Te conocí

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La vida me ha enseñado demasiadas cosas durante mis 25 años. Mi familia me ama y yo a ellos. 

Fue difícil atravesar la decepción y todas las complicaciones que llegaron cuando me declaré abiertamente homosexual. Pero al final mis padres supieron apoyarme.

Tuve demasiado amor y felicidad durante mi adolescencia y niñez que nunca nada llegó a lastimarme más de la cuenta.


Hasta que te conocí.

Te amé demasiado. Aún te amo. Los recuerdos llegan como tsunami a mi mente. Recuerdo el día que salí de fiesta con mis amigos al bar como cada fin de semestre. Éramos jóvenes y queríamos divertirnos después de una época de exámenes bastante estresante. Bailamos, bebimos, reímos, lloramos. Nos sentíamos eufóricos y que podíamos comernos el mundo completo si queríamos.


Por eso no me fue difícil aceptar tu trago ni tu invitación a bailar. Digo, no todos los días conoces un hombre alto, guapo, moreno, sonrisa hermosa y esos lindos pozos que me hacían querer sumergirme en ellos cada vez que me sonreías. Bailamos lo que restó de la noche y no me importó verme "fácil" al invitarte a mi departamento. Eras todo lo que yo buscaba en un hombre, en una pareja.


Esa noche fue mágica, y que decir del sexo. Dios mío, me he enamorado durante mi vida. Pero nunca sentí que alguien encajara tanto conmigo como tu lo haces. Nunca nadie me hizo sentir esas chispas al tocarme, que parecía estar viendo los fuegos artificiales. Nunca nadie hizo acelerar tanto mi corazón, ni tampoco hacer que mis manos sudaran con ésa intensidad.


Seguimos frecuentandonos. Seguimos compartiendo cama varias veces más. Poco a poco me quedé prendado a ti. Me cautivabas, no podía hacer nada en contra de ello. Comenzamos a salir, no solamente a bares. Citas. Cines, restaurantes, paseos por el Río Han. Conociste a mis amigos, congeniaste con ellos. Todo lucía perfecto para avanzar al siguiente nivel. Esperaba con ansias que me pidieras ser tu pareja.


El día que lo hiciste fui el hombre más feliz de Seúl. No. Fui el hombre más feliz de todo el planeta. Me entregaste un ramo de rosas, me llevaste a cenar, dimos un paseo y me dijiste que nunca querías separarte de mi. Que me harías feliz toda la vida. Oh, pobre iluso. Que idiota fui al creerte.


Reunimos a tus amigos y los míos. La forma incómoda en la que ellos me veían, debí tomarla como una señal. Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver. Durante nuestras salidas te vi discutir con Yoongi, tu mejor amigo. Nunca intervine, porque no quería. No quería enterarme de lo que yo ya sabía. Es por ello que dejaste de invitarlo a nuestras reuniones. Pensando que eso iba a "eliminar el problema". Todo siguió como de costumbre. Ya teníamos tiempo juntos. Pero notaba como te alejabas para contestar llamadas "de trabajo". Como mensajeabas con una sonrisa cuando esperabas en el auto por mi. "Es Yoongi", esa siempre fue la señal para dejar el tema de lado si no quería terminar en una discusión contigo.


Al principio podría discutir y molestarme, pero eso sólo provocaba que te molestaras más y me dejaras hablando solo. 

"Si eso es lo que tu piensas de mi, es mejor que terminemos".

No me pueden culpar, no te quería perder. Era más fácil dejar de lado mi orgullo (Y mi dignidad) para poder estar bien contigo. Me esforcé para que siguiéramos juntos aunque pareciera que tu no querías lo mismo. Las citas fueron disminuyendo, y junto con ello las llamadas, las visitas inesperadas, los mensajes de buenas noches. Todo iba en picada. Mis amigos me decían que lo mejor era alejarme, que lo único que podías hacer era dañarme. Que eso no era amor.

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⏰ Última actualización: Aug 10, 2020 ⏰

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