando a ser más liberal, su felicidad no era completa, en primera se sentía mal por usar a Germán como peón, no se lo merecía, era buena persona. En segunda y las que más le afectaba era Gustabo, desde aquella noche le trataba seco y distante. Los primeros días no se preocupo, entendía que se hubiera enojado de que se fue con Germán, pero al pasar semanas se dió cuenta que Gustabo intentaba hacer algún plan para no verse con el pelinegro, o verlo lo menos posible, también en el trabajo tomaba rutas alejadas del menor.
Para Horacio esto era una puñalada, porque según él, Gustabo entendería después de una semanas y serían los amigos de siempre, pero no era así, se habían distanciado.

Entonces ¿De qué sirve usar a Germán como clavo?  Sí de igual manera, nuestra amistad se iría a la mierda. Pensaba el menor.

Este no entendía, ni sabía que había algo mayor contra lo que Gustabo luchaba.

— Pogo quiere ayudar, Pogo debe jugar con Germán para ver a Gustabo feliz. —musitaba esa voz en su cabeza.

Gustabo intencionalmente había evitado ver a Horacio, también estaba trabajando más y haciendo planes de lo que fuera, usualmente era distrayendose con David en la tontería que se les ocurriera. Pero todo con el objetivo de no escuchar esa voz, al menos no todo el día. Suficiente toleraba en las noches, noches que no conciliaba el sueño o se ponía a escuchar música para evadir los pensamientos.

Pedaleando la bici a una velocidad moderada, mientras su discman yacía en su mochila, siendo ligeramente aplastado por algunos periódicos que le faltaba por entregar. En sus oídos sonaba a volumen alto "Boys" de los Beatles. El discman se lo había regalado John al igual que los discos, por tanto tenía música  de los 40's hasta los 90's. En esta ocasión había tomado aleatoriamente los compactos de Franky Sentimental, Thriller, Songs From The Big Chair y Please Please Me. Algunos discos le gustaban más que otros, pero sí era sincero, el viejo no tenía mal gusto, al contrario, era música muy buena. 

Lanza un periódico, lanza otro, otro y otro, queda poco para acabar su última ruta del día. Había que pensar en qué la liaría hoy, hablarle al rubio no era opción, este tenía una cita con una chica. Andy había conseguido un empleo donde ganaba más y con esto se estaba pagando una escuela, trabajando en las mañanas y estudiando en las tardes ya no le quedaba tiempo para ir con la pandilla, así que por default estaba descartado. Salir con alguna chica podía ser opción, pero al final siempre buscaban lo mismo, besarse y tener sexo, cosa que al castaño le desagradaba, no le gustaba tener ese tipo de contacto, si lo llegaba a tener era para algún beneficio, como lo fueron los bolos. Pero por gusto, prefería encerrarse en su habitación y matarse a pajas, que acostarse con alguien.