-Hola- Me dijo.
-Hola. -Musité, aun confundido.
-¿Puedo pasar? -Preguntó.
-Adelante. -Animó Yeeun, esperando ver la escena que ya imaginaba. Recordé las palabras de Sorn de esta mañana, y me esforcé de veras por no sacarle provecho al asunto. Al menos no a propósito.
Felix condujo sus pies hasta quedar atrás de mí, y luego yo cerré la puerta, temiendo por lo que pudiera pasar a continuación.
-Ten, es para ti. -Me dijo cuando lo miré y me extendió el ramo. No quería, pero no pude evitarlo y miré por la colilla del ojo a Minho, quien tenía un ceño ligeramente fruncido. Luego Yeeun, quien con ojos como platos contemplaba la escena, ajena a la expresión de su novio y completamente emocionada; como de esas niñas que ven un espectáculo de navidad en primera fila y apenas pueden esperar para saludar al sujeto gordo vestido de Santa Claus.
-Gracias, Lix. -Tartamudeé, tomando el ramo.
-Te dije que lo haría y bueno, yo siempre cumplo. -Musitó. Antes de que pudiera yo decirle algo, Yeeun habló, pero para Minho.
-Oh, amor, eso me hizo recordar. -Dijo. -Gracias por la rosa. -Besó su mejilla. Minho, desconcertado, frunció el ceño.
-¿Cuál rosa? -Preguntó.
Oh, oh. Pensé. El corazón se me aceleró en un intento de explotar de nerviosismo y las manos desprendieron un poco de sudor frío.
-¡Eh, Minho! -Dije, adelantándome a la situación. -La rosa que le dejaste a Yeeun ayer, como disculpa porque no pudiste venir, ¿Recuerdas? -Rogaba para que el rubio me siguiera la corriente y también porque no se molestara conmigo. Miré de reojo a Felix, quien sabiamente guardaba silencio y su rostro me decía que trataba de comprender lo que estaba sucediendo.
Los ojos de Minho me miraron extraños. Fue una mirada que no supe describir, sus ojos algo me dijeron pero yo no entendí, estaba demasiado nervioso como para ponerme a descifrar el mensaje que me gritaban. Luego de un silencio, el ojimiel retiró su mirada de mí y le sonrió a su novia, acto que provocó que la fierecilla se removiera incómoda por alguna razón.
-Sí, ya recuerdo. -Musitó, casi sin ánimos. -De nada. -Dijo. Suspiré de alivio. Después de eso, mi amiga volvió al ataque.
-Y Felix, ¿a qué se debe tan gran detalle con Jisung? -Preguntó curiosa, preparada quizá para la bulla.
-Emm... -Tartamudeó.
-Porque somos excelentes amigos, ¿verdad? -Interrumpí.
-Claro. -Dijo el interpelado.
-Chicos, les daremos privacidad. Felix y yo iremos a mi habitación. -Tomé la mano de mi amigo mientras que con la otra aun sostenía el ramo. -Vamos. -Lo llevé hasta mi cuarto, mientras que este trataba de comprender mucho más todo lo que había ocurrido antes. La mirada inquisidora de Yeeun a mis espaldas y la de Minho, desconcertado y con la mandíbula tensa, también nos seguía, hasta que nos deshicimos de ambas al cerrar la puerta. Cerré los ojos y suspiré.
-Dios... -Murmuré, aliviado.
-¿Qué acaba de ocurrir allá afuera? -Preguntó confundido. Lo miré y suspiré de nuevo, era hora de contarle todo.
-Tenemos que hablar. -Dije y le hice seña de que se sentara sobre la cama entre tanto que yo me sentaba a su lado y ponía el ramo sobre la almohada.
-¿Qué pasa? -Preguntó, inquieto.
-¿Recuerdas ayer cuando te dije que si alguna vez te había gustado alguien prohibido? -Inquirí, en voz baja. Él asintió. -Bueno... -Guardé silencio por un minuto, mientras que los ojos de Felix esperaban que siguiera hablando. -Creo que estoy enamorado de Minho. -Admití, casi con un hilo de voz.
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Manual de lo prohibido⭑⭑⭑ Minsung
FanficÉl, algo muy parecido al príncipe azul de los cuentos de hadas. Ella, la mejor amiga con la que deseaba toparme desde los 6 años, única e incondicional. Decían que era la chica perfecta para él. Yo, situado justo en el medio, enamorado del novio de...