-¿Qué?- Pregunté, tratando de asimilar sus palabras.
-Que tu le gustas a él, a Felix.- Dijo. Pero ya era tarde, la fierecilla ya se había ilusionado.
-No creo gustarle más que Chrid. Y la respuesta es... que quizá me agrade un poco, pero, me quedo como su amigo.- Respondí, ignorando el hecho de que mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho.
-Eres sincero. -Esbozó una delicada sonrisita de alivio al ver que yo no dije nada sobre lo que él había dicho. -Y, quiero conocer a ese chico, Chris. Me hablas de él y no sé siquiera quien es. -Me reí.
-Es él chico del laboratorio de fotografía. Un día te llevaré.
-¿Prometido?
-Prometido. -Reí. -Siguiente pregunta.
-¿Qué te contó Sorn el otro día?
-¡Tramposo! -Negué con la cabeza riendo. -No te voy a decir, no seas curioso, Lee. -Me miró y enarcó una ceja.
-Perdón, »Minho«. -Sonrió. -Y no te diré.
-¿Tiene algo que ver conmigo?
-Contigo, conmigo, con Felix, con todos. -Divagué, saliéndome por la tangente. -Última pregunta.
-¿Ya es la última?
-Así es, curioso. -Asentí.
-Está bien. Bueno, tú conoces a Yeeun mejor que nadie, y me conoces a también a mí, ¿cierto? -Asentí. -Bien, ¿crees realmente que ella y yo...? No, ya sé, ¿crees que Yeeun es lo mejor para mí y yo para ella? -Abrí los ojos de par en par, ¿qué? ¿Ahora dudaba? ¿Y me preguntaba a mí?
-Bueno, mira. -Balbuceé y me humedecí los labios, repentinamente secos. -No se trata de lo que opine o lo que la gente diga; aunque tú los has oído, dicen que ustedes son la pareja ''perfecta''.- Hice comillas en la palabra perfecta.- Pero te repito, los comentarios de la gente no importan, lo que verdaderamente importa es lo que tú y ella sienten. Si la amas, y ella a ti, ¿qué importa lo demás? -Tenía la mirada baja al igual que la cabeza que ligeramente se inclinaba hacia abajo.
-Gracias. -Musitó.
-Cuando quieras, Min.
Levantó la mirada de pronto e hizo que me corriera hacia atrás por el repentino movimiento.
-Tengo que irme, discúlpame con Yeeun, ¿si? -Se levantó del sofá dejando un beso cerca de mis labios y caminó hasta la puerta. Instintivamente lleve una de mis manos a la mejilla, donde recientemente sus labios habían hecho contacto.
-¿Por qué te vas? -Inquirí, desorientado, aun sentado sobre el sillón.
-Las preguntas se acabaron. -Sonrió. -Hasta mañana, Sung. -Y salió por la puerta. Dejó la habitación vacía y a mí en ella. Cuando lo capté, pude distinguir también un fiero deseo de mantener su presencia aun allí, conmigo. Giré sobre mi asiento y miré la rosa sobre la mesa, suspiré. Salí disparado a mi habitación y rebusqué el cajón inferior de mi mesa de luz aquellas fotos con el rostro de ángel. Me quedé sentado en el suelo de la habitación, recargado en uno de los lados de mi cama, mirando lo que tenía en las manos.
¿Qué era eso que sentía en mi estómago? ¿Por qué el corazón se me aceleraba cuando no debía?¿Por qué... sentía que Minho me gustaba? Era sumamente atractivo, sin duda y sensacional, también. Estar a su lado era como no querer que el tiempo avanzara, querer detener las manecillas del reloj y mandarlas en sentido contrario. Su mirada angelical era como la fábrica de luces de Navidad. La sonrisa que miraba en su rostro me llena de algo que me es inexplicable. Él de alguna forma me hace recordar lo que es sentir, saber que uno existe.
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Manual de lo prohibido⭑⭑⭑ Minsung
FanficÉl, algo muy parecido al príncipe azul de los cuentos de hadas. Ella, la mejor amiga con la que deseaba toparme desde los 6 años, única e incondicional. Decían que era la chica perfecta para él. Yo, situado justo en el medio, enamorado del novio de...