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—¡Silva!

Exclamó la pelirroja, enfadada, a la par que ingresaba al comedor. Su cabello carmín con notorias ondulaciones le caía sobre la espalda y parte del rostro ya que su usual bandana y sus moños no estaban presentes.

—¿Qué pasa, chica?

El acróbata dejó de beber su malteada de plátano para mirar a la médica, quien se aproximó inmediatamente hacía él nada más escuchar escuchar su voz.

—¿Cuántas veces te he dicho que no agarres mis cosas?

Ajay se cruzó de brazos y frunció el entrecejo. Octavio lo intentó, pero no pudo evitar reír al contemplar lo graciosa y -de una manera extraña- tierna que se veía la morena, así que optó por estirar sus brazos y rodear la pequeña cintura de ésta, abrazándola.
Che trató de alejarse de él, pero se rindió al notar que no iba a ceder.

—Te hice una pregunta, ¿no piensas responder?

Insistió nuevamente Lifeline.

—Estaba jugando con tus ligas en la terraza y...

Octane disminuyó notoriamente el volumen de su voz.

—Salieron volando...

—¡Octavio!

Le regañó Ajay. El agarre del adrenilico se deshizo y finalmente bajó la cabeza, apenado. Pocas eran las veces que sentía vergüenza por alguna de sus tonterías, pero Ajay era muy importante para él y cada reprimenda que recibía de su parte lo ponía en una bochornosa situación. La pelirroja suspiró con pesadez, dando por pérdidas sus ligas y se retiró de allí, con una evidente impotencia. Silva jamás cambiaría.

Loba escuchó toda la situación desde la barra que conectaba la cocina con el comedor. Acarició suavemente sus trenzas y sonrió ladina al llegar a las ligas de Ajay que mantenían el amarre. La noche anterior, después de "visitar" a Octavio, él se las había prestado para sujetar su cabello y que nadie sospechara, pero para ella eran un regalo, un regalo que declaraba el amor que ambos sentían y que era interrumpido por Ajay.

Pacify her [Apex Legends three-shot ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora