>Evan<
Los días para mí habían sido eternos, Ramiro se encontraba bien o eso quería creer, pues tenía más de una semana que no entablaba una conversación con él.
Después de regresar de aquella salida al consultorio se encerró en el baño, pero nunca pude entrar hasta que notifiqué a las enfermeras, ellas llegaron y simplemente me dijeron que Ramiro no quería hablar conmigo, que fue una tarde muy dura, pero claro que no lo entendí hasta que lo vi salir del baño con algo en la nariz.
Una sonda nasogástrica se encontraba pegada a su rostro con un par de pequeñas cintas, intenté preguntar el porqué de la decisión tan repentina, pero nadie me contestó.
—Evan —dijo Aquiles al ver como me perdía entre pensamientos, supongo que al verme tan solo pensó que tenía una oportunidad—. Parece que estás en otro planeta
Si logrará entender que lo que intentó es descubrir un universo entero.
—Lo siento —Regresé mi vista con una supuesta sonrisa, no me gustaba verlo apartado solo con su cámara en mano.
—¿Puedo seguir con el relato? —Todos esos días, al ser totalmente evadido por mi compañero de cuarto, tuve que hablar con ellos y por fin había encontrado una parte del rubio que no me fastidiaba tanto
—Tengo que ir a hacer algo —Tomé mi tanque de oxígeno y lo arrastré por el césped en dirección a Ramiro, que solo me miró de reojo y se colocó unos audífonos.
Le quité los audífonos y me coloqué frente a él.
—¿Seguirás ignorándome?, porque ya estoy harto.
Parecía que simplemente no existía y quería gritar más preguntas, pero solo serían inútiles.
—¿Qué no te cansas? —Habló Aquiles al verme llegar triste sin ningún éxito, ¿cómo no estarlo?, si la única persona que me hacía sentir que de verdad vivía la vida me ignora totalmente.
—Ramiro no quiere verte, ni hablar contigo, tiene que tener una razón —Elena siempre era un poco más cautelosa con lo que decía—. Por favor solo hay que acabar de comer.
—Sí, claro —Lo observé en el césped, sabía que algo pasaba, pero no entendía muy bien que era.
Después de acabar todas las actividades en el jardín regresamos al cuarto, parecíamos dos completos extraños en una habitación.
—¿Te meterás a bañar? —Silencio fue lo único que recibí.
Odiaba que las preguntas solo jugarán conmigo, así es como me sentía, hace una semana que él me prometía estar a mi lado y solo estaba callado.
—¿Ya me dirás qué es lo que tienes? —Me puse frente a él y coloqué mi mano en su pecho—. Porque ya me tienes hasta la madre con ese comportamiento, creí tantas cosas estúpidas.
—Ev, ¡Evan! —Corrigió inmediatamente—. Deja de molestarme.
—¿No quieres hablar conmigo?, Porque yo sí —Lo empujé sin hacer que se tambaleara, maldita fuerza de niño pequeño que a veces tengo—. Y me tienes que escuchar.
—¿Para qué quieres hablar conmigo?
—Para ser nosotros, para ser un par de estúpidos hablando de cualquier cosa, para que nos apoyemos en toda esta mierda dolorosa —Siempre fui muy explosivo, pero intentaba soportar cada impulso—. No sé qué pasa por tu cabeza, pero no puedes cortar la comunicación de la nada.
—Simplemente, no puedo, no quiero estar cerca de ti —Quitó mi mano de su pecho y la dejó a mi costado.
—Entonces lárgate de este cuarto —Lo empujé con todas mis fuerzas, esta vez logré que se golpeará con los cajones, me sentía totalmente confundido y enojado— porque estoy harto de tu maldito comportamiento, es más, mañana mismo yo me iré a un cuarto solo.
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HASTA EL ÚLTIMO SUSPIRO
Teen FictionEl cáncer siempre fue un impedimento para amar, hoy es el que me lleva a conocerte y a tener momentos muy lindos a tu lado, momentos que terminan hasta el último suspiro. (TERMINADA) No se permiten adaptaciones.