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Tanto una mujer siendo niña como una niña vuelve a ser mujer es un relato el cual está completo en plan travesuras y vivencias de la diosa Aneesa Auro en Facebook, donde la diosa se vuelve pequeña un mes y tiene que convivir con ello a la misma vez tiene que convivir con unos hijos que no la reconocen y someterse a un hermano que más que deseo sexual que se verá en los próximos relatos que suba, es deseo de controlar y poseer como adquisición a Aneesa, como si de un trofeo se tratará.
Poco a poco voy subiendo relatos y momentos para que se conozca más la vida de este personaje inventado que vive en la realidad de una mitología y unos dioses reales y con relaciones y leyendas reales.
[ 9 de julio a las afueras de Nueva York]
Aquel día me sentía inquieta, sentía como me miraban en todo momento, como una voz que parecía de un sueño me llamaba a gritos y en el momento que me daba cuenta el vello de mis brazos y nuca estaba erizado como avisándome de algo que no llegaba a descifrar.
La primera sensación conocida y familiar que había recorrido mi cuerpo, había sido mientras le daba el desayuno a mis hijos que como todas las mañanas hacían sus travesuras para ponerme el desayuno más entretenido, aunque le gustarán ellos siempre jugaban o se tiraban jugo o cereal por encima, fue en aquel momento que lo sentí, todo mi cuerpo se estremeció, hasta las células microscopicas de mi cuerpo, me avisaban, ¿pero de que exactamente?, no lo sabía, y algo en mi interior se retorcía algo que no dejaba de sentir en el Cairo y que al marcharme de él había desaparecido.
Aún así el día siguió, sin más alarmas, sin más susurros a escondidas, solo un caluroso día de verano, donde los niños reían a carcajadas y jugaban en la piscina con sus manguitos para el agua, se salpicaban agua en la cara y uno de los dos lloraba gritando " mamiiiiii, abrahel no para" o " mamiiiiii zaphi me a salpicado o mordido", sus melodiosas voces a gritos era el único ruido que acallaba el canto de los pájaros o el chirrido de las cigarras que descansaban cantando en la sombra y yo simplemente me limitaba a ser observadora de tanta vida, de tanta felicidad, ellos eran el futuro de todo y eran lo que más amaba en ese mundo, mientras mi fiel amigo Tom, mi Alaska malamute correteaba de un lado a otro ladrando a los niños si estos llegaban a pegarse, como si fuera el cuidador y los regañara, no había vision más perfecta que aquel momento único, que hubiera deseado que durará para siempre pero no que se parará y eso pasó.
Una vez más volví a sentir la alarma de aquella mañana, mi cuerpo se estremecía con violencia y el tiempo se paro, todo quedó en silencio, más unos pasos se acercaban donde estaba sentada viendo a mis hijos en una banca de piedra, no quise girarme, pero ahora sabía quien era...
Había sacado todo el poder y la teatralidad de su madre, su presencia era arrolladora y era consciente de todo su grandiosidad, solo el podía lograr algo así...- Cuanto tiempo sin verte Nefertum... -
Mencione en un hilo de voz para que no notará mi temblor, sabía que su presencia no era casualidad, ni quería ver a sus sobrinos ya que los odiaba, incluso lo supe cuando se los dejé a su cargo aquella vez en el Cairo que tenía que ver a mi padre Anubis, pero también sabía que a nadie más le podía confiar nada, pero verlo allí como se había quedado en mi espalda acariciando mi cabello supe que algo buscaba o que mi madre lo enviaba. No obtuve respuesta a mis palabras así que prosegui, porque odiaba el silencio.
- Si ella te envió ya puedes decirle que no estoy interesada en volver, así que puedes volver por donde viniste-
Escuche su peculiar risilla que en otro tiempo me había embaucado y provocado que rodará los ojos en blanco, tomó un mechon de mi cabello y viéndolo de reojo vi como lo besaba.
- Ella está muy enojada, aunque supongo que ya lo sabías, tu visita de la otra vez no le gustó y menos que no te hubieras presenciado ante ella, Aneesa, aun así no estoy aquí por ella-
Su voz resonó logrando hacerme suspirar, mire al frente como mis hijos estaban paralizados por el paro temporal de Nefertum, sentí miedo por ellos, aunque si era necesario mataria a cualquiera que se les acercará incluso al mensajero.
- ¿Quiere castigarme?... De todos modos no puede tocarme estoy fuera....-
Su voz poderosa me hizo callar y note como el mechon de mi cabello volvía a resbalar por mi espalda cuando el lo solto y se acomodo a mi lado, girandose a ver a sus sobrinos.
- shhhh...ya callate, te dije que no estoy aquí por ella....sabes este momento me recuerda tanto aquel festival de verano en el templo, sentados juntos mirando el eclipse lunar, solo que tú aún eras una niña, ahora eres toda una mujer Anee...aquel día que te vi corriendo por las calles del Cairo con esos mocosos en brazos y esa niña demonio, me despertaste viejos recuerdos, desde entonces no dejé de pensar en ti...-
Su cuerpo se acerco al mío, sintiendo el peso de su cuerpo y como se inclinaba y olía mi cuello, acariciando mi hombro, sentí rabia por su osadía y por como se había referido a mis tres hijos, sin contar que yo no era aquella niña al menos ya no que sólo vivía en la sombra de él y esperando por sus atenciones....
Lo empuje con fuerza haciendo que se cayera de la banca, sus mejillas se sonrojaron y sus ojos se llenaron de cólera por la humillación, se levantó de un solo salto y me dio una bofetada, sintiendo como mi mejilla me estallaba, se apartó de mi y me señaló jurando.
- Te arrepentirás de esto bastarda y hasta que supliques tendrás dos castigos, tus hijos no se acordaran de que eres su madre y la otra la veras en el espejo-
Con su sentencia se marcho sin más, el tiempo volvió a su movimiento, y aún sintiendo como mi piel me ardía y mis ojos se llenaban de lágrimas, los niños empezaron a llorar y cuando fui a levantarme de la banca tropecé dandome cuenta que mis pies no llegaban al suelo, desde el suelo vi llegar a la nana de los niños y con cariño calmarlos, cubrirlos con toallas y sacarlos de la piscina mientras me miraba asombrada sin saber qué decir.
Pase mis dedos por mi rostro perpleja de la maldición que me había echado mi medio hermano, sin saber porqué motivo era una niña pequeña.....
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Relatos Cortos Del Pasado De Aneesa
Short StoryPrimer relato sobre la mitología Egipta donde Aneesa la hija pequeña y bastarda de Sekhmet tiene que vivir en el Palacio de su madre, bajo la atenta mirada de la diosa Leona y todo su entorno.