Era un día soleado, las nubes se veían tan esponjosas como la lana de una oveja. Suspiraba con tranquilidad mientras ordenada los papeles en su portafolio.—Hola cariño ¿Qué haces? —preguntó el ojinegro, mientras depositaba un beso en su mejilla.
—Acomodo los papeles de la empresa, es muy estresante ver tantos pagaré y documentos en distintos idiomas.
—Cuando te vuelvas loca sabes que cuentas con su psicólogo de cabecera —sonrió con burla sin dejar de mirarla.
—Ja ja qué gracioso eres anciano —contrataco la fémina riéndose al ver la cara de su amado prometido.
—Hmp —se puso de pie alejándose de la joven mujer con dirección a la cocina.
Dejando sus cosas de lado fue detrás de él abrazándolo por la espalda—. Vamos Sasuke-kun no seas dramático sabes que te adoro con todo mi corazón.
—Hmp eso ya lo sé no pudiste resistirte a mi belleza.
—Cállate, que no has escuchado lo que siempre dicen —soltandose el Uchiha se volteó confuso—. No sabes a lo que refiero.
—Explícate.
Abrazándolo oculto el rostro en su pecho y susurró—. Que entre más viejo el vino más bueno sabe.
La escucho reírse haciéndolo sonreír de tal tontería pero amaba escucharla—. Tonta mocosa —correspondió el abrazo depositando un beso en su cabeza.
•••
Hoy era el cumpleaños veintiuno de Hinata estaba nervioso de ir a su casa puesto que fue su paciente y era un poco raro ir a casa de la Hyūga.
Inspiró y soltó el aire para relajarse, colocó su saco y tomó sus llaves saliendo de su departamento. Subiendo a su automóvil emprendió la marcha a casa de la ojiperla.
El camino se le hizo eterno pero llegó a la residencia; era hermosa una gran casa con un gran portón de madera. Llamando a la joven un hombre salió indicándole que podía dejar su auto dentro y así lo hizo al estacionarlo bajo y fue llevado hasta la gran puerta.
Tocando el timbre divisó a una pequeña castaña sonreírle y pasarlo a la gran sala.
—Sasuke-kun bienvenido —abrazó enfrente de toda su familia lo cual lo hizo sudar.
—Mucho gusto —dando una leve reverencia la familia de Hinata le regreso el saludo con una sonrisa.
—Pase está en su casa Uchiha-san —respondió el patriarca con gratitud.
—Llámeme Sasuke Hyūga-san.
—En ese caso puede llamarme Hiashi.
El tiempo pasó tan rápido, pero se sentía bien; ambas mujeres reían con alegría y muecas de parte de los tres hombres presentes, hasta que el menor de ellos habló.
—Bien Hinata-sama es hora del pastel —todos los presentes cantaban la canción de cumpleaños—. Pida un deseo y apague las velas.
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Sánandote
Short Story"Deseaba morir, desaparecer de este ruin mundo. Pero llegaste tú, iluminándome con tu presencia..."